ESTRENOS ETERNOS (02): ESCENAS DE CAZA EN BAVIERA / JAGDSZENEN AUS NIEDERBAYERN

ESTRENOS ETERNOS (02): ESCENAS DE CAZA EN BAVIERA / JAGDSZENEN AUS NIEDERBAYERN

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20 Ene, 2016 11:14 | comentarios

Jagdszenen-aus-NiederbayernPor Jorge García

En el período mudo el cine alemán fue unos de los más importantes del mundo. Un movimiento como el expresionismo -a través de directores de enorme talento tal el caso de Friedrich W. Murnau y Fritz Lang- no solo fue revolucionario en lo formal sino que también anticipó diversos aspectos de lo que ocurriría en la década siguiente en Alemania. Al mismo tiempo florecieron otros estilos como el kammerspiel, una mirada mucho más intimista y ascética o los films de George W.Pabst cargados de elementos psicoanalíticos. El arribo del nazismo provocó la salida del país de los directores más talentosos y la cinematografía alemana entró en una prolongada decadencia (con la excepción de la polémica figura de Leni Riefenstahl), emergiendo en la posguerra un cine de qualité, representado en directores como Helmut Kautner, Wolfgang Staudte y Rolf Thiele a los que se agregó el regreso de Roberto Siodmak, lejos de su mejor momento americano y alguna perla solitaria como El hombre perdido, única incursión en la realización del actor Peter Lorre. Fueron los años 60, con la aparición del Manifiesto de Oberhausen en 1962, firmado por 25 directores, la mayoría de ellos hoy olvidados, los que trajeron aires de renovación dentro del cine alemán y la aparición de talentos como el cada vez más actual Rainer Werner Fassbinder, Wim Wenders y Werner Herzog, los más reconocidos a lo largo de los años.

Escenas de caza de Baviera / Jagdszenen aus Niederbayern, Peter Fleischmann, Alemania, 1969,

Peter Fleishmann había realizado varios cortos y un documental antes de abordad su primer largometraje. Adaptación de una obra teatral de Martín Sperr (también protagonista del film), Escenas de caza en Baviera transcurre en un poblado rural de esa zona de Alemania. La primera escena, que sirve de presentación de varios de los personajes, transcurre en una iglesia, a la que concurre prácticamente todo el pueblo y los primeros tramos del film muestran una comunidad alegre y despreocupada en la que se detectan algunos rasgos de picaresca, pero la llegada de un muchacho, ausente del pueblo largo tiempo, del que empiezan a correr todo tipo de rumores, va ensombreciendo progresivamente el relato y mostrando las aristas más retrógradas e intolerantes de los pobladores.

Película coral, en la que aparecen dos íconos femeninos de esos años (Angela Winkler y Hanna Schygulla), es notable como el director –con un fluido trabajo de cámara y una excelente utilización de los espacios abiertos- elude cualquier atisbo de teatralidad y el retrato de los diversos personajes, entre los que no faltan los estereotipos (el idiota del pueblo, la chica fácil, la viuda cuestionada en su moralidad) ofrece un jugoso caleidoscopio humano en el que son claras las referencias a un pasado no muy lejano (“estas cosas hace unos años no pasaban” apunta en un pasaje un veterano). La secuencia final, luego de la caza del indeseable, con los pobladores bailando plácidamente en una fiesta y todo retornando a la “normalidad”, es un preciso cierre de un film tan atractivo como poco conocido.

Jorge García / Copyleft 2016