MARGEN DE ERROR

MARGEN DE ERROR

por - Críticas
17 Nov, 2019 12:23 | Sin comentarios
La mejor película de Paolinelli es una aproximación inteligente al deseo.

LOS  TIEMPOS DEL DESEO

La endeble felicidad de cualquier persona depende de hasta dónde puede entender lo que desea y responder a esa comprensión; no importa la edad, tampoco en qué se juega el deseo; puede ser una persona, un destino o aun la posesión de un objeto, lo que alguien es capaz de hacer al respecto define la satisfacción de sentirse vivo. Y, como es de público conocimiento, nunca resulta sencillo. ¿Puede filmarse un relato que atienda a los meandros del deseo? ¿Puede ser un film de esta índole apto para cualquier tipo de público?

La cuarta película de Liliana Paolinelli es un dardo arrojado al centro mismo del deseo. Tiene la puntería de un atleta olímpico, la precisión de un relojero y el ritmo de un músico minimalista. Todo está bien en Margen de error, pues la hermosa meditación transgeneracional que pone en escena la directora cordobesa es suficiente para entrever el surgimiento del deseo amoroso, la ardua tarea interpretativa que conlleva combinar el deseo propio con el del otro y el tiempo necesario para comprender lo que se quiere (y se puede). Para todo esto, le alcanza con indagar acerca de los efectos impredecibles que suscita la aparición de una joven en la vida de una mujer de más de cincuenta años.

Margen de error, Argentina, 2019.

Escrita y dirigida por Liliana Paolinelli.

En efecto, la llegada desde Tucumán de Maia, la hija de una amiga de Iris, quien viene a quedarse en su casa de Buenos Aires hasta que encuentre un departamento mientras empieza sus estudios, pone en marcha una revaluación amorosa. Iris lleva 18 años de pareja con Jackie, una veterinaria; la plácida y ordenada vida que llevan juntas parecía inalterable, pero el deseo desconoce lo conveniente, y el intercambio entre Maia y ella, al principio como si se tratara de una sobrina, luego como una posible amante, trastoca el orden doméstico y el bienestar afectivo. En esas coordenadas, Paolinelli añade personajes: la mascota de la casa, otras parejas de mujeres, una amante desquiciada de Maia, la madre de esta; con estos se suman circunstancias: una fiesta de cumpleaños, varios paseos, un casamiento, una desgracia (menor).

Margen de error trabaja minuciosamente sobre los detalles; de este modo, delinea el crecimiento y el reconocimiento del deseo. El impensable abrazo de Maia a Irene, una conversación ocasional cuyo sentido es equívoco, un mail escrito (y su cómico envío, una genialidad discreta del guion) van dando forma a una situación anímica en Irene de la que se tendrá que dar cuenta a los otros. Sobre esto, la escena en la que Irene y su pareja hablan a fondo sobre su situación es notable. Ni una palabra de más, ni un gesto prescindente; esa economía expresiva es ubicua en todo el film.

Y todo esto es posible porque Susana Pampín (Irene), Camila Plaate (Maia) y Eva Bianco (Jackie) se desempeñan con una naturalidad admirable, como el resto del elenco, y porque Paolinelli no se limita a ilustrar diálogos verosímiles en escenas que solamente servirían como vehículo de tales diálogos. ¿Quién ha filmado recientemente entre nuestros cineastas, con tanto placer y cariño, la ciudad de Buenos Aires? La mayor constatación de que aquí hay una cineasta con todas las letras se confirma en el lento travelling de cierre: así se ama a un personaje, así se lo filma mientras cavila sobre las decisiones tomadas y el mundo, que empieza a ser para ella un camino tan incierto como propio.

Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La Voz del Interior en el mes de noviembre 2019.

Roger Koza / Copyleft 2019