¿DÓNDE ESTÁS, BERNADETTE? / WHERE´D YOU GO, BERNADETTE

¿DÓNDE ESTÁS, BERNADETTE? / WHERE´D YOU GO, BERNADETTE

por - Críticas
12 Oct, 2019 11:49 | comentarios
Una drama familiar puede ser motivos para indagar otras cuestiones que no atañen a esa institución invencible que derrota cualquier diferencia cultural. Linklater intenta algo, pero no lo consigue.

Una arquitecta iluminada y exitosa vive con su hija adolescente y su marido, este último no menos prestigioso que su esposa. Viven en una casa hermosa, se quieren, les sobra el dinero y nada parece amenazar un bienestar que puede resultar estrafalario para la gran mayoría silenciosa que trabaja diariamente, paga sus cuentas y apenas pueden disfrutar de su tiempo libre. La unidad familiar protagonista, en cierta forma, glosa el horizonte de felicidad de una sociedad opulenta, como la estadounidense, y Richard Linklater dista de ser cándido al respecto. Basta observar el montaje de un video biográfico sobre el pasado de la protagonista, Bernardette Fox, para constatar la autoconsciencia del realizador de Despertando a la vida.

¿Dónde estás, Bernadette? / Where’d You Go, Bernadette, Estados Unidos, 2019

Dirigida por Richard Linklater. Escrita por R. Linklater, Holly Gent Palmo y Vincent Palmo Jr.

La voz en off intermitente del personaje de la hija sugiere a menudo una lectura evolucionista sobre el mundo circundante: la relación de los animales con la conducta y asimismo la relación de nuestra especie con los ecosistemas constituyen una herramienta retórica que sugiere un doble punto de vista: el de la hija y también el del propio film. Ya en el inicio se anticipa así el conflicto decisivo de la protagonista y la fisura del universo perfecto en el que vive, y también se incluye el indicio de cómo se restaurará la felicidad familiar: un viaje a la Antártida.

El síntoma evidente reside en las recurrentes llamadas de Bernardette a una asistente virtual llamada Manjula, un vínculo enigmático, porque oficia tanto de secretaria como consejera, jamás se la escucha y está siempre disponible para el requerimiento compulsivo. Esto deparará una sorpresa inverosímil en el relato, más allá de que todo lo que sucede en el ciberespacio puede tornarse en ocasiones delirante y paranoico. La relación patológica con el orden virtual tiene aquí una duplicación inmediata en el mundo concreto: Bernardette no tiene amigos y el desdén que profesa sobre sus vecinos no es el simple despliegue de una misantropía circunspecta.

Film paradójico el de Linklater, aun indeciso. En ciertos momentos, una dimensión loca del estilo de vida aquí retratado asoma, y se revela que el abandono de la arquitectura no es entonces la causa única de la depresión del personaje. A la tesis esbozada por la que la falta de obra precipita la locura, el film añade algún que otro episodio en el que todo este universo simbólico es proclive al descalabro, sostenido por certezas propias de un sistema que se perpetúa en sus mistificaciones. ¿No son esos videos biográficos que se emplean en dos ocasiones y las charlas TED en las que el marido descolla como un genio de la tecnología una exhibición sin reparo de una ideología triunfante?

Sin embargo, el viejo Linklater contracultural de La pandilla Newton y Fast Food Nation parece desdibujarse aquí, y por tanto cede finalmente y así vindica un amable cuento familiar característico de una tradición estadounidense que ve en la institución familiar la razón de ser de todas las cosas. Las musicalizadas escenas de reconciliación familiar, tan alejadas a su cine, son la prueba estética de una renuncia, bastante atípica de un director más identificado con la rebeldía que con el conformismo.

Esta crítica fue publicada en el diario La Voz del Interior en el mes de octubre 2019

Roger Koza / Copyleft 2019