CANNES 2010: WEERASETHAKUL EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS (10)
Por Roger Alan Koza
Una lectora me sugiere si me estoy convirtiendo… ¿Al cristianismo? No. Lo confieso: soy un ateo darwinista de izquierda, pero después de ver El tío Boonmee quien puede recordar vidas pasadas, de Apichatpong Weerasethakul, estoy considerando seriamente en convertirme al budismo theravada, el predominante en Tailandia y la filosofía flotante que orquesta la aparición de fantasmas, la concepción de la naturaleza, la vida y la muerte del filme que debería ganar el palmarés de oro sin discusiones. Este tratado pop y metafísico sobre la transmigración de las almas, la reencarnación y el animismo permanece paradójicamente inmune a cualquier apropiación espiritualista de clase media occidental capaz de convertir una tradición lejana en mercancía y artículo de venta diferido. El mundo que se revela aquí no es un mundo de fumadores de opio, una distracción ahistórica, Weerasethakul no es Osho, ni mucho menos Subiela. El tío Boonmee quien puede recordar vidas pasadas es la exposición de un mundo cuya configuración simbólica es esencialmente inconmensurable a la mirada occidental. Es un mundo para observar y contemplar. Y no es mundo que se desentiende del peso histórico. La violencia política de Tailandia, reciente y pasada, resuena sutilmente por momentos. Alguien dice haber luchado contra el comunismo, otro personaje lleva consigo el cargo de conciencia de haber matado hombres en una guerra y una mujer está más que preocupada por la invasión extranjera ilegal. Weerasethakul puede filmar fantasmas pero su perspectiva no es precisamente la de un artista que se refugia en un limbo.
Es de noche. Un búfalo atado se escapa y deambula en la noche. ¿Es una de las reencarnaciones de Boonmee? Quizás. Luego, la selva suena y de pronto aparece una criatura oscura cuyos ojos rojos brillan. Parece mirar hacia nosotros, y es una figura que en otro contexto pertenecería al universo psicótico de Lynch, es decir una presencia que transmite lo siniestro, pero que aquí es simplemente un indicio de una cosmología lejana, tal vez “primitiva” aunque fascinante. En efecto, es una criatura que prueba una forma de existencia paralela al mundo de los mortales, capaz de cohabitar, eventualmente, con el mundo de los hombres. O quizás también es un modo poético de citar el origen de nuestra especie. Después sabremos que se trata de un mono nocturno, y también el hijo de Boonmee, quien se perdió hace mucho tiempo atrás.
Boonmee, en verdad, se está muriendo. Sus riñones no funcionan, y la muerte no está lejos. Decide retirarse a la selva del norte de Tailandia, acompañado por sus seres queridos. En una noche, el fantasma de su mujer hará su aparición. El hijo devenido en mono también se acerca a la sobremesa. Es un fenómeno extrasensorial vivido como si se tratara de un evento natural. En un extenso plano general, un diálogo sereno y amoroso entre la familia y amigos tendrá lugar. “Un fantasma se aferra a una persona, no a un lugar”. “El cielo está sobrevaluado”. A pesar de la liviandad y gracia de la conversación, Weerasethakul deconstruye fantasías vanas: los otros mundos quizás no sean muy distintos.
Hacia la mitad del metraje, una princesa atraviesa la jungla. Uno de sus sirvientes parece cortejarla. Su alteza ha envejecido y sufre por el deterioro de su belleza. Se mira en un lago y su reflejo en el agua devuelve dos imágenes yuxtapuestas: su vejez y su juventud. Un pez se agita en el agua. Un pez llama su atención y le habla a la princesa devastada por el paso del tiempo y su irreversibilidad. Minutos después, tendrán sexo el pez y la princesa. No es precisamente zoofilia, pues en la cosmovisión del filme existe un orden de continuidad y sustitución entre las especies físicas y metafísicas. Durante todo este pasaje, el poderoso sonido de una cascada se impone como un extra durante este entrecruzamiento de especies.
En algún momento, los fantasmas, el moribundo y sus seres queridos visitarán una cueva. La muerte precipitará un entierro. Y un amigo de Boonmee, un monje budista, parece desear colgar los hábitos y probar un poco la vida secular, a pesar que hoy en día, asevera, un monje en su ermita puede usar I-phone y chatear. No mucho después, en un plano misterioso, el monje se desdobla: una versión de él se queda viendo la televisión mientras su yo paralelo se calza un jean y se retira a tomar algo con un familiar. A partir de allí un tema musical reconociblemente pop se apodera del espacio sonoro del film: Penguin Villa, de Acrophobia, se escuchará completo. El monje y una mujer toman algo y parecen felices. Así finalizará el relato, y así pueden coexistir la vida fluidez de la vida moderna y las creencias “primitivas”. Como sea, es el film de un hombre libre, es la película de un genio.
¿Qué es exactamente El tío Boonmee quien puede recordar vidas pasadas? ¿Qué efectos tiene El tío Boonmee quien puede recordar vidas pasadas sobre sus espectadores? En primera medida, el film de Weerasethakul modifica la audición. No solamente la selva posee su sintaxis sonora omnipresente durante el flm, sino que el modo de entonación de los personajes posee un ritmo hipnótico. En efecto, la voz humana participa de una musicalidad que excede el carácter pragmático del lenguaje y su función comunicacional. Es comprensible que muchos espectadores se puedan dormir, aunque no nuncaserá por aburrimiento, sino por un inclasificable tono de voz colectivo sedante, que además se combina a través de contrapuntos perfectos con la música salvaje de la selva.
Weerasethakul consigue, entre otras cosas, extraer de la luz natural una radiación específica y misteriosa, capaz de reinventar el lugar de la oscuridad y la noche en el cine y, en su defecto, nuestra experiencia con lo (in)visible. La mirada se modifica imperceptiblemente, porque el ojo debe ajustarse a mirar entre la penumbra, a percibir lo nocturno sin el auxilio excesivo de la luz artificial. La noche es una entidad en Weersathakul. Como sucede con Boonmee cuando visita la cueva que oficializará como escenario de un paso de un mundo a otro, el acto de ver se modifica.
Inspirado por un libro titulado A Man Who Recalls His Past Life, Weerasethakul demuestra un camino del cine, el menos transitado. Es una obra del futuro y un prodigio del cinematógrafo. Que Burton y compañía le den el premio mayor poco importa. El filme existe, y por eso el cine ya no es un arte sin futuro.
Fotos: 1) A. Weerasethakul y Wallapa Monkolprasert ; 2) El tío Boonmee quien puede recordar vidas pasadas
Copyleft 2010 / Roger Alan Koza
La huevada cuática! como dicen los chilenos. Muy buen dato Koza!!!
Lo último que vi de Weerasethakul fue Syndromes and a century en el Bafici. En realidad la ví 2 veces en el marco del festival. Un realizador hipnótico como pocos e inexplicable. Ver un film suyo es una experiencia sensorial como pocas, algo que no puede ser explicado. Espero que pueda llegar su último film por estas playas.
Cada nueva película de Apichatpong genera expectativas inmensas, lo que a veces puede ser contraproducente, aunque no en este caso (sea porque todos coinciden en los elogios, sea porque hace la diferencia en un festival que parece agotado… y ambas cosas están obviamente relacionadas). Lo notable es que no se trata en este caso de «descubrir» una cinematografía nacional, sino de seguir apostando por un cineasta excepcional (que parece inmune a los cantos de sirenas, aunque algún crítico ya haya dichjo que esta es «la mejor película de la historia del cine»!). Por suerte el buen Apichatpong no se la cree, y sigue haciendo películas libres, más allá de las presiones diversas (del sistema de festivales y de la censura de su país), construyendo una obra que tal vez sea un ejemplo posible de (para decirlo con el título del utimo libro de Andreas Huyssen) un «modernismo después de la posmodernidad». Esperemos que llegue a estas playas (la película, digo…).
Ja, ahora, Roger, este comentario que has hecho de la película, ¿no es justamente el comentario de una típica persona occidental de clase media apropiándose del regalito «exótico» que alguien de un país «exótico» le vendió y/o regaló?: De hecho, llamás a la película «tratado pop-metafísico» y la estás viendo en Cannes, donde el director -que dicho sea de paso, estudió en EEUU- la quiso proyectar para, justamente, que la mirada de la persona occidental de clase media ¡¡la consuma!!
Pues, justamente creo que ese es el tema: al contrario de lo que creas, estas películas están justamente diseñadas para que gente occidental de clase media las consuma; y ojo, no hablo de la gente que el fin de semana va a comer a McDonalds en familia sino de ésta: la intelectual que detesta, justamente, a la clase media a la que pertenece por ser, justamente, media.
Igual, hay que ver la película que al fin y al cabo, es lo que importa.
Sr.G.F. Gros, recurro a usted para que me aclare respecto a su comentario a la crítica del Sr Koza, de quién usted dice posee una mirada de clase media consumista e intelectual y que justamente debido a esto, ha aceptado este regalito exótico .
Y le pido me lo aclare porque justamente el Sr Koza advierte en su crítica que: …»la reencarnación y el animismo permanecen paradójicamente inmunes a cualquier apreciación espiritualista de la clase media occidencal capaz de convertir una tradición lejana en mercancía y artículo de venta»….
Yo defiendo a los K, pero la verdad es que me interesa un choto la polítika, no creo que vaya a votar en las proximas elecciones y ya hace como 10 años que no se me ocurre asistir a esos eventos.
Pero tener que escuchar a un ignoto Vicente Muleiro en Radio Nacional hablando en contra del marxismo (representado por gentuza como Sarlo) que intentó gobernar en el 2001 sin tener en cuenta al peronismo -dice Muleiro- y que por eso fracaso, y blah blah, ya es demasado.
Lo único que me falta, que un peroncho (a los que les doy mi apoyo) salga acriticar a los marxistas en general, agarrandose de la arista inmunda que representan Sarlo y sus secuacez académicos.
Digo yo: quien les arma las editoriales a estos pelotudos?
Y dicho esto espero que sigan gobernando y que florezca aún mas la demo-kracia.
P/D y a ver si Nebbia y paez se enferman como Cerati o García y dejan de cantar que suennan horribles y les dejan el lugar a alguno de los innumerables grupo del rock under, ya son, no solo viejos, sino insoportables!
y de paso que se enfermen los de las Pelotas y divididos, tipejos horribles sin talento arribistas del arte de la mano de Prodan, soretes y agrandados!!!!!!!!!! Haber escuchado hablando a daffuncchio la noche del show fue revelador: porque esta bien –todos sabemos- que los periodistas en general son unos nabos –profesión bastardeada si las hay-, pero que el tipo responda a cada una de las preguntas con un NO zen pronunciado de manera soberbia y soreta, para luego desdecirse un poco, ha sido DE-MA-SIA-DO.
VAYANSE BIEN A LA KONCHA DE LA LORA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Gustavo: cómo decís, habra que verla, pero, no obstante, decirte que pienso que descripción es precisa y suele ocurrir a meniudo con muchos artistas. Este, creeme, no es el caso. Es una de las películas más originales que se han hecho en los últimos 10 años. Saludos a vos y al resto. Acabo de llegar al aeropuerto y no tengo tiempo para responder más acabadamente. Saludos. RK
Roger: como siempre, hay comentarios con mala leche (y no lo digo por los del post, alguno de los cuales está -literalmente- fuera de lugar). Basta ver la nota del inefable Boyero (el Sirvén español):
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Grotesca/Palma/Oro/incontestable/Bardem/elpepicul/20100524elpepicul_1/Tes
Lo interesante es que el cine de Apichatpong puede servir (aunque nadie lo haga…) para discutir todos esos tópicos (elitismo, exotismo, etc.), pese a que no es el mejor ejemplo (justamente porque es la excepción a la regla…). Y tal vez por eso es el más rico, porque permitiría complejizar la «gran división» (para seguir citando a Huyssen), lo que es evidente en el hecho de que fue Tim Burton -presidente del jurado y gran fabulador mainstream- quien le dió el empujón definitivo para llevarse el premio mayor, para perplejidad de los boyeros…
Nico: sí, era lógico que Boyero escribiera su invectiva del caso. Me sorprendió lo de Burton. Sé que Erice tuvo mucho que ver con el prmeio mayor. Además, el premio del jurado es justo: la peli de los monjes trapenses es muy bueno. Binoche, como siempre, está muy bien. Lo de Bardem: es lo único aceptable de «aful». En fin, te mando un abrazo y espero por el texto Trapero-Campanella. Abrazo grande. RK
No me acordaba que estaba Erice, pero bueno, eso refuerza mi argumento: solo a través de esta película se podían poner de acuerdo él y Burton!
Sra Silvia (si es que es señora); gracias por recurrir a mí para que le aclare la duda; paso a aclarársela entonces: justamente por la cita que Roger había hecho antes es que yo se la parafraseo. ¿Por qué?: porque me causó un poco de desconfianza -mas viniendo de un ateo darwinista de izquierda- su efervecencia por el budismo theravada y sus manifiestos (en este caso, cinematográficos propuesto por el muchacho éste de apellido impronunciable). ¿Y por qué es esto?: simple, porque he visto «Syndromes…» de Weerasethakul y todo bien, pero no es nada sorprendente; es decir, para mí el budismo no dice nada «sorprendente» en cuanto a la reencarnación y demás cuestiones existencias que no haya dicho Papus, Wait Smith, el Zohar cabalista, cualquier manifiesto de los rosacrucistas o, inclusive, el gran Alejandro Jodorowsky (obviamente, con símbolos y liturgias diferentes: QUE ES LO QUE REALMENTE ME INTRIGA DE VER EN ESTA PELÍCULA: ¡qué símbolos utilizó Weerasethakul para mostrar lo que mostró!) Mi crítica pasaba más bien por eso: porque no creo que sea «nada nuevo» lo que muestre, aunque, posiblemente, sea novedoso EL COMO LO MUESTRE: pero he ahí mi limitación: AL NO VER LA PELÍCULA, NO LA PUEDO JUZGAR ESTÉTICAMENTE.
Pues por lo visto en «Syndromes…» es bastante fácil manipular la imagen occidental de clase media en cuanto a temas espirituales con estas «ventas de lo exótico»; pero, sinceramente, confío en el juicio de Roger en cuanto a la originalidad y hasta que no vea la película no puedo decir más.
Y en cuanto a Privadeira: es increible!!!!! habla de comentarios mala leche y él empieza diciendo de un crítico (que al menos sí vio la película que él no vio) que es el «sirven español» jajaja: Privadeira me hace acordar a los antiracistas que odian racialmente a los racistas. Una cosa de locos que habla, además, de las «aperturas» (obvias y tristes) de la clase intelectual argentina y las pseudas pluralidades con las que se suele envalentonar.
Saludos a todos, Y QUÉ BUENA ESTÁ MARTINA GUSMÁN POR DIOS!