LOS OLVIDADOS (01): HENRY KING

LOS OLVIDADOS (01): HENRY KING

por - Columnas
15 May, 2020 11:30 | comentarios
Una nueva columna. Otro intento de doblegar las lecturas canónicas para volver a descubrir cineastas olvidados o desdeñados.

Con gran satisfacción doy comienzo a esta columna en la que haré mi pequeño homenaje a una serie de directores (en principio de Hollywood) que, por diferentes razones, hoy no gozan de reconocimiento o han sido simplemente olvidados. A fines de los años 50 la mítica revista Cahiers du Cinema introdujo –principalmente refiriéndose al cine clásico americano- el concepto de “autor” cinematográfico. Se refería con él a aquellos realizadores en los que podía rastrear en su obra una serie de constantes temáticas y estilísticas que aparecían de manera recurrente y que le otorgaban no solo una gran coherencia a su filmografía sino que también era posible en ella advertir una visión del mundo y sus alrededores. A lo largo de mi carrera como cinéfilo (primero) y crítico (después) he adherido firmemente a ese criterio, más allá de que muchos respetables críticos hoy lo consideren como perimido y anacrónico. Pues bien, haciendo ostentación de mis contradicciones internas, esta columna hará referencia a una serie de realizadores que –salvo alguna ocasional excepción- no podrían ser encuadrados dentro de aquella respetable categoría. Se trata de cineastas a los que algunos, peyorativamente, califican como “artesanos”. Y bien, es posible si se quiere, que lo sean, pero hay en casi todos ellos una notable consistencia. Es un axioma conocido  que un director eficiente, rodeado de un sólido equipo de técnicos y un buen guionista va a conseguir inevitablemente una película disfrutable. Eso es lo que ocurre con muchos de los títulos de los directores que aquí serán reseñados. Y comenzaré con un realizador de algún modo emblemático dentro de la categoría a la que nos referimos, injustamente denostado por muchos críticos, empezando por el cáustico Andrew Sarris.

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Samuel Fuller consideraba a Henry King el autor de no menos de veinte obras maestras y el iconoclasta crítico francés Jacques Lourcelles –su mayor exégeta- uno de los grandes directores de la historia del cine mientras que el respetable Andrew Sarris lo calificaba de superficial, ampuloso y retórico. Y si se hiciera una encuesta entre críticos y cinéfilos la respuesta más probable, seguramente, sea la de que se trata de un director convencional. Este es uno de los grandes equívocos alrededor de su obra, ya que si hay un término que no se puede (ni se debe) aplicar a su obra es el de “convencional”. 

Nacido en Virginia e 1886, trabajó de adolescente en una compañía ferroviaria y luego en grupos de burlesque y vaudeville antes de iniciarse en el cine como actor en 1912, debutando como director en 1915. La gran mayoría de los films de su etapa temprana están hoy perdidos, pero en 1921, junto al actor Richard Barthelmess, fundó su propia productora, la que duró hasta fines de esa década. Con una carrera de casi medio siglo, que cubrió gran parte del período mudo hasta comienzos de los 60 -fecha de su último film- en la que transitó por los más diversos géneros, Henry King es uno de los realizadores más subvalorados del cine americano clásico y las expresiones “eficiente artesano” y “director al servicio de un estudio” (salvo una película dirigió en la Fox desde 1935 hasta el final de su carrera) se han escuchado con frecuencia sobre su obra, especialmente entre quienes la desconocen. Desde luego que los rasgos distintivos de su estilo visual y narrativo y los temas dominantes de sus películas son menos “visibles” que en, por ejemplo, Ford o Hitchcock, pero la visión más o menos ordenada y reiterada de sus películas permite apreciar diversos rasgos recurrentes, tanto narrativos como temáticos que, además, van adquiriendo mayor complejidad a medida que avanza su filmografía. Con una muy rápida recorrida por esos rasgos se puede apreciar una marcada predilección por los planos medios, austeridad en los movimientos de cámara –siempre funcionales y nunca en la búsqueda del virtuosismo-, montaje dentro del cuadro, una progresiva disminución de los primeros planos, que se acentúa en sus últimas obras, y una tendencia a finalizar sus películas con prolongadas secuencias. En lo temático, la pérdida amorosa y el dolor que ocasiona, la dificultad de las relaciones (detectable muchas veces en un discreto segundo plano), la creciente importancia del papel de la mujer y una religiosidad nada pacata aparecen como elementos constantes. Otra característica incontrastable de su cine es que, a pesar de haber trabajado, como dijimos, en todos los géneros, se percibe en su obra una tendencia a fusionarlos, sobre todo en algunos de sus títulos más logrados. 

Si tomamos los pocos films de su período mudo que han llegado completos a nuestros días, nos encontramos con que Tol´able David muestra una gran belleza plástica y visual que provocó la admiración de Pudovkin y que Stella Dallas, de la que King Vidor hiciera una remake varios años después, propone un uso de la profundidad de campo insólito para la época. The Winning of Barbara Worth es un western asombrosamente moderno y One Woman Disputed, con un formidable trabajo de Norma Talmadge, anticipa elementos de films posteriores (vg., el final de The Bravados). Además, como bien señalara mi amigo, el gran crítico español Miguel Marías, es claramente precursora de Jules et Jim

El período de los años 30, previo a su ingreso a la Fox, es de los menos conocidos de su carrera, pero hay allí joyas como Over the Hill, que plantea con audacia la responsabilidad de los hijos frente a sus padres ancianos: State Fair, una de las grandes películas –lo afirmo con total convicción- de la década del ‘30, y Way Down East, remake del film de David W. Griffith, muy distinto a su predecesor y con una galería de personajes absolutamente fordiana. 

Si agrupáramos sus películas por géneros, veríamos que en cada uno de ellos ha dejado una o más grandes películas. Así, un musical como Alejandro Ragtime Band (en el que se puede apreciar la mezcla genérica a la que hacíamos referencia) es uno de los mejores de la época pre Arthur Freed y la MGM y Twelve O´Clock High está entre los grandes films bélicos de todos los tiempos, con un excelente estudio de caracteres y uno de los mejores trabajos de Gregory Peck, un actor al que King le dio varios de sus papeles más logrados. Sus tres westerns sonoros (Jesse JamesThe Gunfighter  y The Bravados) son excelentes exponentes del género, con marcados elementos trágicos en los dos últimos. Y si mencionamos sus mejores films de aventuras (aquí su actor preferido fue Tyrone Power, quien trabajó con él nada menos que once veces), debemos decir que poseen la enjundia de los de Raoul Walsh. Sus melodramas, de un tono más contenido que los de Douglas Sirk, fueron alguna vez penosamente subvalorados, como ocurriera con Love Is a Many Splendored Thing; pero sus dos últimos films, Beloved Infidel, sobre las relaciones de F.Scott Fitzgerald con la periodista Sheila Graham y, sobre todo, Tierna es la noche, muy buena adaptación de una novela de Francis Scott Fitzgerald, son muy buenos exponentes del género. Y no quiero dejar de mencionar algunas obras únicas, como David and Batsheba, en la que el director elude todos los clichés del péplum para desarrollar un suerte de melodrama bíblico de un intenso erotismo, y The Song of Bernadette, un drama de connotaciones religiosas (y políticas) que –me hago cargo de lo que digo- en varios pasajes logra la intensidad de una película de Dreyer. Por último cabe mencionar uno de los (sub) géneros en los que Henry King fue un auténtico maestro: la americana, esto es, historias que se desarrollan en pequeños poblados, en las que se describe la vida cotidiana y las pequeñas incidencias que se suscitan entre sus habitantes, que van modificando su conducta. En este terreno el director produjo la antes mencionada y genial State Fair – film que requeriría un estudio detallado-, Margie, una pequeña película maravillosa, I´d Climb the Highest Mountain, que narra tres años de la vida de un pastor religioso y su esposa (un gran personaje a cargo de Susan Hayward) en un pequeño poblado montañoso, y Wait ´till the Sun Shines, Nelly, un notable relato en el que a través de los recuerdos de un barbero se describe la evolución de una pequeña ciudad.

Henry King realizó más de cien películas entre las que, como no podía ser de otro modo hay obras menores e incluso descartables, pero la gran cantidad de títulos valiosos de su filmografía lo convierten en un auténtico director a revalorizar. 

Fotograma y fotos: 1) The Song of Bernadette; 2) H. King. 3) Jesse James

Jorge García / Copyleft 2020