LOS OLVIDADOS (02): VINCENT SHERMAN

LOS OLVIDADOS (02): VINCENT SHERMAN

por - Columnas
02 Jun, 2020 11:55 | 1 comentario
Nunca fue un "esclavos de los estudios, sino un cineasta sin reconocimiento, y por lo tanto, uno de los olvidados.

Posiblemente el director más subvalorado del Hollywood clásico, Vincent Sherman, vg, no mereció ni una línea en el libro del crítico Andrew Sarris sobre el cine norteamericano (no será el único de los directores que serán reseñados en esta columna que no aparece en ese texto). 

Nacido Abraham Orovitz en Vienna (no en Austria, sino en Georgia, Estados Unidos) en 1906, en el seno de una de las dos familias judías del poblado, algo que le provocó varios problemas en su adolescencia, luego de graduarse en la Universidad se dirigió a Nueva York donde trabó contacto con el Group Theatre, de tendencia izquierdista. Tuvo algunos trabajos como actor en Broadway y en el cine tuvo su primer papel en ese rubro en 1933, en una película de William Wyler en la que interpretaba a un joven anarquista. También escribió algunos guiones, como el de Crime School, un film de Lewis Seiler con Humphrey Bogart, debutando en la dirección en 1939 con The Return of Doctor X, también con Bogey, en la única participación del actor en un film con elementos fantásticos. 

Sherman desarrolló a lo largo de tres décadas una carrera en la que dirigió más de treinta películas y que tuvo una interrupción de cinco años en los cincuenta al ser víctima de las persecuciones del macartismo por su relación con figuras que estaban en la lista negra, como John Garfield. A pesar de haber estado casado durante más de medio siglo con la misma mujer, en su libro Studio Affairs relata sus romances con varias de las renombradas estrellas que trabajaron con él como Bette Davis, Joan Crawford y Rita Hayworth. Alejado del cine desde fines de los años sesenta, se dedicó a la televisión, dirigiendo exitosas series como 77 Sunset Strip, Baretta The Waltons. Vincent Sherman falleció en Los Angeles en el año 2006, pocas semanas antes de cumplir el siglo de vida.

Como se señalaba al comienzo de esta nota, Sherman nunca contó con el apoyo de la crítica que lo consideraba, según el concepto acuñado por Truffaut, un esclavo de los estudios (en este caso Warner Bros ya que, salvo un film, toda su carrera la hizo en esa compañía), aunque algunos más benévolos lo calificaban como un artesano competente. Sin embargo, una recorrida por su obra muestra a un realizador ecléctico que dirigió películas de terror, de aventuras, comedia romántica, algún western y hasta un ocasional film bélico, pero sus logros mayores hay que buscarlos en varios espléndidos melodramas, a los que muchas veces fusionaba con elementos del film noir. En esas películas dirigió a varias de las mayores estrellas de la época, como Bette Davis, Joan Crawford, Anne Sheridan y Rita Hayworth, lo que le valió que apresuradamente se lo calificara como un director de actrices, algo que Sherman siempre rechazó y habrá que darle la razón ya que también dirigió a Humphrey Bogart, Errol Flynn (dos de sus mejores amigos), Richard Burton, Robert Ryan y Paul Newman. Muchos de esos films fueron grandes éxitos de taquilla, en los que el director cumplía con el axioma hollywoodense de que el final debía tranquilizar a la platea, por lo que varias de esas películas en su último plano cuestionaban la oscuridad y dramatismo de las historias propuestas. Representante conspicuo del clasicismo narrativo, caracterizado por la precisión de la puesta en escena, en la que la cámara siempre estaba donde tenía que estar y realizaba siempre los movimientos que la acción le requería, y en el que el montaje dentro del cuadro era un recurso frecuente. La cantidad de títulos valiosos que dirigió Vincent Sherman amerita un reconocimiento mucho mayor que el que se le ha dispensado. Pasemos a la recomendación de varios títulos de su filmografía.

A través de la noche (All Through the Night, 1942), es una película inclasificable en su mezcla da géneros (thriller político y comedia) y sorprende por la época en que fue filmada, imaginando la presencia de grupos nazis en Manhattan en una acción que transcurre en una única noche. Gran galería de actores secundarios en un film que ha influenciado claramente al Martín Scorsese de Despues de hora.

La sombra de una mujer (The Hard Way, 1943) es un excelente melodrama temprano de Sherman, centrado en una mujer ambiciosa e inescrupulosa (excelente Ida Lupino) que se vale de cualquier recurso para conseguir que su hermana menor triunfe en el mundo del espectáculo. Como varias películas posteriores del director, el film está narrado a través de un extenso flashback y no deja de ser una lúcida reflexión sobre el american dream.

Vieja amistad (Old Acquaitance, 1943) describe la relación íntima, luego convertida en rivalidad entre una escritora que sigue los dictados de su conciencia (Bette) y otra que gana mucho dinero con exitosos folletines (Miriam) a lo que se suma la intervención de un hombre en el medio. Sherman sortea con habilidad el origen teatral y las actuaciones de Bette Davis y Miriam Hopkins ayudan. George Cukor realizó una remake en 1981 (Ricas y famosasI que aun siendo buena, no supera a esta.

La vanidosa (Mr. Skeffington, 1944). Sobre un guion de los hermanos Epstein, los de Casablanca, este es un típico soaper para lucimiento de Bette Davis como la frívola muchacha que se casa por dinero con un hombre al que no ama. El film tiene tres cuartas partes muy consistentes, aunque a partir de la enfermedad de la protagonista se estira en su último tramo en demasía, utilizando algunos recargados golpes bajos..

La infiel (The Unfaithful, 1947) es una de las muy logradas fusiones de Sherman del melodrama con el film noir, en este caso potenciada por la presencia en el guion de David Goodis y narra el crimen que comete una mujer casada (excelente Anne Sheridan) sobre el presunto intruso que la acosa que es en realidad su amante. Ambigua y climática, es una de las mejores películas del director.

La sentencia (Nora Premtiss, 1947), estructurada a través de un gran flashback, narra la autodestrucción de un hombre que abandona su hogar detrás de una cantante (otra vez gran trabajo de Anne Sheridan). El film incluye sustitución de identidades y una muerte, derivando progresivamente hacia un clima oscuro y ominoso en el que un hombre es condenado por haberse matado a sí mismo.

Las aventuras de Don Juan (The Adventures of Don Juan, 1948) es el último trabajo de Errol Flynn en su papel de aventurero romántico e irresistible para las mujeres. Filmada en brillante tecnicolor, con fluido trabajo de cámara y excelente ritmo, el argumento sobre problemas bélicos y diplomáticos entre Inglaterra y España no es más que un pretexto para las andanzas amorosas de Errol y el inevitable duelo final con el villano de turno.

Los condenados no lloran (The Damned Don´t Cry, 1951) es la primera colaboración del director con Joan Crawford en el que el film noir prevalece sobre el melodrama, también construido a través de un extenso flashback. Joan es una fémina inescrupulosa y ambiciosa que abandona al hombre que la quiere para enredarse con un grupo de mafiosos dedicados a turbios negocios en un relato con muy logradas atmósferas.

La envidiosa (Harriet Craig, 1952) es otro film con la Crawford que aquí es una opulenta burguesa todo lo dañina que puede ser capaz (es manipuladora, obsesiva, mentirosa y posesiva) con su esposo, su sobrina y los criados. Nuevamente Sherman supera la teatralidad del original con diferentes recursos como la movilidad de la cámara y el uso de precisos primeros planos. Y Joan Crawford es una auténtico show por sí misma.

Otro amor (Affair in Trinidad, 1952) es para muchos críticos una especie de secuela de Gilda. En realidad, con ese film solo tiene en común la presencia de sus dos actores principales, Glenn Ford (más sombrío y taciturno que nunca) y Rita Hayworth (todavía resplandeciente) y que Glenn la vuelve a cachetear. Por lo demás, es un sólido relato, que combina el drama con el film noir a lo que le agrega una rocambolesca historia de espionaje.

Fotos y fotogramas: 1) La infiel; 2) Vincent Sherman; 3) Vieja amistad.

Jorge García / Copyleft 2020