LAS PELÍCULAS DE ANGELA SCHANELEC (01): NACHMITTAG

LAS PELÍCULAS DE ANGELA SCHANELEC (01): NACHMITTAG

por - Críticas
05 Jun, 2017 11:47 | Sin comentarios
La precisión es la marca del cine de Schanelec. En este film el laborioso estilo de la directora alemana se orienta a observar y seguir los imperceptibles instantes en el que se produce una emoción

Nachmittag / Afternoon / Tarde, Angela Schanelec, Alemania, 2007

La escena inicial es casi imperceptiblemente extraordinaria. Irene está en el escenario ensayando una nueva obra mientras algunas personas, probablemente técnicos y productores, miran. La austeridad de la escenografía es evidente y la acción que se realizará, insignificante: el personaje tiene que levantar una valija. Pero algo más sucede en escena: la presencia de un perro. Los animales no suelen aparecer en el teatro; están en los circos o en el cine. La conducta del animal en el escenario es enigmática. Más tarde la exnuera de Irene se referirá a la obra y a esa relación entre Irene y el perro.

Ese tipo de observaciones y escenas breves constituye el contrapunto que se propone Nachmittag frente al meticuloso seguimiento del tedio y la insatisfacción que definen el ánimo de todos los personajes, una familia de intelectuales (un escritor, una actriz y su hijo mayor, también escritor). Filmar ese estado del espíritu no obliga a que el film se mimetice con sus criaturas. Hay distancia y una tímida piedad en el retrato, y asimismo un interés sin concesiones por explorar el abatimiento existencial que desconoce distinciones generacionales.

El relato se concentra en la fugaz visita de Irene a la casa de su hermano a orillas de un lago. También lo visitan el hijo menor de Irene y la exnovia de su hijo mayor. Las tareas domésticas, el descanso y alguna que otra conversación son aparentemente todo lo que sucede. En una charla que mantienen dos personajes alguien afirma que existen “momentos aislados” que alivianan placenteramente el hecho de existir. El propio film elabora esos fragmentos en los que se siente un cambio en la cualidad de la experiencia. Una de las escenas culmina con un abrazo; en otra, la propia Irene, interpretada por Schanelec, se transfigura al recordar un viaje a París. La vivacidad circunspecta de su rostro es en sí “un momento aislado” en el film.

Que el origen del film sea teatral (proviene de La gaviota de Antón Chéjov) poco influye en la puesta en escena. Schanelec tiene una precisión quirúrgica para saber la duración de cada plano y una elegancia heterodoxa para situar a los personajes en el cuadro. Otra hermosa evidencia de su virtuosismo no exhibicionista consiste en seguir las transiciones de un plano a otro. Es una cineasta mayor, siempre discreta y lúcida.

Roger Koza / Copylerft 2017