LA VOZ PERDIDA

LA VOZ PERDIDA

por - Ensayos
06 Dic, 2016 11:37 | Sin comentarios

the-exorcist-diPor Roger Koza

En un sketch televisivo del cómico Peter Capusotto, un hombre se enamora de una hermosa mujer que habla con la voz del conocido periodista Víctor Hugo Morales. Cada vez que la mujer habla, la inconfundible voz del locutor coincide con el movimiento de labios de la actriz. La gracia del sketch es incuestionable y la suspicacia reside en que las líneas “proferidas” por el personaje han sido sustraídas de oraciones dichas por el periodista que alteradas por el montaje parecen surgir del cuerpo de la mujer.

Es ahí justamente donde reside la potencia cómica y también la inquietante amenaza que, de no existir el código humorístico propuesto, la sustitución de una voz por otra daría como efecto un matiz de lo espeluznante. Sucede que la voz es de por sí un fenómeno misterioso, una huella invisible de la identidad. Basta recordar la posesión diabólica de El exorcista para verificarlo.

Habría que decir que el doblaje en el cine, una tradición misteriosamente muy practicada por países que han tenido regímenes totalitarios (Italia, Alemania y España), es obra del demonio. La voz de un actor no es un instrumento entre otros. La voz es el cuerpo sonoro de ese alguien que le otorga un alma a un otro que existe primero en el papel y luego en el registro. En su voz se expresan los matices de lo que se pone en juego en una palabra u oración; la entonación, el volumen y el tiempo del habla constituyen una dimensión expresiva de un filme, acaso inimitable e insustituible. En un aforismo titulado “Barbarie ingenua del doblaje” de su magnífico Notas sobre el cinematógrafo, Robet Bresson decía: “Voces sin realidad, no conforme al movimiento de los labios. A contrarritmo de los pulmones y el corazón. Que se ‘equivocaron de boca’”.

Pero con el doblaje suceden dos cosas más. El público pierde una vieja habilidad cognitiva que se da entre leer, ver y oír, y a su vez rubrica un prejuicio generalizado: en el cine lo que importa es la imagen y no el sonido. Mientras, imaginemos el estreno de Gilda doblada al mandarín. Sería monstruoso, como todos los doblajes.

Este texto fue comisionado y publicado por el diario La voz del interior en el mes de diciembre 2016

Roger Koza / Copyleft 2016