AVATAR
**** Obra maestra ***Hay que verla ** Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Alan Koza
UN PARAÍSO SENSORIAL
Avatar, EE.UU., 2009
Escrita y dirigida por James Cameron.
** Válida de ver
La película que supuestamente reiventará el cine es simplemente un bosquejo millonario de algunas posibilidades de las tres dimensiones de la imagen y un buen ejercicio secundario en biología de ficción.
Después de un “retiro” de 12 años, “el rey del mundo” ha regresado. El hundimiento de un transatlántico, soberbio ícono de la segunda revolución industrial, ha quedado atrás. Si Titanic cerraba el cine del siglo XX, ahora con Avatar James Cameron viene a bautizar un nuevo siglo y un nuevo estadio del cine. Avatar es mucho más que un filme en 3D sobre el apocalipsis de una civilización alienígena, no muy distante de una comunidad neolítica de nuestra especie en el alba de nuestra colonización de la biósfera.
Esencialmente un western (en el espacio), aunque situado en el 2154, Avatar arranca como si fuera una versión pop e hiperreal de Metrópolis de Lang y culmina como si se estuviera recreando la invasión a Irak por otros medios. El militarismo yanqui y el corporativismo capitalista son el villano de la película. Los científicos terrícolas son el único orgullo de la Tierra. La misión es sencilla: arrasar con una forma de vida en otro planeta para extraer un misterioso mineral. Nuestro planeta es una tierra baldía, no así Pandora, un mundo poblado por diversas criaturas en donde los Na’Vi, una suerte de aborígenes humanoides turquesas con ojos y rabos felinos, viven en completa armonía con el resto de las especies.
La táctica es reconocible: introducir un espía. Es así que Jake Sully, un marine paralítico, reemplaza a su hermano, un científico involucrado en el Programa Avatar, por el cual se ha creado un híbrido entre los hombres y los Na’Vi. Compartiendo material genético, a cada hombre le corresponde su versión extraterrestre, que se llama avatar. En una expedición, Jake se pierde en la selva. Y será rescatado por Neytiri, una bella mujer Na’Vi. Como sucedía con Costner en Danza con lobos, la “salvaje” le enseñará un mundo, y, lógicamente, esto se coronará con una historia de amor, aunque Neytiri desconoce el objetivo militar de Jake y su perversa recompensa: volver a caminar, una operación posible pero económicamente imposible para un soldado.
Avatar será abrazada por la clase media New Age planetaria como la película que visualiza el imaginario utópico de una cosmovisión matriarcal espiritualmente elevada. Los Na’Vi creen en la interconexión de todos los seres vivientes. Todos somos hijos de Eywa, una deidad femenina omnipresente, incompatible con nuestra teología dominante, semita y masculina, y el darwinismo desacralizante. Los ritos de los Na’Vi son identificables: cánticos y sentadas grupales a la vieja usanza de un retiro semanal en algún ashram de un gurú de turno, y una versión espiritualizada de una conexión USB, aquí entre seres vivientes y no entre máquinas de almacenamiento de información. Todos somos uno.
Esta versión reduccionista de un universo organizado en clave feminista podrá ruborizar al espectador con excesos de testosterona, pero Cameron explota, a propósito de la conversión de Jake en un verdadero miembro de los Na’Vi, el arquetipo del héroe y su viaje de iniciación, un giro narrativo que le hubiera fascinado a Joseph Campbell. Avatar es profundamente estadounidense: los sioux, los hopis, la filosofía de Emerson, Pocahontas, Schwarzenegger, los hippies del 60, los piratas de la Casa Blanca reverberan en todos los planos de Avatar.
En este sentido, es pertinente comparar Avatar con La princesa Mononoke (y Laputa) de Miyazaki, filme superior en todos los sentidos con el que Avatar comparte su tema central: la ruptura de un orden cósmico y su equilibrio. El ecologismo trivial de Cameron y su concepción moral maniquea, protegidos por un despliegue técnico colosal y una eficacia constructivista de la belleza, no permiten pensar su propensión a la caricatura y a la simplificación extrema de su relato y de su supuesta crítica política (en ese sentido, Titanic, exponía una división de clases, cuya correlato era la distribución de camarotes, de abajo hacia arriba, en el barco). El lugar común cósmico de Avatar es parte de una cultura que ha despolitizado el dilema ecológico. Los buenos y los malos son estereotipos, el discurso que articula las acciones de sus personajes sentencias de un manual de autoayuda. Renunciar a la complejidad en aras de clarificar un mensaje es cosa de pastores, no de cineastas. Por eso, quien haya visto La princesa Mononoke podrá constatar otra aproximación a la naturaleza. El animismo de Miyazaki remite a otra tradición del mundo biológico y, sin participar de la metafísica hollywoodense, propone una interacción entre las especies que va más allá del “todos somos uno” (la interdependencia de las especies no es sinónimo de un monismo difuso, típico de la New Age). Además, todos los personajes tienen sus razones válidas para actuar como lo hacen. No hay buenos y malos, hay propósitos encontrados, choque de intereses, necesidades incompatibles.
Narrativamente esquemática y estéticamente esplendorosa, Avatar es el inicio esperanzador de una interacción entre lo analógico y lo digital, capaz de materializar cualquier universo imaginario. Coraline y Avatar y, a juzgar por el tráiler en 3D, Alicia en el país de las maravillas, de Tim Burton, son las primeras películas que muestran y demuestran cómo el 3D puede reinventar el espacio cinematográfico. La profundidad de campo, ese concepto clave para pensar el cine de Renoir y Welles hace ya casi 70 años, vuelve inesperadamente en este ostensible progreso técnico con implicancias formales. El fondo y el frente del plano se alteran para siempre. Y aquí Cameron deja un precedente: sus logros en la materia están subordinados al relato, es decir, evita el exceso, algo que Zemeckis abusa una y ota vez en su horrible Los fantasmas de Scrooge (aunque el 3D es solamente una expansión visual del cine, pues no hay una exploración sonora que acompañe las tres dimensiones de la imagen).
Para los amantes del cine, el evangelio de Cameron podrá ser indiferente, pero los placeres sensoriales del mundo que ha imaginado serán inolvidables. La fluorescencia de las noches de Pandora es un prodigio técnico incuestionable. Quizás el mantra de la sabiduría New Age “vender inteligencia y comprar asombro” se justifique en esta ocasión, ante el poder visual de Avatar. Quizás.
Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La Voz del Interior en el mes de enero 2010.
Roger Alan Koza / Copyleft 2010
Muy buena crítica, de lo mejor que leí sobre Avatar. Es cierto que el uso que Cameron hace del 3-D es sorprendente, pero debajo de toda esa parafernalia técnica hay una historia demasiado sencilla.
Por otro lado, creo que si lo que se busca es que los espectadores vuelvan al cine el camino está equivocado. O, al menos, apunta demasiado al corto plazo. Es probable que en unos años esté disponible algún tipo de televisor con 3-D que ofrezca una experiencia similar, por lo que el cambio debería ser cultural y no tecnológico. ¿Por qué hoy muchos espectadores prefieren ver una copia trucha en DVD en su casa, un CAM filmado en una sala (con todas las deficiencias del caso), en lugar de ir al cine? A la respuesta de esa pregunta habría que apuntar.
Saludos
Andrés, gracias por lo que decís. Concuerdo contigo con la simplicidad, y quizás habría que buscar una palabra menos neutra, porque me parece que hay algo más temible y terrible en ese ejercicio extremo y reduccionista en materia filosófica en Avatar. Concuerdo enteramente con lo que decís respecto del 3D. Sé que ya están pensando la televisión en ese formato. Y pronto llegará. Por lo cual sigue siendo un problema cultural y no técnico. Ayer, sin ir más lejos, el mozo que me atiende en un bar en donde trabajo, me decía que había visto Avatar en su casa. No le importó mucho el tema del 3D, que además sale un dineral. De la caja de Pándora salían todas las miserias del mundo, aunque en el fondo estaba Elpis, la esperanza, dicen las versiones de mito. Es una experiencia paradójica, la esperanza, y aunque vaya contra el sentido común, es bueno desconfiar de ella, de Cameron y de los entusiastas acríticos. En la misma semana se estrenó Rosetta. Ahí sí encuentro algo nuevo, más allá de los Dardenne, Cannes y Cronenenberg. Saludos y un abrazo. RK
Roger:
«Esencialmente un western»?
«Además, todos los personajes tienen sus razones ‘válidas’ para actuar como lo hacen»?
«… choque de intereses, ‘necesidades’ incompatibles»?
Me parece, hay un punto en donde el «ser crítico», la
«práctica de la crítica» implica una actitud tan violenta
como el militarismo.
El dueño del «ojo inteligente» está obligado a desconfiar
por defecto, por definición, y solo relajará frente a la
grandeza (espiritual?) de realizaciones sutiles, no
populares, profundas…
¿Cómo debiera ser una producción que complazca a la
hinchada de Boca y al sagaz crítico..?
No existe. Son términos antitéticos.
Así entonces, una obra de temática arquetípica (no original) con esta producción y aceptación total de las masas debe ser sospechada y tendrá, seguramente, manos y pies de donde crucificarla; aunque sean Na’Vi de cuatro dedos.
Cámeron trae un simple mensaje: Codicia + armamento =
destrucción. Sensibilidad + amor = naturaleza viva.
Algo tan básico no puede (ni debe) decirse de manera no
simple, no evidente. Un golpe debe ser un golpe.
El corazón no solo es naif, es nuestro centro de sabiduría
por antonomasia, y «Avatar» lo hace su interlocutor.
Por suerte, aunque no convenza ni satisfaga al crítico en
su laberinto, es la película más vista en la historia del
cine, o lo será dentro de muy poco.
Un abrazo en las diferencias.
(para coincidir ya la tenemos a Eywa).
Edgar.
pd: incluso, lo que viví como única chingada cuando
vi el film: Eywa tomando partido, luego pensé
si Gea, Gaia, nuestro propio planeta, no se sacudirá de
encima en algún momento a este nefasto mundo
humano. Y sí, es una posibilidad, y por ende lo de
Cámeron una alegoría permisible también.
Abrazo.
Me calenté.
Disculpame los excesos
y si dije algo incorrecto.
No entendí esta crítica.
Abrazo. Edgar
Muy interesante la reseña de Roger.
Pero quiero detenerme en el comentario de Edgar, porque repite algunos lugares comunes que insisten en separar la rececpción de los críticos de la hinchada de Boca. Es, desde ya, un planteo falaz: los hinchas de Boca están atravesados por discursos mediáticos, por todo lo que hoy acompaña inevitablemente la industria del espectáculo deportivo. Exactamente lo mismo pasa con el cine: no hay tal cosa como acepctación total de las masas que no esté atravesada por el gigantesco operativo de marketing que sostiene a la película. Atribuir esos discursos pseudo-naives a la sabiduría del corazón es una desmesura de cinismo.
» Codicia + armamento = destrucción. Sensibilidad + amor = naturaleza viva». Estas ecuaciones o cálculos aritméticos son sólo en apariencia simples. ¿Sensibilidad y amor es igual a naturaleza viva? ¿Y para legitimar esa simpleza se recurre a los resultados de taquilla: «la película más vista en la historia del cine». ¿Esa es la sabiduría del corazón o la de la industria de la distracción.
Me temo que la simpleza que recomienda Edgar es la simpleza de los distraídos
Ni bien pueda respondo. Gracias Cuervo, gracias Edgar. De todos lo escrito puede salir algo interesante. Pronto. RK
Edgar y Cuervo: lo digo sin ironía algiuna. Avatar es como el premio nobel de la paz a Mr. Obama.
Entiendo, Edgar, tu enojo, porque subscribís al discurso filosófico de Cameron, pero creo nada es tan simple, y que el corazón es mucho más complejo de lo que parece, si tomo tu metáfora central. No tengo mucho más para decir, que lo ya dicho. Creo, sinceramente, que si uno ve La princesa Monoke puede percibir una mirada ecológica desmarcada del americanismo. Cuando la ecología pasa por EE.UU., no queda otra que citar a Zizek: «La ecología es el nuevo opio de los pueblos». Y hay algo de eso en el film de Cameron. Es un evangelio, y de allí que el Papa la denoste, pues debe ser para ese reaccionario un llamado al paganismo. El verdadero mensaje del film no es su discurso sino su forma. La belleza digital del film merece ser pensada, aunque lo mejor transcurre en la noche, pues de lo contrario, Cameron es propenso al kitsch, no solamente en términos políticos, sino también estéticos.
«Esencialmente un western»: Edgar, eso no es un señalamiento negativo. Los western son muy importantes en la historia del cine y precisamente siempre han señalado la dialéctica entre civilización y barbarie, ley y deseo. Los mejores western son aquello en donde ni los indios, ni los blancos son bueno y malos. Es decir, allí en donde hay un choque de cosmovisiones. Las películas de Ford, en ese sentido, son geniales, como las de Mann, aunque creo que Dead Man de Jarmusch es un film fundamental en la materia.
Cuevo: no tengo mucho que agregar a lo que vos decís; he leído lo que escribiste del flme en La otra, y lo que decís en tu comentario, y en ambos caso subscribo a tus señalamientos generales. No he léido El amante, pero vi que tanto Noriega (en nombre de Javier Porta Fouz) te han respondido. Es bueno que no haya tomado un tono agresivo, sino polémico. Creo que El amante necesita interlocutores exógenos.
C y E: lo que me gusta del film de Cameron es su discreto darwinismo, el que abandona muy rápidamente, y algunos pasajes en donde el 3D funciona muy bien.
C: ayer veía Sokurov y su propensión al plano en dos dimensiones. Creo que el cinematógrafo está aún en su infancia. ¿Cómo sería un film de Sokurov en 3D?
Saludos a los dos.
RK
Yo todavía no ví la peli de los pitufos gigantes con narices operadas.
Boudu: los pitufos son desexuados, y cuando cogen es sexo tántrico. Los pitufos no tienen tetas. El sexo en Pandora brilla por su ausencia. Si la ves, verla en 3D. De eso se trata, en todos los sentidos. RK
Edgar: cuando Lovelock escribió su hipotesis en la década del 70 sobre Gaia, o la biosfera como un sistema de autoregulación, estaba muy lejos de la reelaboración esotérica que sufrió su mirada sobre la Tierra. Hay otros modos de establecer un vínculo entre la tierra y los hombres, sin necesidad de postular una cosmovisión Cameroniana. Por ejemplo, en el cine, Miyazaki, Mallick y Herzog ofrecen una mirada sobre la Naturaleza mucho más compleja. El animismo de Miyzaki, el heideggerianismo de Mallick y el darwinismo poético de Herzog, a mi parecer, establecen un diálogo entre especies mucho más fecundo que la espiritualidad New Age de Cameron. Saludos. RK
Roger, Cuervo:
No hay manera de acceder al esplendor de Avatar (y frente al dilema que atravesamos, el 3D es tema menor) si no sintonizamos su dimensión más evidente y relevante: la mística, la religiosa, la espiritual.
Aceptémoslo: es la gran película a favor de la vida de los últimos tiempos. No solo por su factura y mensaje, sino por su alcance. Millones de personas tienen con ella la oportunidad que el sistema global les niega: repensar el vínculo con la Naturaleza y enjuiciar la voracidad canibal del Capitalismo. Pone en primer plano la criminalidad del poder. Esto no es naif. Y lo hace con una producción de calidad superlativa.
Pero, muchachos: ¿ustedes viven en un mundo que NO está al borde del abismo?, ¿en un mundo que NO está siendo sistemáticamente esclavizado, banalizado, pauperizado..? Porque si son conscientes de lo que está pasando: ¿qué tienen que decir de Avatar..?
¡Festéjenla!
¿En qué lugar extraplanetario se ubican los críticos para defenestrar una película con este mensaje y ser indulgentes (mínimo) con «Bastardos sin gloria» o la saga de «Saw»? ¿En que lugar del Cosmos se ubican?, porque de Pandora los corren.
Roger, tenés razón: «si querés respirar, el cine es ventolín»
¡pero ojo, que el árbol no te impida ver el bosque!
Cuervo: Soy consciente de la manipulación mediática. Pero no subestimes la posibilidad de que esta película detone un genuino entusiasmo, máxime si, como hoy, se extrema el hambre de sensatéz, de humanidad y valores espirituales mínimos. La idea no es explotar ese hambre, aunque halla quienes así lucren, la idea es que esos valores se minimisen, porque no son funcionales.
No hablé de taquilla, dije que me alegraba de que sea, o llegue a ser,
la película más vista en la historia del cine. Son cosas distintas.
Estabas distraído.
Roger: Trataré de ver «La princesa Moneke».
Abrazo en las diferencias.
Edgar (para los amigos: Turok mac-tu)
Me permito agregar algunas opiniones y aclaraciones al debate:
– Siempre me pareció falso el dilema «hinchada de Boca» vs «críticos sagaces», como lo plantea Edgar. Hay obras cuyo valor artístico es indiscutible al margen de que sean o no populares. Y hay, también, obras que satisfacen tanto las expectativas de los críticos sagaces como del gran público.
– No es cierto que el sexo en Pandora brilla por su ausencia: hay una escena (medio grotesca) de la pareja azul haciendo el amor. De todas formas, creo que el miedo de Cameron (y del cine mainstream en general) no es al erotismo sino a la restricción en la calificación.
– Es cierto que la visión sobre la Naturaleza es mucho más estimulante y madura en Miyazaki, Malick y Herzog. Y no olvidemos a Tarkovski.
– No creo realmente que «Avatar» lleve a tomar conciencia de que vivimos en un mundo al borde del abismo (como sí lo hacen precisamente los films de Herzog y Tarkovski). La veo medio hipócrita en ese sentido, nada menos «ecológico» que toda esa parafernalia tecnológica-publicitaria. ¿Los lentes para 3D se hacen con material reciclable?
– Ojo, la princesa no es «Monoke» ni «Moneke», sino «Mononoke».
Saludos.
Roger: Una cosita más:
Pareciera que, la desconfianza que despierta Avatar, se predicara de la simple agudeza de espíritu: no es creible su mensaje si proviene de donde proviene. El copete de tu último post pareciera prefigurarlo: Avatar es a lo que presume ser como Obamam merecedor del Nobel de la paz. Pero, ¿alcanza con decir eso? (en el caso de la pelí, claro).
No encuentro en tu crítica un comentario que me permita advertir el engaño, que me salve de caer en la emboscada, pero sí un tono burlón y despectivo de principio a fin. ¿Pero, por qué? ¿No deberías justificarlo? Yo esperaba el renglón fatal, pero no llegaba.
Es simplemente porque es una película yanqui, de 300 MDD ¡Más razones que esa! ¡Cameron bicho jodido! ¡Hay que ser cínico al mango! Bueno, pero, más allá del prejuicio, que yo también lo llevé conmigo, ¿por qué la detestás? Todos los que la admiramos somos ingenuos, todos los que la ningunean está de vuelta. Bueno, puede ser, pero: ¡argumenten! Y tus argumentos fueron pobres, Roger, concideraciones y juicios de elite (¡y nadie vio la princesa Mononoke, solo vos!)
¿Y si Cameron tuvo un insight, si dijo: «Yo ya las hice todas ahora les voy a patear el tablero a estos oligarcas putos»?
Cómo sea, tenemos ahí la película para verla, analizar y advertir la trampa, pero: ¡no se la ve!
«El militarismo yanqui y el corporativismo capitalista son el villano de la película.» Qué boludo, ¿de donde saca eso?
«… visualiza el imaginario utópico de una cosmovisión matriarcal espiritualmente elevada. Los Na’Vi creen en la interconexión de todos los seres vivientes.» ¡Wey, qué tipo jodido!
«Los buenos y los malos son estereotipos, el discurso que articula las acciones de sus personajes sentencias de un manual de autoayuda. Renunciar a la complejidad en aras de clarificar un mensaje es cosa de pastores, no de cineastas.» ¡Se nos hunde el barco, loco! ¡Dejalo que ponga las cartas sobre la mesa..! Pero lo más importante es el cine, ¿no?
De última, y corto acá, es: si el crítico va a poner una mirada comprometida de «corte grueso», tan necesaria, donde la excelencia quede para algún otro momento, o permanecerá en su torre de marfil, fiel a su especialidad, desmenuzando joyas únicas, abstraído por completo y mirándose el ombligo, mientras la oscuridad crece y avanza, avanza, avanza… Tal vez después pasen una película.
Abrazo, Roger.
Y gracias por aguantarme.
Todo sea por la diversidad.
Edgar: no tengo mucho más que decir. Quiero sí decirte que lo que he escrito no es despectivo. He intentado ser justo con la película. Hay algunos pasajes que me parecen muy buenos, y son aquellos primeros momentos de descubrimiento en Pandora. No más. Sospecho que eso está vinculado con las prácticas de buceo de Cameron. En eso, hay algo de su inventiva que me remite a J. Cousteau, aunque éste descubría un mundo. El mensaje del film, si es que de eso se trata, me parece reduccionista y lenificante. La princesa Mononoke no se estrenó. Es cierto, y de eso se trata. De que Avatar es omnipresente.
Debo decirte que no odio a los nortemaricanos. Melville, Emerson, Whitman, Thoreau, Rorty, han sido compañeros imaginarios, me han ayudado a entender y cuestionar. Y nombro escritores, no cineastas. En ese sentido, una película como Fast Food Nation, The injury of one, Days of heaven y tantas otras que vienen de ese país llamado EE.UU., me resultan mucho más combativas y edificantes.
Fer: he señalado que la escena de sexo es tántrica, protegido por un plano en picado, bien a lo lejos, para que los niños no se den cuenta, tal cual como vos decís.
Last but not least, Bresson hizo para mí la gran película ecológica, si se quiere: El diablo probablemente.
Saludos.
RK
taxativa y reparadora
Chau, gracias por el díalogo
Edgard:
yo sintonizo con la dimensión espiritual, mística y religiosa del cine cuando la hay, pero en Avatar hay una tecnología de la espiritualidad instantánea, que tiene más que ver con Ludovica Squirru, Louise Hay o Paulo Coelho que con San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Avila o Meister Eckhart. Sinceramente me parece que quedás obnubilado por el slogan manifiesto que el film vende y no visualizás las notorias contradicciones que implica un discurso que dice respetar lo ancestral, la diversidad cultural y la naturaleza mientras que de hecho desaloja esos elementos de la pantalla: el árbol fosforecente es tan místico como el que arman en Shopping Abasto cada 8 de diciembre y la idea de lo ancestral que la película trasmite es banal y estereotipada. La escena del ritual alrededor del Arbol me parece una de las más groseras, con todos esos muñequitos clonados moviéndose al unísono, lo más alejado de la vida que vi en el cine últimamente.
Te exaltás defendiendo los valores del respeto a la vida y la denuncia del deterioro ambiental, pero no es eso lo que está en discusión, a mí eso me preocupa tanto como a vos. Al que no veo que le preocupe es a Cameron. Y la nota de Roger cuestiona el valor artístico (y si vos querés también político) de este film. Si sos partidario de los que decretan un entusiasmo obligatorio por el impacto sensorial que causan los efectos 3D, entonces creo que no compartimos los mismos intereses: leo este blog porque me interesa su mirada sobre el cine contemporáneo y no las operaciones de marketing en cuyas redes caen muchos críticos.
Avatar no pone en primer plano la criminalidad del Poder, porque el Poder respalda su bombardeo tecnológico sobre la percepción del espectador: Avatar no pretende hacerte reflexionar políticamente sino, ante todo, abrumarte con su poderío. Avatar no denuncia la voracidad capitalista porque Avatar ES la voracidad capitalista de última generación, que invade el 80 % de las pantallas del planeta a pura prepotencia. Pasa muy seguido con los blockbusters norteamericanos: que predican lo contrario de lo que practican. Y en este caso, sus impactos sensoriales no tienen como finalidad ningún propósito espiritual, sino con llevar el espectáculo de masas hacia una nueva instancia que no pueda reproducirse en los Home Theater ni piratearse por internet.
Técnicamente innovativa, se trata de una película formalmente conservadora, que suspende la capacidad crítica del observador y lo desborda con estimulos sensoriales. Tiene más que ver con el tipo de experiencia que se puede obtener en un parque de diversiones del siglo XXI que con el arte de John Ford, David Lynch o Eric Rohmer (para citar a tres autores muy diferentes entre sí).
Roger:
¿Cómo sería un film de Sokurov en 3D? En un momento pensé que Sokurov era reacio a la innovación tecnológica, pero cuando vi El Arca Rusa me di cuenta de que el tipo es más desprejuiciado de lo que yo creía. Igual no me imagino por el momento una película en 3D suya, precisamente porque hasta ahora él aboga por la bi-dimensionalidad de la imagen cinematográfica. Pero AS puede volver a sorprendernos (de hecho me sorprendió la extraña secuencia de animación del sueño en EL SOL).
saludos
Cuervo: yo soy ateo, pero me pasa igual que vos: leo Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz, o Dionisio de Aeropagita, y, sinceramente, me fascinan. A. Rublei, de A. Tarkovski, casi me convierte. Pero lo de Avatar es otra cosa, tal cual como vos lo decís.
Edgar: no entendí bien lo de taxativo y reparador. Pero no tiene importancia.
Saludos a los dos.
RK
Roger:
Entrando a http://todaslascriticas.com.ar/
veo que tu crítica de «Avatar» en La Voz del Interior mereció un «Muy Buena», mientras que acá es simplemente «Válida de ver».
Si no es incómodo para vos, me gustaría saber por qué mereció esa valoración en el diario (si preferís no contar los detalles, todo bien… lo que vale para mí es tu texto sobre la película).
En todo esto no comprendo que tiene de diferente el mensaje de Avatar con el de Rambo, por ejemplo, o el de cualquier argumento promedio (y mediocre)…los buenos y los malos.
Cuál es la conexión con la naturaleza de los» Buenos» en esa reacción ante la «injusticia» (una respuesta igual de destructiva que la de los «malos»), qué tiene de sorpresa?.
Al final si, la naturaleza responde, pero hubiera sido mas original un huracán, por ejemplo, con terremoto incluido, para que limpiara de una vez arriba y abajo.
Esa es la creencia que está mandando y sería mucho mas espiritual, religioso o como quieran llamarle aportar al desmantelamiento de la misma, en vez de seguir jugando a los opuestos y justificando los mal llamados «desastres naturales».
Para mí nada nuevo bajo el sol, excepto la animación.
Y tb. me quedo con la princesa mononoke
Vino mi cuñado de visita a casa, y para no tener que recibirlo me fui al cine.
Fui a ver Avatar, del canadiense James Cameron, director del recordado y extenso bodrio melodramático Titanic; que antes ya había plagiado y dirigido la tambien taquillera Terminator, protagonizada por el hoy gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, quien trata de salvar de la quiebra al tesoro de su estado promoviendo los libros digitales, en el sistema educativo, y la despenalización del comercio de marihuana.
El argumento de la película es una mezcla de Pocahontas, Danza con lobos, El último Samurai, Dinotopia… etc, en un pastiche insufrible tipicamente Hollywoodense.
Es una de vaqueros ingenuamente revisionista, solo que en vez de indios, los buenos son los alienígenas. A los cinco minutos ya sabes quien es el bueno, quien el malo, quien se queda con la chica y quien tiene una muerte horrible, en justa retribución de su maldad. El capitalista, por supuesto, al final se salva: no tiene sangre en sus manos, para eso tiene a la policia , el ejercito y participación accionaria en alguna de las corporaciones dueñas Hollywood.
Está editada de un modo lineal, carente de cualquier originalidad y tan mal hecho, que en al menos dos oportunidades tienen que recurrir a una vos en off, que relata una escena que falta y otra que no se entiende sino se la explica. El desarrollo de la trama es chato, previsible y aburridísimo…!
… insisto: ABURRIDISIMO…!
Sigourney Weaver hace el mismo papel que en «Gorilas en la niebla», solo que esta vez trata de salvar extraterrestres en lugar de simios, y solo que esta vez está mas entrada en años, en kilos y cansada. Y ya no esta para cazar Aliens, tal vez por eso quiere haceres amiga de ellos…
Algunos detalles son francamente estúpidos, como que los alienigenas se conecten a sus caballos de 6 patas o a sus pterodactilos biplanos, con una especie de conector USB biológico que tienen en la punta del pelo trenzado.
El 3-D es intrasendente, a los pocos minutos te olvidas que está y solo queda la incomodidas de los anteojos. Los personajes digitales y el ambiente recreado no aportan mayor novedad, tal vez por lo intrasendente de la historia.
El cine 3-D no sirve, no hace falta, nuestro cerebro ya realiza el trabajo sin necesidad de artilugios, ¿o acaso cuando vistes Salvando al soldado Rayn, la sangrienta escena del desembarco del Dia D, pensastes: «a esta escena le falta profundidad, es muy 2-D…» ?
¿Hay que decir algo sobre ecología?, ¿es serio pensar que Hollywood, una industria corporativa, dedicada a la destrucción de la diversidad cultural en todo el planeta, como medio para maximizar ganancias, promueva valores de responsabilidad con el medio ambiente y solidaridad con los pueblos menos desarrollados? …no jodas!
El tedio opera sobre la subjetividad del tiempo, por eso esta película se hace tan larga que a la mitad hacen una pausa, se encienden las luces, y el caramelero te despierta para tratar de venderte otro balde de palomitas de maiz, carísimo! …mientras despertás, tenes la sensación de que te están asaltando.
26 $ la entrada!, la siesta mas cara de la ciudad…
No se cuando voy a escarmentar y dejar de caer en estas estafas yanquis.
Supongo que Cameron conseguirá con este nuevo engendro taquillero, dinero suficiente como para hacer otra serie de sus fanáticos documentales para el History Chanel , fundamentalistamente cristianos, en los que cree probar que la biblia es un texto rigurosamente historico.
Esta vez, tal vez trate de demostrar que Santa Claus existe, y nunca fue empleado de la coca-cola, y que los Reyes Magos no son los padres.
Roger: lo dije como otra forma de pensar lo reduccionista y lenificante.
Soy ateo también, pero es muy difícil serlo cuando te conmueve la dimensión espiritual, diría: cuando aceptás ser vulnerable a ella, y sus exponentes más lúcidos no invalidan niveles muy menores de acercamiento. En ausencia de epifanías, lo somos por acatamiento al rigor intelectual, y así debe ser.
Cuervo: no puedo dejar de coincidir con lo que decís, al menos, en lo que atañe a la coyuntura, pero no podemos dejar de pensar que es una película de “Cameron”, de puño y letra, ¿podríamos pedirle mayor profundidad?, y con esa tecnología pudo haber hecho lo que se le antojara. A su nivel, es política y reveladora como pocas superproducciones, e insisto que lo es porque eligió el camino de la sencillez. Avatar puede reducirse a tres conceptos, y en esa mínima experiencia intelectual cabe la dimensión espiritual. Como él mismo se preocupó en distinguir: “es difícil llenar un vaso que ya está lleno”.
Por otro lado: si vos querés dar este mensaje, lo querés dar, y sabés que tu publico no va a ser selecto, sino el basto y bastardeado mundo entero: ¿cómo lo harías?
Ahora bien, en cuanto a lo que vos diagnosticas con absoluta ecuanimidad y sensatez, pregunto: ¿cuál es la oportunidad de que un evento de la magnitud de Avatar se desmarque de la política en curso y devenga mensaje contra el sistema? Si vas a decirme que no, que tal cosa no es posible, te recuerdo lo que dijera Michael Moore al cierre de la deslumbrante “The Corporation”:
“¿Cómo es que empleo el dinero que me dan ellos para oponerme a aquello en lo que ellos creen? Pues porque no creen en nada. Me distribuyen porque saben que hay millones de personas que quieren ver mis películas y ellos van a ganar dinero. Y yo he conseguido distribuir mi material gracias a que voy conduciendo mi camión por esta enorme grieta que existe en el Capitalismo: la grieta de la codicia. Es como el hombre rico que te vende la cuerda para ahorcarle si cree que con eso va a hacer dinero…”
Como producto en sí, fuera de lo sospechoso de la contingencia, Avatar es una épica política perfecta. No hay trasfondo avieso, subliminal al que se le vea la pata, giro sospechoso. Es bellísima, radical y multitudinaria. Muchachos: ¡es un milagro! No la denoten porque Ciorán no escribió el libreto o la mística de Cameron no supera la historieta. ¡Es lo que es! Pero en mitad de esta densa oscuridad programática, mal o bien, es un rayo de sol sobre nuestros palidecidos corazones. Y en 3D
Gracias por el diálogo.
Edgar
Edgard:
vos me preguntás a mí qué haría? La pregunta es abstracta porque yo no estoy en la posición de Cameron, ni lo estaré y por sobre todas las cosas no quisiera estar en esa posición. Lo que yo haría es no hacer Avatar, porque algo así repugna a mi sensibilidad. En segundo lugar, Cameron no «sabe» que su público será el basto y bastardeado mundo entero, sino que él QUIERE
Bueno, se me chispoteó el enter antes de terminar la respuesta: Completa sería así:
Edgard:
vos me preguntás a mí qué haría? La pregunta es abstracta porque yo no estoy en la posición de Cameron, ni lo estaré y por sobre todas las cosas no quisiera estar en esa posición. Lo que yo haría es no hacer Avatar, porque algo así repugna a mi sensibilidad. En segundo lugar, Cameron no “sabe” que su público será el basto y bastardeado mundo entero, sino que él QUIERE que ese sea su público: no tiene el deber de hacer un producto de estas dimensiones, nunca, nadie, ningún cineasta TIENE QUE hacer esto, sino que lo hace por su propia decisión. Yo jamás me propondría tener como interlocutor a un público basto (vos lo pusiste con b y yo te sigo).
Pero la diferencia de fondo que tengo con vos no es ética: lo que haga Cameron me tiene sin cuidado, por mí puede extender la saga de Avatar durante 20 películas más: lo que yo creo es que es un producto artítiscamente mediocre y políticamente tramposo. Vos hablás de «mensaje». Yo no creo que el cine dé «mensajes» y cuando dice darlos de manera estentórea hay que fijarse la politica que esa obra sigue con su espectador: vos mismo lo decís: lo trata como un público basto, es decir: lo desprecia. Esa es la política de Avatar. No veo que se puede celebrar en todo esto.
Fernando: tras recibir muchas críticas sobre mis calificaciones «negativas» (a usted no le gusta el cine, ¿para qué escribe sobre él) y por lo tanto, volverme antipático para el publico-lector, y, por ende, quedar descalificaco cuando quiero recomendar algo muy valioso, entonces opté por el siguiente método: cuando la película es en mi términos válida de ver, según el caso, le pongo muy buena o buena, y lo matizo con el texto, si es necesario, y viceversa. Trato, entonces, de combinar texto y calificación. En el caso de Avatar, yo envié la crítica que leíste aquí para la versión web y la que salió en el diario impreso fue, finalmente, la que también dejaron en la web. Desconozco el por qué de la decisión. Si hubiera sabido que no iba a subirse el texto más largo, entonces, le hubiera puesto un Buena. Eso es todo. Es una decisión cuestionable, pero no encuentro otra.
Edgar: mi posición sobre el mundo y el cine es esencialmente materialista, en un sentido filosófico. Creo que nuestra especie no soalmente es un bicho social, sino que soalmente podemos individualizarnos a través de la sociedad. A su vez, los modelos de organización social instituyen modalidades de ser, la que incluye una visión de la naturaleza. La estructura de clase, las coordenadas con la que experimentamos la relación con el espacio, el mundo no parlante, etc, están dadas, y si tenemos la suerte de acceder a un mundo simbólico variado, entonces podemos incursionar sobre el ABC que nos determina y hacer cambios. Mo podemos ser libres, sino más libres. Lo espiritual, a mi modo de ver, es un modo de poetizar y sofisticar lo dado. Sin Emerson, sin Quiroga, sin Francisco de Asís, sin Cousteau, sin Murnau, creadores de léxicos e visiones, la naturaleza sería para muchos un mero lugar de extracción de energías.
Damián: me gusta lo que decís, y mucho, pero ni siquiera así, una película como 2012 puede asumir lo que decís: imagina un fin del mundo, pero no puede atraverse a más e imginar el fin del capitalismo. Los ricos se salvan, y el discurso final que matiza la codicia, solamente es para salvar algunos que ni siquiera son los chinos que construyeron esas torpes arcas de Noé del futuro. En otros términos: casi como si fuera parte del diseño evolutivo, no hay resto en la imaginación para pensar otro modelo de organización colectivo.
Daniel: decile a Cameron que la próxima vez lo invite él a tu cuñado a almorzar, y entonces podés dormir una buena siesta.
RK
Roger: no puedo decir nada respecto a tu elección filosófica, es personal, pero creo que se necesita algo más que ella para tener confianza en un mundo destino, de otro modo la extrema lucidez oscila entre una benignidad estética y una preservación diluida.
No podemos ser libres sino más libres, pero la libertad es un fenómeno paradojal, en lo personal comulgo con quienes presienten un éxtasis de individualidad inclinándose ante los vislumbres de la totalidad.
Lo dado, bien pudiera superar lo comprendido, y vivir con un pie en lo inefable resulta desasosegante pero encierra nuestra máxima posibilidad.
Cuervo, te agradezco mucho las respuestas, aunque sé que han ido y sido útiles para muchos más; ojalá.
No lo dije, pero tu post anterior me resultó fascinante, por la claridad conceptual y porque escribís de puta madre. ¿Fin de la saga? Me gustaría seguirla, hay algo más, pero quiero releer. Además tengo miedo que Rogerito me mande a cagar; vos viste como es, un tipo reviolento.
Abrazos.
Turok Mac-tu se retira a reflexionar.
–Neytiri, dejá de pintarte y hacete unos mates.
No soy un erudito a la hora de emitir críticas pero me parece que la ley fundamental de que «si el guión es malo, la película es mala» se aplica hoy y se aplicará siempre.
Vi Avatar en 3D (la primera que veo en ese formato en mi vida) y salí consternado. No tolero que se trate al espectador como un idiota, por más «bella» que sea la película.
Pensar que el mismo tipo que dirigió las dos primeras entregas de Terminator y Aliens, dirigió también Avatar, me parece más un retroceso que un avance.
Será que las únicas revoluciones que puede ofrecer el mundo de hoy son vacías y apuntan más a la cáscara que a la pulpa.
Te felicito por tu blog. No lo conocía pero voy a empezar a seguirlo.
Gracias MGE, saludos. RK
Gracias Roger por la explicación. Siento que fue inoportuna mi pregunta, pero tuviste la amabilidad de contestarla dándome más detalles de los que esperaba. Yo también, aunque no escribo con regularidad en un diario como vos, tengo anécdotas parecidas que podría contarte… Tal vez Internet sea el medio donde más se discute y reflexiona (y con mayor libertad) sobre cine, actualmente.
Un abrazo.
Fernando: en La Voz del Interior nunca tuve ningún apriete. Me doy cuenta que no me dan ciertas películas, como si supiesen que no tendrían conmigo una buena calificación, aunque es un parecer y no tengo fundamentos para afirmarlo. Lo otro que me precoupa es que el lector no suele ver el cine que puedo ver yo (como tantos otros críticos y cinéfilos) en festivales y cineclubes, y por tanto, mi criterio de evaluación incluye otros elementos, otra historia del cine, otras cinematografías, que muchos lectores desconocen. En ese sentido, siempre tiendo a ser más generoso en la calificación, aunque jamás dejo de escribir lo que pienso y entiendo de un film, sea de quien sea, venga de donde venga, incluyendo amigos personales que hacen cine, algunos de ellos muy conocidos y a quienes le tengo mucho afecto. Gran abrazo para vos. RK
Gracias Roger por responder.
Me he dado cuenta que Avatar refleja como ninguna película que haya visto antes, mi estado interno…
Loco, qué intenso se ha puesto esto.
He dado unas vueltas: pasar de lo tuyo a la crítica original de Cuervo, a lo de D’Espósito, Monteagudo, algo de Porta Fouz… es una experiencia en 4D.
¿Dónde se puede encontrar lo que citás: «… pero vi que tanto Noriega (en nombre de Javier Porta Fouz) te han respondido.»?
¿Se puede encontrar?
Tankius.
Edgar
… y el 21 Prividera!
abrazo
Querido Edgar: y también se abrió otro frente de discusión en otroscines, en donde Battle expuso otras objecciones y en un tono muy constructivo, Porta Fouz le respondió. Eso es bueno. Lo de Noriega aparece en los comments del post de Cuervo sobre La nueva crítica. Él responde (y dice haber leído el post con Porta Fouz, ahí también lo hacen de buen tono). También Fernando Varea en su blog Espacio Cine ha escrito sobre el film. Y debo decirte que lo de Prividera no es precisamente favorable. Saludos, querido Edgar. RK
Prividera, era mi última esperanza…
Me voy a bailar unas Danzas Circulares con D’Espósito
Que ácido Cuervo, qué cómico, y que bien escribe.
Che, que arduo: leí Noriega (piola), post, y todo, escribe como un cohete pero es un guerrero no-Na’Vi este Oscar. Me gustó Monteagudo. Y habrá que tener cobres para El Amante, ya que online, nazin (lo bueno sale caro, ja ja). Y pienso ahora: mínimo, es una película de contradicciónes Avatar. Mmm.
La verdad es que la previsibilidad de la película y su exagerada duración me irritó todo el tiempo, aunque la belleza del mundo ficcional me cautivó, es verdad, y evitó que mi pierna derecha temblara impacientemente. La estructura monomítica y la espitirualidad panteísta me seducen siempre y en eso suelo caer como chorlito. Pero la espiritualización grotesca del héroe bruto yanqui es un lugar común obsceno y «alelante». Con todo, al final me ganó la tristeza y la nostalgia del mundo que alguna vez fue, la que Mallick tb me dejara con The New World. En fin, hay películas infinitamente más conmovedoras y profundas, y es atemorizante que otras como esta o el bodrio de slumdog millionaire cosechen tanto premio y comentario inmerecido… pero hay, qué difícil es mantenerse despierto a veces….
uf, quise poner ay sin «h»… paranoias de la profesión, saludos.
Gracias Carla. Slumdog Millionaire es mucho peor y jodida que Avatar. No obstante, hay bastante distancia entre la de Mallick y la de Cameron. Sugiero a todos los que estén en Buenos Aires no perderse lo de Herzog; en especial La salvaje lejanía azul, una película con mayor nostalgia por un mundo perdido, pero sin apelar a la New Age. Saludos. RK
Gracias por la respuesta… Sí claro, no quise poner las dos pelicuals al mismo nivel. Gracias por el dato sobre Herzog, algunas cosas suyas me gustan mucho.
Y hablando de roma, acá un ejemplo de las triste consecuencias del reduccionismo…
http://ar.entertainment.yahoo.com/especialesnoticias11.html
Saludos
Gracias por los comentarios y criticas! No pienso verla!! ultimamente leo en vez de ir al cine, que de hecho no hay en mi pueblo y me repele el formato tele al que dejé fuera de mi vida hace tiempo…la lectura crea un 4D fabuloso y mirar los árboles de mi jardín mi inspira mucho mas a comprender la realidad magica en la que vivimos…un beso Roger!
Creo que la corrección política de la que se acusa a esta película es aquello de lo que la película termina hablando. Me resulta extraño que las acusaciones hacia Avatar en todo lo que tiene que ver con el «mensaje políticamente correcto» no se hayan hecho con películas como Sector 9, donde la corrección política está de manera sutil (o por lo menos se intenta ya que en realidad su «mensaje» recurre a situaciones y efectos que no requieren ni el más mínimo pensamiento para «descifrar» esas supuestas críticas al sistema) , y donde quien filma claramente lo hace todo por su pequeña anécdota metafórica. A pesar de que traten un tema parecido (el otro, o ser otro), en el caso de Sector 9 hay una búsqueda de qualité de clase b, como si se intentara hacer olvidar al espectador que está viendo una película de 30 millones de dólares (algo inevitable pasados los primeros y algo rescatables 40 minutos). Avatar costó como 250 millones y es la más cara de la historia, y Cameron lo comparte con nosotros. Y gracias a él podemos entender que no necesitamos hacernos los sutiles para decir «bush=malo». Ya no lo necesitamos porque ese discurso ya esta masticado y tragado, ahora nos lo venden junto a una hamburguesa. Lo bueno, es que después de Avatar los cineastas supuestamente antihollywoodenses (que disfrutan mostrándonos cómo no eligen Washington o Nueva York para las invasiones alienígenas), tendrán que ponerse a pensar como romper ese film envasado que Avatar expone.
Roger: Avtr es un intríngulis de lo más interesante (mirá: AVTR, me voy a hacer una remera logo-contestataria). En ella los extremos se tocan como nunca: implica oposición y alineamiento simultáneamente. Políticamente es taxativa y radical, y si «el medio es el mensaje», ideológicamente es reaccionaria y cínica. ¿Cuál es?
Me voy a dar una vuelta en el Toruk para despejar la mente. Se comió un tractor y anda estreñido el muy otario.
Mariano: ¿Por qué decís que se le acusa de políticamente correcta? ¿Querés decir que se la acusa de tramposa? Porque el mensaje es inacusable, y como decís vos, ya es también un lugar común. Lo bueno de Avatar es su rimbombante alcance. Está resultando inspirador (fundación ecologista Pachamama de Ecuador) o temible (Vaticano, China, donde la prohíben a partir del viernes). Yo también sigo pensando «Bush»; es solo un cambio de figurita.
Wow! nunca en mi vida vi tanta tensión sexual como en este post: todos tensos, con sus nombres de guerra (cuervo, ojosabiertos, etc), tratándose con mil disculpas cuando se pelean o contradicen, pero contestándose y recontestándose de nuevo a cada rato, invocando a privadeira encima para que los «intensifique mas»; todos aún excitados, además, por la experiencia 3D de haber visto esa gata azul gigante (no jodamos, las NA VI están buenísimas!!!) e imaginando -3D mediante, obvio- lo que uno podría hacer entremedio de esas piernas larguísimas teniendo un AVATAR con el cual conectarse; encima lo mejor: después del polvo, uno se duerme rápido, se desconecta y no tiene que aguantarse a la gata gigante queriendo amor…
Edgar, si querés mensajes ecológicos que festejar onda «me gustan los mensajes fáciles y cuando tu te propones algo todo el universo conspira para que lo logres coheliano», te sugiero que mires «wall e» que es de lejos la película «con mensaje» más interesante y sobre todo, inteligente que ha venido desde hollywood en mucho tiempo. Y dado que andás con la onda vegetariana de las gaias y demás, explicales tu «fe» a los habitantes de haití que estarán felices de escucharla.
Poner a Miyasaki (con la Princesa Mononoke y Laputa falta Nausicaa sin dudas) y sobre todo al gran Herzog (ver fata morgana además de los filmes mencionados) para comparar con esta película ligera de Cameron (están en el año 2154 y usan ropas militares como en la actualidad y ni que decir de las ropas comunes? encima, los robotitos, no son los mismos que en matrix 3?) es como comparar a messi con maradona (emulo con crack).
En fin, me voy a la playa que si bien no hay na-vi hay brasile-ñas que están igual o mejor que las gatas azules gigantes (que por cierto, fueron digitalizadas por actrices negras; mmm, curioso, el bueno es blanco y australiano y los «indígenas» negros cara de gatos que encima, viven felices en «armonía» con la naturaleza, pero DOMINAN Y DOMESTICAN A ESOS BICHOS GIGANTES QUE VUELAN Y A LOS QUE HACEN DE CABALLOS…)
Saludos totales!
Groos!! Amigo!
Ya me había puesto a contestar de verdad, un poco extrañado pero: hay tanta riqueza en la Viña del Señor!, cuando recordé de donde me sonabas: Sos el amigo de Prividera!!
Te agradezco la incursión, los tuyos son los post más divertidos del blog, lejos. Me recordás a Tagliaferri (también Tangaringa).
Coincido: hay mucha tensión sexual, y los nick no son casuales. Y esa gatita Na’Vi es… lo más! No lo había dicho porque no daba, pero a vos te lo confieso. La cola debe joder un poco. Y no me digan que no se conectan las trensas… ¡que capo Cameron! Y después lo ningunean. Buenísimo, sí: un polvo y unplugged!
Te mando un abrazo. Y no te pierdas!
Edgar.
A mi lo que me enerva del comentario de Edgar, es el tono persuasivo y hasta meloso en pos de que ingresemos a su «mundo». Su formidable torre de marfil. Borges supo comentar cuanto detestaba a este tipo de escritores que parecen andar exigiendo atención, los que adornan en exceso, etc (reportaje emitido por canal a). El tono se ajusta al de aquel que parece estar de vuelta del cine independiente o de los mensajes obvios de la comunidad alt. Nos corre por izquierda para abrazr la fe que sostiene los cimientos de la gran Nacion. El puede disfrutar del sistema de Hollywood y hasta sacar provecho de las grietas que filtran esta ideología liberadora. Y tal vez con razón dice que la pelicula es piola. Esta lleno de cosas piolas.
De lo que se olvida este deudor del optimismo exigido del realismo soviético, ahora devenido en Pro izquierda norteamericana que penetro el star system; digo, lo que no parece saber este ex PC (pro todo), es que no nos interesa entrar en su película, en su «mundo» inefable. Mi mundo con sus pequeñas peliculas es un lugar mucho mas cálido.
Una vez que nos empezamos a poner un poco de acuerdo y hacemos lo que podemos; aparece este pseudo Pino Solanas a corrernos por izquierda, a patearnos el tablero nuevamente. A generar entropía.
Este tipo que comenzo simplificando el positivo mensaje del film con una especie de ecuación, se olvida de que hay imagenes mucho mas bellas en las cosas simples, en la mismísima naturaleza, y parece no provocarle ningun asco ese submundo inventado con esos bichos azulados. Lo que siempre me lleva a pensar en las épocas esas que define Marshal Berman con tendencias hacia lo abstracto, aquellas en las que la humanidad lo pasaba tan mal, que era dificil expresar semejante dolor con el realismo.
Kirchner: te lo juro, quisiera poder entenderte bien. Posteo solo en este blog, y porque lo de Roger es tan lúcido y tan humano que me reconforta poder participar. Y justo cuando alguien hace la hermenéutica de mi ego: no la entiendo! Es muy frustrante.
Se que no es cariñoso, aunque hablas de calidez.
Te puedo decir que sí, que tenés razón, en cuanto a la torre y el deseo de que me atiendan. Disculpame si la pretensión es excesiva, disfruto de la pirotecnia y esquivo el academicismo. Pero: «correr por la izquierda»?,
Por que tanta (creo) inquietud y referencias a la política actual? «Patear el tablero nuevamente»? «Cimientos de la gran Nación», «Pino Solanas»..? Cristina, ¿sos vos..?
«De lo que se olvida este deudor del optimismo exigido del realismo soviético, ahora devenido en Pro izquierda norteamericana que penetro el star system; digo, lo que no parece saber este ex PC (pro todo), es que no nos interesa entrar en su película, en su «mundo” inefable.»
No entendí nada.
Y se trata de compartir mundos, de debatirlos, de ver que sale, no de captar.
¿Este post es para mí..? Pareciera que soy solo la excusa.
No pego una.
Kirchner: la dialéctica entre nuestro anhelo espiritual y el presuntuoso mundo materialista, formateado con materiales que le son afines, supone hoy lidiar y atravesar esa cosificación con sus mismas herramientas. No queda otra. Por debilidad de espíritu o habilidad del ego, la tensión»Naturaleza-artificio» cedió en favor del intelecto alienado. Su dominio es total. Cine, literatura, todo arte y forma comunicacional de resistencia solo pueden hacer mención del extravío, no ya transfigurarlo. Incluso, son funcionales. Me duele admitirlo, pero observo que hoy incluso la «resistencia», en su nicho de esperanza, se ha convertido en el opio de los pueblos. Cuando del centro neurálgico de la manipulación aparece algo como «Avatar», su contrasentido es explícito. Sin embargo, solo de tales círculos puede surgir una potencia suficiente para cambiar algo. Siempre ha sido así. Y puede ocurrir. Pero está en sus manos y hoy más que nunca: su poderío es tal que les basta con marcar tendencias.
Yo junto hojas de la calle, y crearme: me conmueven, son terriblemente hermosas. Pero acostúmbrese, los bichos azulados prosperarán. Y hoy son, pese a su asco, el vínculo con la Naturaleza para millones de jóvenes tecno-acomodados. Serán ellos, no nosotros, los que decidan dónde vamos.
Y no importa si esto no es así, importa que se opine, se discuta, se lo problematice. Complacientes, o narcotizados por las banderas: «esto no puede ser que ocurra» «esto no debe ser así», estaremos en ambos casos equivocados. Lo que está pasando es lo que «es» y con esa realidad contamos.
Saludos
Otra idea falsa: la de creer en la omnipotencia de Hollywood, y de que la gente va al cine a concientizarse. O de que algun tipo de cambio provendra de ese Centro. Muy propio de los PCs andar pregonando estas falsas esperanzas. Formados bajo no se que preceptos conspirativos, incitando a la revolución fofa.
P/D «Cristina sos vos?», el bueno de Edgar tratandome de puto o de histerica, como si tuviese algo de malo. Resulta que el tipo viene a «problematizar», porque al parecer estamos muy dormidos acá….
Kirchner:
1-No lo es, pero de facto, H opera como si lo fuese.
2-No lo hace, pero sospecho que veladamente asistimos al cine con un ansia cercana a lo cognitivo.
3-TODOS los cambios de fondo provienen de ese, u otro, Centro.
No tuve, no tengo y no tendré relación con los PCs, salvo que me doy maña para arreglar la compu.
Como dice Charly: «Cada cual tiene un trip en el bocho» Y este blog, considero, invita a una de las menguadas oportunidades de compartir, problematizar y debatir. Pero eso es algo que vos también debés haber advertido.
Saludos.
La ecología es el opio de los pueblos. No, mejor me voy a seguir los consejos de Charly Alberty!
Recomiendo ver La Ola para un proximo debate.
Unos años atrás David Cronenberg declaraba en el periódico Libération , a propósito de su decisión de otorgarle el palmar de oro a Rosetta de los hermanos Dardenne: “Hemos elegido lo que creemos será el futuro del cine, y sabemos que aquello que hoy está en los márgenes habrá como siempre acabar en el centro… Desde mi punto de vista es pesimista Shakespeare enamorado, pues demuestra no tener fe alguna en el cine. Mientras que Rosetta me permite ser optimista debido a que muestra que el cine puede cambiar el mundo y que posee todavía el deseo y la fe de transformarlo”.
(a propósito de la falsa idea de Edgar -aka Eduardo Antin- acerca de la omnipotencia de los «centros». Esto es goebbeliano, repite una mentira constantemente, y funciona como la economía hecha de profecías autocumplidas. Edgar dice «los centros nos imponen una visión del mundo y sobre ese sometimiento comenzamos a pensar en alguna ñoña revolución»)
El texto de Cronemberg lo saqué de la critica a Rosetta en este mismo blog.
Estimado no presidente Kirchner: Edgar no es Quintín, es Edgardo D. R, escritor, que vive en Buenos Aires y a quien conozco hace años pero no lo veo desde 1998. A Quintín sí lo veo, también lo considero amigo, y piensa muy distinto que Edgar, no solamente en materia cinematográfica, sino en casi todos los órdenes. Saludos. RK
Ja ja ja! gracias por la aclaración, pero este tal Edgar me recordó al antikirchnerista Quintin!!! (casi escribo anti Kitch). Me voy mas abajo a dejar mis 10 peliculas de los ultimos meses. Y realmente no me gusta como escribe su amigo: me empalaga.
Cuervo: se le reprocha, sí; no vos pero sí en varios medios: «elementalidad dramática» P12, «la simplificación extrema de su relato», «Narrativamente esquemática» La Voz, «las limitaciones de su sinopsis» Otros Cines, «Sin contar con un guión especialmente original ni sutil en sus intenciones» La Nación. Es parte del pack descalificatorio.
Roger: el otro día me encontré pensando (y uno tiene un blog adentro, con post de lo más variados): «todos los que no están en el poder están a favor de la libertad, y todos los que están en el poder están a favor del control». Es maniqueo, pero me cuesta contradecirlo. Aquello viejo de Platón: «las cosas andan como la mona porque los reyes no filosofan y los filósofos no reinan», catapulta a un imaginario donde incluso el Poder acepte ser sujeto de una Verdad plus ultra. El rol somete. Los intereses someten. Y el salto quántico lo descartó (aviesamente) el posmodernismo. No estamos a la deriva. Solo es la insistente afinidad del timón con los propósitos.
Hay algo en el film de Cameron que D’Espósito, a la pasada, señala: «Se puede hablar de la relación entre naturaleza y tecnología en el film, de su compleja visión religiosa en doble perspectiva (parece panteísta, pero es otra cosa más sutil)».
Puede ser exceso de expectativa, pero en «El Abismo» también se jugó por una Inteligencia foránea ligada a la sabiduría; digo, los Na’Vi penetran una forma de liderazgo que no descarta aceptar el mandato Planetario, más aún (y esto al ego le repugna): se viven a sí mismos como renuevos de ese Todo. Panteístas, seguro, pero con una mismidad inversa a la psicología del ego: potenciados y realizados al diluirse en la totalidad. Ello (el budista), como eje organizador de conductas, no parece extraño a la religiosidad de los Na’Vi.
Yo digo que a Cameron le partió el bocho una japonecita Zen.
En 2012, con la 2da. parte, se sabrá de qué la va.
Abrazos. Edgar.
Para tener en cuenta los que nos gusta la crítica: http://www.todaslascriticas.com.ar/
Tiene pocas funciones pero parecer ser útil y valido para ver todas las críticas juntas.
No ví la el film y no lo veré, pero leí algunos cometarios, luego de la crítica de Roger. Reflexiono en relación a una pretendida ilusión o estupides.
Pretender que el efimero consumo de este producto, logre algo mas que el entretenimiento, es una virtud que permanece, aun en la era de fast espiiritualidad o caridad capitalista. Me recuerda a la esperanza de que los films anti belicos de la decada del 70 reducirían no la tecnologia de la muerte, pero si, al menos, los voluntarios del crimen permitido.
Nada ocurrió, es una lástima, que la catarsis llore en el mundo de las intenciones y reviva al día siguiente el contenido del productor. Nos proyectamos en esa pantalla y pocas veces podemos ver. No ire a verla, por que la última tecnología es ajena a mis tiempos y a mis ojos, me enajenan, tengo la sensación de que estaré dentro de un shopping al que ya fueron millones de personas, justamente por que de eso se trata, aun el marketing manda y ordena nuestra aceptación, esperanza y satisafacción. Seguimos ahí.
Edgar:
Dice Matías G (7 años), que La princesa Mononoke es muuuuy superior a Avatar. Que Avatar es un embole. Bah, la dejó de ver a la mitad. Y que si la querés ver, la busques en taringa que hay varias de Miyasaki. De nada.
Estimado olivos de abril: coincido con lo que decis, con tu escepticismo que la historia resignifica como objetividad. Imagino que los films anti bélicos ayudaron a abrir los ojos, a que el sopor no fuera total, nada más. Y «el marketing manda y ordena nuestra aceptación, esperanza y satisfacción», es tal cual.
Pero pienso que toda película debiera gozar del derecho de ser observada como a un todo en sí, atendiendo lo que plantea, su mensaje, sin compararla, sin esperar más de lo que da. Y en este sentido Avatar es inobjetable.
Se liga la película, por su alcance y omnipresencia, por su presunción de bisagra con la siniestra cofradía de la manipulación. Hubo tal vez 100 películas en el 2009 explícitamente dañinas, emponzoñando la sensibilidad y la inteligencia de la juventud, plagadas de violencia, sexualidad enferma, materialismo, banalidad, leyendas urbanas de cuarta y un endiosamiento heroico del gran ego solitario. Eso es jodido, no Avatar. Avatar es contradictoria, pero hay que hilar mucho, mucho más fino.
Pancho: decile a Matias que gracias, que la voy a buscar.
Edgar.
Edgard:
me estás contestando acá algo que dije hace varios días pero en otro post, así que tuve que ir a fijarme a qué te referías. Hay dos tipos de objeciones muy distintas. Y también le reprocho “elementalidad dramática”, “la simplificación extrema de su relato”, “Narrativamente esquemática”: pero eso es algo muy distinto a la falta de originalidad. Creo que, como muchos de los tanques concebidos para reventar boleterías AVATAR tiene un planteo narrativo muy tosco y esquemático, con personajes unidimensionales (por más 3D que sea), el campo de los «buenos» y los «malos» muy burdamente delimitado. Creo que esa elementalidad se explica por sus propósitos, tanto politicos como comerciales. Hay películas que no son muy originales en su relato, pero no por eso son esquemáticas y elementales, como ACATAR.
Roger, me tomo el atrevimiento de pegar esta nota (Pag12). Se que es tema ya pasado, al menos para Con los Ojos Abiertos, pero redondea desde otro lugar lo que he querido defender de Avatar.
“Avatar”, realidad y ficción
Por Diego Jaimes
Licenciado en Comunicación. Docente UBA.
Es difícil resistir la tentación de ir a ver Avatar, la reciente película dirigida por el estadounidense James Cameron, realizada y producida con los últimos avances tecnológicos en materia de animación digital. Sobre todo para quienes están atentos a las nuevas posibilidades que ofrece la producción de contenidos a nivel audiovisual, en un contexto de desarrollo acelerado sin precedentes en la historia.
Avatar funciona a base de una historia sencilla, que no necesita de giros en su argumento para sorprender. Porque el relato –y he aquí el punto más destacable– se anima a avanzar sobre una cuestión de gran actualidad: una invasión imperialista en busca de un mineral que se encuentra en territorio comunitario –propiedad ancestral de una comunidad indígena– y la defensa que ese pueblo se dispone a hacer de su tierra, entendida no como una posesión lisa y llana sino como un todo físico, material y espiritual, con un enorme significado para la vida.
Este abordaje temático está, claro, sustentado en una realización deslumbrante desde el punto de vista estético: se destaca la creación del ambiente de Pandora, el planeta que habitan los Na’vi, una especie de paraíso natural donde los seres vivos conviven armónicamente respetando las leyes que el propio ambiente les sugiere. Los “avatares” son unos personajes creados por científicos norteamericanos a partir de una conjunción de células humanas y de los Na’vi, que tienen como fin aprender de ellos para poder dominarlos. Su deidad es una Diosa Mujer y su morada es un Arbol de la Vida, que es también el espacio de oración y encuentro de la comunidad.
Los malos de la película, esta vez, no son ni chinos karatecas, ni rusos mafiosos, ni latinos narcotraficantes, ni cubanos comunistas. Son yankis imperialistas que vienen en busca de un mineral llamado unobtainum, que cotiza 20 millones de dólares el kilo. Comandados por una combinación de científicos y militares –que no se llevan muy bien entre sí– tienen como objetivo “sugerir” a los nativos que abandonen su morada, primero por las buenas, y si no a lo estadounidense.
Avatar es una alegoría interesante acerca de la avaricia capitalista por apropiarse de los recursos naturales con un fin netamente económico –y por ende político– sin importar los daños ambientales que esto conlleva. El unobtainum es comparable al petróleo de Medio Oriente y de Venezuela, al agua del Acuífero Guaraní, de los Glaciares y la Antártida, al oro y la plata del Cerro Rico de Potosí, al cobre de Chuquicamata en Chile, a la riqueza mineral saqueada en Andalgalá, entre muchos otros lugares de nuestro país. Riquezas extraídas a pesar de la resistencia de muchos de sus habitantes, la complicidad de muchos gobiernos, y sin la conciencia económica y política colectiva de quienes desde las grandes urbes situamos nuestras preocupaciones en temas más tangibles.
La espiritualidad de los Na’vi es semejante a la que celebra la Pachamama con nuestros pueblos andinos del norte, la que agradece por el año de cosechas y fertilidades, la que no tiene intermediarios entre dioses o energías y nosotros mismos. Es el respeto por la tierra que nos tocó, la cual no deberíamos dejar peor que lo que la encontramos. Es la hermandad que tanto nos cuesta con los otros, los distintos, los diferentes, los “extraños”.
La defensa de Pandora es la de cualquier pueblo en cualquier lugar del mundo por su soberanía política, frente a los imperialismos que a lo largo de la historia han saqueado y dominado regiones enteras en nombre de religiones varias, utilizando su poderío bélico en el sojuzgamiento a pueblos más débiles. Es una defensa que tiene muchos más valores que un impuesto a las ganancias o a la renta extraordinaria.
Pueden quedar dudas de por qué desde las entrañas del imperio más prepotente del mundo surgen relatos como éste. Sin la ingenuidad de pensar que es una autocrítica, ni tampoco con la esperanza de que pueda un film como éste promover decisiones de fondo de los países centrales respecto de sus responsabilidades en temas como el cambio climático –veamos si no los flojos resultados de la reciente Cumbre de Copenhague–, Avatar puede ser un ejemplo atractivo y de calidad para disparar la reflexión sobre cuestiones bien actuales.
El concepto de “avatar” –según la Real Academia– es más que sugerente: cambio, pero también vicisitud. Transformación con conflicto. Apuesta a lo nuevo y distinto, pero con riesgos, con contradicciones. Es éste un desafío que podemos plantearnos individual y colectivamente. No hay cambio sin problemas. Nunca lo hubo. Cualquier semejanza con la realidad… ya sabemos. Realidad y ficción son dos caras de la misma moneda.
Abrazo.
Edgar
Yo no se porke esa fijacion de creernos especiales o sensascionales..mmm la pelicula es «sensacional» (digo a eso va uno al cine).
Ke las tripas tecnicas no le interesen a nadie es otro asunto, lo primordial seria no perder ESE punto de vista con respecto a la pelicula y no contaminarla con nuestra insaciable necesidad de sentirnos especiales solo porke vimos peliculas «no comerciales» ke a nadie le importan..
Soy parte de un mundo comercializado, capitalista, despiadado..la verdad es el mundo que me toco vivir, no me quejo, dentro de el he encontrado la belleza de un abrazo, de una palmada en la espalda, de una cerveza con mis amigos..
Lo que me molesta es ESA necesidad de parcer «interesantes» analizando a profundidad las cosas simples como el cine..y no somos capaces de poner ,mas rollo en el baño o sacar la basura..perdemos el tiempo criticando a los demas por no ser tan «educados y cultos» como si (cito) «nosotros fueramos la gran cosa…», es solo una pelicula que te arrnaca una sonrisa, que desquita el precio de un 3D, y nada mas..al menos, no me clavo, y amo profundamente el entorno, las sonrisas y los aplausos y todo lo que rodeo DIVERTIRME con un largo metraje (que ni siquiera keria ver (recueras S?))…esto es una critica a todos aquellos que se creen que porke leyeron a kafka o cualquier otro, se sienten superiores y son incapaces de sostener una charla con la gente, desde el de limpieza hasta un CEO, a mi eso me hace especial..y me hace sentirme vivo…(toushè)….y sin tanto rollo existencial donde lo los hay….ESTA CON MADRE 😀 y hasta ahi…
En mi rancho le llaman humildad…
Incuzcu: en otros ranchos, y te lo digo con respeto, se puede llamar también conformismo y cinismo, pues el cine es mucho más que 3D y entretenimiento. El cine entrena, aun cuando se trate de bodrios como Iron Man 2. Saludos. RK
Ps: algo más: la humildad es una virtud extraña. El único modo de vivirla es si uno no es consciente de ella.
Edgar:
No te conozco y no sé cuánto conocés a Roger. Pero que una peli industrial como esta, de las características que tiene esta, con el director que tiene, etc., etc., se lleve una valoración de dos estrellas (‘Válida de ver’) es un GRAN HALAGO de parte de Roger. No creo que la esté desfenestrando para nada y lo dice alguien a quien le gustó Avatar. Volviendo al debate, soy fanático de «La princesa Mononoke», pero se como comparar al Polaco Goyeneche con Panam. Mononoke está en otra liga. Y va dato anecdótico: todas las veces que la vi la vi doblada en español de España y me encanta 😀