Uno de los temas en discusión de los festivales de cine es el de la excesiva cantidad de películas. Hay quienes sostienen que esa es una ventaja, ya que amplía las posibilidades del espectador. Otros, entre los que me cuento, pensamos que la abundancia de films es un inconveniente, ya que provoca una excesiva dispersión de la oferta.  Desde luego, existe la chance de centrarse en una sección determinada, pero ocurre que generalmente en todas ellas hay algún título de interés. Al mismo tiempo corresponde decir que en todos los festivales hay un puñado de obras relevantes y una cantidad de obras prescindibles, varias de las cuales funcionan como un “relleno” para alcanzar la cantidad de películas propuestas por el evento. Luego de esta antipática digresión paso a reseñar algunos títulos que, en mayor o menor grado, suscitaron mi interés. 

La película inaugural del festival fue 27 noches, de Daniel Hendler, un film como muchos otros basado en un caso real, en este caso el de una anciana a quien sus hijas quieren internar atribuyéndole locura. La película intenta fusionar elementos de drama y de comedia, pero debo decir que no sintonizo con el humor del director y que Hendler repite por enésima vez el personaje que lo hiciera popular en un spot televisivo. Si la película, de a ratos, sobrevive es por la actuación de Marilú Marini en el papel de la atribulada anciana.

Tenía muchas expectativas tenía con Las corrientes, la nueva película de la talentosa realizadora argentina Milagros Mumenthaler. Es probable que verla en la última función del día, cuando estaba muy cansado, afectara mi percepción del film, pero lo real es que me costó entrar en la propuesta de la directora y percibí el film como una suerte de exponente de un “antonionismo” tardío, con tiempos muertos y silencios importantes, expuesto con un gran virtuosismo formal. En cualquier caso, le daré otra oportunidad al film cuando se estrene en nuestro país.

Belén, segunda película de Dolores Fonzi, ganó el premio del público. El film, también basado en un caso real, está centrado en el juicio a una muchacha, falsamente acusada de haberse provocado un aborto. La película muestra a Fonzi como una sólida narradora y competente actriz, aunque el film tiene un desarrollo algo previsible y un encendido discurso liberal de Fonzi incluido. Camila Plaate ganó el premio a la mejor actriz de reparto por su interpretación de la desdichada muchacha. Lucrecia Martel, en su nuevo trabajo, incursiona en el terreno del documental. El film, ambientado en la provincia de Tucumán, tiene como punto de partida el asesinato de un indígena por parte de un terrateniente y dos policías exonerados del cuerpo, pero ese hecho le sirve a la directora para trazar un preciso cuadro del racismo y la impunidad imperantes en la zona. Es una ratificación del talento de Martel en otro género y en su film más marcadamente político, y muestra además que el documental también requiere un elaborado trabajo de puesta en escena.”

Richard Linklater es un realizador talentoso y ecléctico que en Nouvelle Vague construye una consistente ficción alrededor del rodaje de Sin aliento, la seminal película de Jean-Luc Godard. Si asombra el parecido físico de los actores con los distintos personajes, es el homenaje a ese movimiento el núcleo central del film y también al estilo de filmación de Godard, totalmente a contrapelo de los cánones habituales. La película, rodada en blanco y negro, es una pequeña joya para todo cinéfilo que se precie. De lo mejor del festival.

José Luis Guerín es una rara avis dentro del cine español (y tal vez del mundo). Sus películas no solo tienen cálida dimensión humana, sino que también son investigaciones alrededor del lenguaje cinematográfico. Historias del buen valle está en la línea de En construcción, su gran película del año 2000 y aquí Guerín se adentra en Vallbona, un humilde suburbio de Barcelona, en el que conviven nacidos en el lugar con migrantes, españoles y extranjeros. El director despliega un apasionante paisaje humano, con personajes que narran sus dichas y penurias y en los que no está ausente la predilección por los bailes y el canto. Uno de los grandes títulos del evento.

El film más aplaudido de los que vi fue The Voice of Hind Rajab, de la tunecina Kaouther Ben Hania. Aquí estamos ante un claro ejemplo de un film coyuntural, inspirado en el vergonzoso genocidio de Gaza. La acción transcurre en un Centro de Ayuda a los Refugiados en Cisjordania y se centra en el desesperado llamado de una niña, encerrada en un auto en el que han sido asesinados sus familiares, y ella solicita ayuda para ser evacuada del lugar. Por distintos motivos la ayuda nunca llega y la niña también morirá. La película tiene una estructura de telefilm, pero es innegable la gran potencia emocional que trasmite.

La veterana realizadora francesa Claire Denis siempre se manifestó obsesionada por las conductas colonialistas. En The Fence, una vez más, ubica la acción en territorio africano, dentro de una fábrica en la que ha sido asesinado un obrero. Cuando el hermano de la víctima acude en busca del cadáver, se encuentra con diferentes dificultades, aflorando aquí el racismo y el maltrato. La película tiene una estructura por momentos teatral pero la directora consigue dotar al relato en varios pasajes de una gran intensidad dramática.

El director Arnaud Desplechin ha construido una carrera en líneas generales interesante. En Deux pianos, el relato está centrado en un pianista que, a requerimiento de su madrina musical (una formidable Charlotte Rampling), concurre a lo que probablemente será el último concierto de la mujer. Lo que empieza como un film de tono amable, pronto se irá oscureciendo para recalar -ante la aparición de un antiguo amor del músico- en un potente melodrama. El film, más allá de su tono marcadamente “francés”, tiene varios momentos de auténtico interés.

Sin duda, quedaron otros films de interés sin comentar, pero es imposible reseñar todo lo visto sin que el artículo sea interminable.

Jorge García / Copyleft 2025