LOS OLVIDADOS (16): ALLAN DWAN

LOS OLVIDADOS (16): ALLAN DWAN

por - Columnas
29 Nov, 2020 02:08 | Sin comentarios
Alguna vez Serge Daney lo llamó el "cineasta más viejo del mundo". No es por eso que suele olvidárselo. Aquí, en otro capítulo de "Los olvidados", se recuerda su estilo y sus películas.

Si hay un cineasta al que se puede calificar como pionero dentro del cine clásico americano, este es Allan Dwan. Nacido Joseph Alloysius Dwan en 1885 en Toronto, hijo de un tendero, estudió ingeniería, aunque también tuvo diversos oficios, algunos impensados, como entrenador de fútbol. Ya radicado en Chicago trabajó en una compañía eléctrica, lo que le permitió entrar como asesor de iluminación de la Essanay en 1909. 

De manera casi fortuita fue contratado como director en 1911, comenzando una carrera extraordinariamente prolífica (los cálculo más conservadores señalan que realizó unos 400 films) y solo entre 1911 y 1913 realizó 250 películas (la mayoría de un rollo) en los las que además de dirigirlas, las escribió y las montó. En esos años también mostró gran capacidad para aportar innovaciones formales (se le atribuye la incorporación del dolly y resolver diversos problemas técnicos). En los años 20 consolidó su prestigio dirigiendo a estrellas de la época como Douglas Fairbanks (11 veces) o Gloria Swanson (7 veces) ya que era el director preferido de ambos. Hasta 1945, ratificando su fecundidad, realizó una gran cantidad de películas, en las que abundan los títulos rutinarios y/o mediocres, aunque se pueden mencionar algunas perlas como Suez, Los tres mosqueteros La última frontera (Si Dwan hubiera muerto en 1944 no sería mucho lo que se podría rescatar de su obra). Pero a partir del año antes señalado, momento en que entra en la Republic, compañía en la que permanecerá hasta 1953, su carrara toma nuevos bríos, rodando una serie de films de escaso presupuesto, entre los que hay varios títulos recordables. Y a partir de 1954, cuando se relaciona con el productor Benedict Bogeaus, dirige una serie de films que están entre lo mejor de su carrera, a pesar de seguir trabajando con presupuestos precarios que incluían decorados sobrantes de otras películas, dirigiendo su última obra en 1961, a los 76 años, con un frustrado proyecto de retorno en 1982. Allan Dwan falleció en Los Angeles en 1981, a los 96 años.

Allan Dwan

Generalmente ignorado o poco apreciado en las historias del cine, reivindicado por escasos críticos  y también poco difundido entre la cinefilia, Allan Dwan aparece hoy como el paradigma entre los “primitivos” del cine norteamericano. Con una filmografía como se señaló, enorme, que alcanza su mayor espesor y peso específico en su última etapa, su obra requeriría un estudio atento y detallado. Sin el vigor desenfrenado de un Raoul Walsh, ni el lirismo apasionado de John Ford, sus mejores películas están cercanas al universo de un Howard Hawks. Caracterizar los elementos principales de su estilo implica asociarlo con los rasgos esenciales de los directores más clásicos del cine americano, esto es una notable concisión narrativa (muchas de sus películas no exceden los 80 minutos), capacidad para expresarse en términos visuales la utilización del llamado montaje “invisible” y una muy buena dirección de actores. A ello hay que agregarle su excelente utilización de la profundidad de campo y talento para definir a sus personajes a partir de muy pocos elementos. 

Como se dijo, realizador de centenares de películas, la mayoría realizada en la etapa muda (período del que no se recuerdan demasiados títulos), entre 1930 y 1945 también rodó muchas películas sin muchos picos destacados. Es a partir de la posguerra y contando ya con 60 años que Allan Dwan realiza el núcleo central y más valioso de su filmografía, primero en los productos baratos que rodó para la Republic y luego con las películas producidas, como se señaló, por Benedict Bogeaus, la mayoría en color y varias en Scope que permitieron también apreciar su dominio del espacio cinematográfico. En este período cuenta con un equipo habitual de colaboradores, como el gran iluminador John Alton, Louis Forbes en la música y Van Nest Polglase en la dirección de arte. Además, en todo este período de posguerra, sus personajes son más complejos y ambiguos, alejados de la unidimensionalidad que en ocasiones aqueja a los protagonistas del cine americano clásico,  y sus villanos también pueden lograr su redención a través de gestos que los ennoblecen. Por otra parte, es innegable la influencia que Dwan ha ejercido en directores como Clint Eastwood y también Martín Scorsese lo destaca entre los realizadores con los que se siente en deuda. Y nuestro Adolfo Aristarain utiliza una frase de un protagonista de Dwan “las mujeres siempre traen problemas” como leit motiv rn varias de sus películas. Pasemos entonces a recomendar algunas perlas entre la profusa filmografía de Allan Dwan

EL HOMBRE DE LA MASCARA DE HIERRO  (The Iron Mask, 1929), suerte de canto del cisne del cine mudo (tiene breves fragmenros con diálogos) adapta pasajes de Los tres mosqueteros y 20 años después, de Alejandro Dumas y los convierte en un vibrante relato de aventuras en el que Douglas Fairbanks despliega toda su enjundia actoral en excelentes escenas de acción y con un infrecuente final de tono trágico.

SUEZ, 1938 transforma a lo que podría haber sido un aburrido biopic sobre Ferdinand de Lesserps, el constructor del canal de Suez, en un potente melodrama en el que el protagonista debe enfrentarse a los poderes que le niegan autorización para su tarea mientras cabalga en una relación entre dos mujeres, una aristócrata que termina casándose con el rey y la impulsiva muchchcha analfabeta que se enamora de él a primera vista. Memorable la secuencia de la tormenta de arena.

EL ALGUACIL DE LA FRONTERA (Frontier Marshall, 1939) introduce en la pantalla a los personajes de Wyatt Earp y Doc Holliday que luego tendrían otras versiones (la más recordable la de John Ford) en un western que transcurre en un poblado fronterizo, narrando la relación entre Wyatt y el alcohólico y enfermo Doc, quien está tironeado por dos mujeres. Gran final con el duelo en OK Corral. (Fotograma de encabezado)

LOS TRES MOSQUETEROS (The Three Musketeers, 1939) convierte a la clásica novela de Dumas en una atractiva comedia musical de aventuras, romance y canciones, con Don Ameche interpretando a un D´Artagnan juglaresco y los Ritz Brothers (una suerte de primos hermanos de Los Tres Chiflados) suplantando de manera fortuita a Athos, Portos y Aramis. Gran entretenimiento.

TIRANDO UN MILLON (Brewster´s Millions) es una dinámica comedia screwball, basada en una exitosa obra teatral, de la que se han realizado no menos de cinco versiones. Dwan dota al relato -acerca de un hombre que para cobrar una herencia de ocho millones debe gastar uno en una semana-  de un gran timing y Dennis O´Keefe se luce en un personaje muy diferente a los habituales que interpretó.

EL ESCONDIDO (Angel in Exile, 1948) es un film que fusiona el thriller y el relato de aventuras acerca de un ex convicto que, al salir de la cárcel, va a buscar con un compinche el jugoso botín que tiene escondido en una mina cercana a un pequeño pueblito enclavado entre las montañas, y que es perseguido por otros delincuentes, logrando hacia el final su redención. Uno de los films más curiosos del director.

ARENAS DE IWO JIMA (Sands of Iwo Jima, 1949) es una excelente película bélica, muy influyente sobre trabajos posteriores del género, en el que John Wayne, en uno de sus mejores trabajos, Interpreta a un sargento  de complejos y ambiguos rasgos. Muy buenas escenas de batallas y aun superiores los momentos calmos, un gran estudio de caracteres y un final en el que el triunfalismo muestra un rictus amargo.

LA MUJER QUE CASI FUE LINCHADA (The Woman They Almiost Lynched, 1952), rodado en 1948, es un western de tono feminista en el que una mujer que va en busca de su hermano, cuando este es asesinado se ve envuelta en numerosas peripecias que culminan con la situación que describe el título. Un muy buen trabajo del director que incluye una pelea y un duelo entre dos mujeres.

HORIZONTES DE ODIO (Passion, 1954) narra la venganza de un joven ganadero sobre un grupo de hombres que asesinaron a su abuelo y su mujer mientras su pequeño bebé está desaparecido. Varias escenas de fuerte tensión dramática y un notable final con una obstinada doble persecución en medio de una tormenta de nieve.

ORO Y SANGRE (Tennesse´s Partner, 1955) es un muy buen western en el que John Payne interpreta a un jugador que se relaciona con un hombre que le salva la vida y al que decide rescatar de la muchacha fácil con la que se quiere casar. El film más hawksiano del director, un canto a la amistad y camaradería, en el que el protagonista asume todo tipo de riesgos para sostenerlas.

FALSA JUSTICIA (Silver Lode, 1955) es otro gran western, aun mejor que el anterior, en el que el protagonista (otra vez el notable John Payne) ve interrumpida su boda por un presunto agente federal que viene a detenerlo por un asesinato. Un gran relato, de estructura circular, con referencias a las influenciables conductas masivas y tal vez el film más político del director (el falso agente se llama McCarthy).

LIGERAMENTE ESCARLATA (Slightly Scarlet, 1956) es una brillante incursión en el noir del director, adaptando un relato de James Cain. John Payne (otra vez) interpreta a uno de los clásicos protagonistas de ambiguas aristas de Dwan, quien, en una trama de corrupción política, se ve envuelto en una complicada relación con dos hermanas, las pelirrojas Rhonda Fleming, y la olvidada Arlene Dahl, notable como una ninfa desequilibrada y clelptómana. Gran uso del Scope y el color.

CORRIENTES TRAICIONERAS (The River´s Edge, 1957) es un film en el que Dwan fusiona con sabiduría el thriller, la película de aventuras y el western contemporáneo en el viaje que realizan un granjero, su esposa y el hombre sin escrúpulos que fue hace años su amante, en un relato que incluye traiciones y redenciones Una obra de creciente tensión, con secuencias memorables como la del encendido de una hoguera con billetes de cien dólares.

EL HOMBRE MAS PELIGROSO DEL MUNDO (Most Dangerous Man Alive, 1961) es la última película del director y es su único relato ciencia ficción (otra coincidencia con Hawks) en el que un convicto que escapó de la cárcel es víctima de una explosión en una central nuclear y ve como su cuerpo se va transformado progresivamente, va en busca de venganza sobre quienes lo llevaron a prisión. Rodado en black & white, el film tiene la estructura narrativa de un relato de gángsters de clase B.

Jorge García / Copyleft 2020