VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS

VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS

por - Críticas
20 Dic, 2020 01:22 | Sin comentarios
Con la delicadeza que le es propia, Torres Leiva elige un tema que no deja de ser tabú y pocas veces se sabe cómo filmarlo.

EL OFICIO DE MORIR

El tiempo de los moribundos no es el tiempo de todos, aunque el destino de estos no le es ajeno a nadie. Morir es un episodio futuro, indesmentible incluso para los que profesan artículos de fe capaces de contradecir la finitud y el fin de la vida en el cuerpo, aunque nadie quiere morir antes de tiempo. La voluntad de vivir puede ser férrea, pero el desajuste del comportamiento de las células es imprevisible. Es que el cáncer sigue siendo la enfermedad de la impaciencia; en días, los síntomas insidiosos revelan su presencia y de la nada doblegan a quien lo padece. 

Esto es lo que ha filmado el cineasta chileno más delicado entre los suyos y de su generación, José Luis Torres Leiva, en Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Inspirado por un poema y libro de Cesare Pavese, de donde proviene el título homónimo de la película, el relato apenas se limita a seguir el decaimiento de una de las protagonistas, María, y los efectos sobre la intimidad de su compañera, Ana. La simpleza de la acción dramática prescinde del sufrimiento y de la frecuente estética del padecimiento progresivo. Esta no es una típica película sobre un enfermo de cáncer. Es que a Torres Leiva le interesa el vínculo entre las dos mujeres y la experiencia de estas frente a lo inevitable. Por esa razón las lágrimas no pertenecen a la sintaxis de la película, sí la pericia estética en transformar en planos el cuidado amoroso de una mujer a otra y a la vez hacer sentir oblicuamente ese tiempo suspendido transcurrido en la agonía. 

Misteriosa película la de Torres Leiva; en los papeles debería convocar al uso de pañuelos de su público, pero en imágenes y sonidos el film derrama instantes de hermosura y asombro. Eso es posible por dos decisiones de puesta en escena: la primera radica en aprovechar el formato scope para introducir una relación paradójica entre el primer plano y los exteriores y los modos de concebir el sonido respecto de esto. La relación que se imprime entre el rostro y los bosques es un indicio de una poética. La otra decisión consiste en introducir relatos secundarios (uno mitológico, el otro amoroso) que matizan y resignifican el relato central. En esto, el recurso de la puesta en abismo está añadido con la misma gracia con la que el director puede valerse del sonido del viento y el impacto de la luz natural en la piel y la corteza.

El paso por el mundo, si no se lo naturaliza bajo los mitos funcionales de un sistema productivo, es un paseo por un cúmulo de experiencia de la que no se sabe nada. El oficio de vivir también supone el de reconocer que existe la muerte. Con esfuerzo y deseo, en el transcurso de una vida, algo se aprende, pero sobre la última lección nadie puede decir nada, excepto cómo se llega al encuentro cara a cara con la muerte. En esto, el cineasta chileno se destaca, e incluso hasta llega a darle ojos a un emisario de eso que se aprende a temer ni bien se adquiere un mínimo de autoconciencia.

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Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, Chile-Argentina, 2020.

Escrita y dirigida por José Luis Torres Leiva.

*Publicado en el diario La Voz del Interior en el mes de diciembre 2020

Roger Koza / Copyleft 2020