MOSTRA DE CINEMA DE TIRADENTES 2020 (05): ASOCIACIONES LIBRES, RESONANCIAS LIBERTARIAS

MOSTRA DE CINEMA DE TIRADENTES 2020 (05): ASOCIACIONES LIBRES, RESONANCIAS LIBERTARIAS

por - Festivales
02 Feb, 2020 02:20 | Sin comentarios
Las películas de la Mostra no están alejadas del fuera de campo del cine, eso que se denomina lo real.

El 25 de enero de 2019, la destrucción de una represa minera en el municipio de Brumadinho provocó inundaciones y derrames de residuos tóxicos que causaron la muerte de 270 personas identificadas hasta el momento (otras siguen desaparecidas). Según la Agencia Nacional de Minería, la tragedia se podría haber evitado si se hubieran proporcionado los informes técnicos correspondientes; en tal sentido, la Cámara de Diputados aprobó la acusación a la multinacional brasileña Vale, a la compañía alemana Tüv Süd y a 22 personas más de ambas empresas por homicidio, lesiones corporales y contaminación. A un año de esta atrocidad, el presentador de los films de Tiradentes pidió al público un minuto de silencio. En países como los nuestros, donde el sistema de explotación que regula las actividades económicas mata, daña la salud y devasta el medio ambiente, la naturaleza y la política están intrincadas en la lucha por la sobrevivencia. Durante el mes de la 23ª Mostra de Cinema, en Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais, murieron 55 personas por consecuencia de lluvias demoledoras que afectan dramáticamente a los sectores más expoliados.

La relación entre cuerpo, condiciones climáticas y explotación se figura estéticamente en varias de las películas que pasaron por esta edición del festival. El sertão nordestino, marcado por la sequía y por la escasez, y las aldeias de pescadores, contracara de las praias turísticas, forman parte de los escenarios llevados a la pantalla desde la revolución cinematográfica de los sesenta, que se continúa en obras como Sertânia (Geraldo Sarno, 2019) y Sequizágua (Maurício Rezende, 2020)[1], situadas en la inmensidad de la tierra arrasada por la carencia de agua. Punteada por el estruendo de tres explosiones para la extracción de materia prima, Mascarados (Marcela Borela y Henrique Borela, 2020), por su parte, plantea un conflicto sobre la lógica del trabajo entre la aridez de una pedreira y la fiesta de celebração del Divino Espíritu Santo.

El racismo y las desigualdades de clase y de género; la violencia institucional, el hambre, la desocupación, la represión a los movimientos sociales que luchan por derechos básicos como el acceso a la vivienda, al trabajo, a la educación; la discriminación y la persecución a quienes expresan formas de vida y sexualidades inasimilables por el patriarcado heteronormativo: todos estos tópicos están presentes en el cine brasileño contemporáneo que recorre Tiradentes, un cine que evidentemente decide mirar de frente los problemas económicos, sociales, culturales y políticos, abriendo nuevas vías para la imaginación. Es por ello que la dimensión reivindicativa salta a la vista como principal estrategia retórica de la programación, en las presentaciones de los films (que ponen de relieve las condiciones de producción) y en las proyecciones, en las discusiones y en los conciertos.

Enraizada en la historia y en los debates alrededor de la apropiación simbólica y el saqueo, la interpelación es constante: “ser uma mulher negra disposta a sonhar é uma expressão de desobediência civil inquestionável”, se enuncia en un pasaje de Um dia com Jerusa (Viviane Ferreira, 2019); al término de Até o fim (Ary Rosa y Glenda Nicácio, 2019), centrada en un grupo de amigas que conversan sobre sus historias de vida, donde las voces de mulheres negras se vuelven omnipresentes, hubo ovación; aplausos, silbidos y gritos enérgicos también proliferaron cuando una de las realizadoras negras dijo: “somente nós podemos falar sobre nós mesmos”. En esta línea, Cadê Edson? (Dácia Ibiapina, 2019) sobresale por la fuerza de su impacto: “Não acho que a polícia salve o país”, “tenho 33 anos; nunca precisei da polícia para nada”, denuncian miembros del Movimento dos Trabalhadores Sem Teto. Tal vez la película más sorprendente, en esta dirección y en varias otras, sea É Rocha e Rio, Negro Léo (Paula Gaitán, 2020)[2],que la directora elabora como si fuese una Jam session registrada desde la perspectiva de la microhistoria: la narración biográfica que el músico desarrolla en primera persona despliega un cosmos alucinante con foco en su vida personal, en sus certeras opiniones políticas, en sus gustos artísticos, y a través del personaje se aventura una mirada renovadora del cine documental en relación con las subalternidades, los centros y las periferias.

En varios de los films, la figuración del deseo se expone como un desborde que se vuelve incontenible. Por ejemplo, en A felicidade de las (Carol Rodrigues, 2019), que empieza con los sonidos de una manifestación en la que mujeres con pancartas en contra de la opresión sexista cantan melodías de protesta y prenden bengalas violetas, hasta que llega la policía y se desata una feroz persecución. Dos chicas se ocultan en un edificio ruinoso y, mientras permanecen escondidas, en penumbras, aflora el deseo entre respiraciones humedecidas. De pronto, literalmente las compuertas se abren y un caudal de agua descomunal se derrama sobre la ciudad. Sem nome, mas com endereço [3], la hechicera canción que acompaña los créditos finales de este cortometraje donde el sexo y la resistencia hacen frente a la represión, entona los siguientes versos:

Me sinto um peixe
Fora do aquário, dá pra ver
Tô indo pro imaginário do teu peito
No compasso do que faço
Aperto o passo, encontro o teu jardim
No paraíso das manhãs
Pétalas brancas caem em mim
Eu vejo você vindo

En el plano inicial de Pattaki (Everlane Moraes, 2019) se ven unos peces tirados en el piso que intentan contener la respiración; a continuación, el sonido de una canilla que gotea se amplifica en la imagen de un balde que va colmándose. Unas paredes descascaradas revelan filtraciones que anticipan la inminencia de un aluvión. La criteriosa composición curatorial de esta sesión de curtas, en la que se proyectaron ambos films, realza el imaginario acuático en torno al deseo que palpita en medio de espacios devastados: una potencia cuya liquidez se esparce por los cuerpos que conviven en disidencias políticas y sexuales.

Esas otras vidas afectivas, impregnadas de un deseo de transformación continua, camaleónica, que se esparce por la superficie de los films, encuentra en Manção de amor (Renata Pinheiro, 2019) una forma sugestiva. “Nós metamorfoseamos”, le dice el personaje que interpreta Tavinho Teixeira a su amigo, sentados en una pequeña sala despojada donde se desarrollan shows de transformismo, y continúa: “Eu já fui Batman, você precisa de um Robin” (un claro guiño a Batguano, la genial película que juguetea en torno al homoerotismo entre estos personajes que deciden salir en busca de otras galaxias para vivir). En el cortometraje de Pinheiro ellos se ríen, toman cerveza y hablan de disfraces, mientras uno se maquilla y el otro lo observa, hasta que acontece el espectáculo solitario, dirigido exclusivamente al público que está del otro lado da tela, entonando unos versos del fado de Amália RodriguesNem às Paredes Confesso[4]:

De quem eu gosto

nem às paredes confesso

E até aposto

Que não gosto de ninguém

Podes sorrir

Podes mentir

Podes chorar também

De quem eu gosto

Nem às paredes confesso

Las melodías van desplegando estados de ánimo nostálgicos, como en el plano del final, donde se los enfoca de espaldas, caminando por una calle de la zona portuaria de Recife, con el día ya amanecido, en dirección al mar.

Por cierto, se podría hacer un recorrido transversal por la grilla del festival a partir de la multiplicidad de usos de la música, desde los más tradicionales hasta los más innovadores, en todos los casos fascinantes. Se trata de canciones que contienen una carga simbólica significativa. En Na boca do mundo (Antõnio Pitanga, 1978), la actriz, cineasta, compositora, productora y cantora Norma Bengell encarna a una mujer adinerada que seduce, envenena y por último prende fuego a su amante, empleado de una gasolinera que andaba namorando con una joven pescadora. Atraído por el juego a dos puntas que le hace(n) padecer las idas y vueltas del amor, entre un humilde futuro incierto y unas promesas inverosímiles de prosperidad, Amante Amado, un samba de Jorge Ben interpretado por Caetano Veloso [5] se inserta de manera recurrente como Leitmotiv del personaje:

Eu quero que você me pegue
Me abrace e me aperte
Me beije e me ame
E depois me mande embora

La inesperada resolución del triángulo amoroso consiste en una alianza entre ambas mujeres, quienes tras haber concretado la venganza emprenden un viaje juntas. Se trata, ciertamente, de un motivo recurrente: el proceso de formación de un vínculo afectivo entre mujeres que se conocen por casualidad, aunque ya sin la necesidad de apelar a un tercero en discordia, adquiere en Um dia com Jerusa una profundidad generacional y racial, donde la voz cautivante de Virgínia Rodrigues en Senhor do Fogo Azul [6]crea la atmósfera acorde para acompañar la emergencia de lazos de solidaridad, intercambios de experiencias y silencios compartidos.

Las tempestades, la intemperie, las sequías, la sobreabundancia del agua o su falta, así como el clima físico que generan las apuestas sonoras y musicales, mantienen una conexión estrecha con las tramas de los cuerpos y sus modos de habitar espacios atravesados por vínculos de poder asimétricos que, no obstante, se quieren desacatar, desafiar, profanar. Para cerrar, entonces, este itinerario, hay tres films que se destacan por la singularidad con que enfocan la dialéctica entre exploración formal y compromiso ético.

Una mujer camina marcha atrás. Los diarios anuncian el desalojo de una favela de Santa Teresa. Todo lo que ha podido llevarse consigo es un sillón rojo al que se aferra en medio de los escombros, acarreándolo de un lado para otro. El alcalde es el mismo personaje del film anterior de Bruno Safadi, O prefeito (2015), que en Sofá (2019) ya ha triunfado como líder del régimen fundamentalista. Cuando ella llega con su compañero a Ipanema, unos guardias les prohíben instalar el sillón en la playa. “Quando a opressão aumenta, minha coragem também cresce”, dice ella. La protagonista se llama Juana de Arco y su destino está marcado por la fatalidad. Sin embargo, hacia el final de esta pesadilla posapocalíptica que reconstruye ciertas derivas absurdas del poder destructivo, la cámara alza la mirada para contemplar las luciérnagas.

En una calle de mano única, otra mujer acaba de ser desalojada con sus siete crianças. Le quedaron su sofá y una cómoda. Pão e gente (Renan Rovida, 2020) es un film en blanco y negro que indaga el teatro brechtiano como si fuese una pieza musical con la que se puede explorar, desde una puesta en escena austera y creativa, la variedad de recursos cinematográficos ligados al montaje de la canción de protesta: reitera versos que hablan de la lucha de clases, alza un coro de voces para agrupar fuerzas contra el hambre y la miseria, comienza y termina con Im Gefängnis zu singen [7] para cuestionar el sinsentido de los aparatos ideológicos del Estado y del Capital.

En la Muestra de Tiradentes, el cine pone en movimiento los cuerpos frente a la pantalla, y más allá también. Fuera de serie, Fakir (Helena Ignez, 2019) documenta el imaginario de lo circense en torno a las atracciones de faquirismo y, puntualmente, a las desopilantes faquirezas que en la década del cincuenta, aparte de embrujar serpientes y pasar unas cuantas semanas ayunando en vitrinas de cristal, han logrado introducir giros inusitados a la mirada del espectáculo que se posa sobre ellas, así como a la sanción moral por los usos extremos, libres y desprejuiciados del cuerpo, al reclamar, por ejemplo, el derecho inalienable al desnudo.

Cê tá curtindo?

Cê tá gostando?

Mas abre o olho que aqui sou eu quem mando

Sou eu quem mando

Sou eu queimando

Sou eu queimando na fogueira do pecado

Joana Dark

Joana Dark

Joana da da da da Dark

La mixtura de ritmos afros y funk en la contagiosa canción de Ava Rocha [8], que vuelve sobre la figura de Juana de Arco, hizo saltar, bailar, arder al público con sus reivindicaciones emancipadoras, feministas, por la liberação da maconhay en reconocimiento de la brujería. El colorido recital, con imágenes creadas por la misma artista, es una prueba poderosa de que el cine, cierto cine, puede seguir expandiendo nuevas resonancias.

Notas

[1]http://www.conlosojosabiertos.com/mostra-cinema-tiradentes-2020-02-la-barba-la-nube/

http://www.conlosojosabiertos.com/mostra-cinema-tiradentes-2020-03-tempo-tempo-tempo-tempo/

[2]http://www.conlosojosabiertos.com/mostra-cinema-tiradentes-2020-04-la-musica-del-cerebro/

[3]https://www.youtube.com/watch?v=3ivpWVi79tc

[4]https://www.youtube.com/watch?v=k0eayX4QqTs

[5]https://www.youtube.com/watch?v=eFTDsWd5_PM

[6]https://www.youtube.com/watch?v=U83qN0eWZ_U

[7]https://www.youtube.com/watch?v=GxBu7C9MM68

[8]https://www.youtube.com/watch?v=HFdHGVxuaAw


Fotogramas: 1) Mascarados; 2) Cadê Edson? ; 3)  Pão e gente 

Julia Kratje / Copyleft 2020