
DANEY SOBRE CRUISING
Aquí teníamos material para una comedia subida de tono, al estilo Billy Wilder. Que cada uno saque sus propias conclusiones: en Nueva York, al frente de una investigación sobre el mundo S/M, un detective se hace pasar por homosexual, se viste de cuero, recorre bares en busca de sexo, se ensucia, se desquicia un poco y avanza hacia un acto del que el guion lo rescata una y otra vez. Es un guion tipo Zorro. Al Pacino, perdido en esta falsa versión del hardcore gay, se esfuerza mucho para nada. Friedkin, empujado por el furor gay que interrumpió el rodaje de la película, parece jugar esta carta: “Lo muestro, pero no lo juzgo ni lo condeno: escuchen, lo entiendo”. Friedkin es muy sofisticado. El problema es que no lo demuestra. No realmente. Su tolerancia bienintencionada y vagamente sociológica no profundiza demasiado, porque su tema (por escandaloso que sea) no le interesa cinematográficamente, sino ideológicamente (un poco como Schrader, otro especialista en descensos falsos al infierno). Una última cosa: Cruisin’ no significa El acecho (eso sería cazar), sino El levante. Eso lo dice todo.
(Cahiers Du Cinema 317 / Noviembre 1980)
Versión al español: Roger Koza.
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