CAMBIO, CAMBIO

CAMBIO, CAMBIO

por - Críticas
25 Nov, 2023 10:02 | Sin comentarios
La segunda película de García Candela sintoniza con el presente argentino sin ambages.

PLATA AMARGA

El dinero es el único dios visible, dijo alguna vez Robert Bresson. El dólar, una encarnación de la deidad recién nombrada, lleva la misteriosa inscripción: “En Dios confiamos”. La relación del símbolo materialista por antonomasia con un plus teológico que le confiere un poder aumentado no es un descubrimiento reciente. Cualquier estudiante de economía que haya pasado la asignatura sobre historia de la economía política en el siglo XIX reconoce la operación de creencia de cómo un papel se inviste de un valor incuestionable, casi sobrenatural.

El dinero es una superstición eficiente, y para nosotros, los argentinos, solamente existe una manifestación digna de adorar y por ende de acumular, el dólar. ¿Cómo se filma el momento en que se comienza a creer en el dólar? Probablemente con escasas dividas en su haber, Lautaro García Candela decidió filmar una pequeña historia donde el dólar es decisivo. Eligió una pareja joven: él, un pibe de Olavarría; ella, un poco más grande, una estudiante que aspira a ganar una beca en Francia. El lugar elegido es el microcentro porteño, ese espacio donde en vez de árboles hay “arbolitos”, los vendedores de dólares del mercado de negro que tienen que captar la atención de los transeúntes y ofrecerles la mejor cotización del día.

El encuentro de los protagonistas es hermoso, la inocencia con la que interactúan con el mundo de los negocios espurios es tan verosímil como la necesidad que los mueve cuando deciden arriesgarse ante una oportunidad de sacar provecho debido a que tienen una información secreta sobre una decisión de gobierno que modificará la demanda del dólar en el mercado. Verlos especular es indirectamente constatar la adopción de una creencia. Esa escena, donde se pueden esperar represalias por parte del dueño de la peluquería que funciona como cueva, introduce un legítimo suspenso, algo que García Candela resuelve bien y prescindiendo del golpe bajo.

Cambio, cambio remite al llamado del vendedor callejero al cliente para comprar o vender dólares, euros, reales. El sustantivo, no obstante, puede ser aislado y leído en su duplicidad conceptual como dos vectores que mueven la ilusión de tantas personas: el anhelo de cambiar, a pesar de que pocas veces se analiza qué cambia y de qué modo; y trocar una moneda por otra para ahorrar en algo seguro. Acá, los dos jóvenes quieren ir a París y la estrategia radica en juntar dólares para pagar el pasaje. La película glosa nuestro intenso ahora, más allá de que la cotización en el relato no pasa de los 170 pesos por dólar. ¿Fue filmada hace décadas? 

En esta segunda película, el joven director no se concentró solamente en los intereses característicos de su generación, como en Te quiero tanto que no sé. Su interés por la música persiste, el punto de vista juvenil también, pero el relato excede los límites de una generación y más bien retrata una zona existencial común. No es Plata dulce, pero la película quedará como evidencia de una manía del argentino, que ha erigido en el dólar el artículo de su fe, el papel de su salvación.  Y todo eso sucede sin renunciar a cierta elegancia formal. Bastan dos reencuadres en el plano con movimientos abruptos, o varios planos en picado sobre los edificios de la city, para constatar una circunspecta caligrafía por parte del director. Mientras tanto, la obsesión con la divisa que lleva el retrato del padre fundador de los Estados Unidos alcanza dimensiones escatológicas. 

Cambio, cambio, Argentina, 2022.

Escrita y dirigida por Lautaro García Candela.

*Publicado por La Voz del Interior en el mes de noviembre 2023.

Roger Koza / Copyleft 2023