UN ILUSIONISTA DE VERDAD

UN ILUSIONISTA DE VERDAD

por - Entrevistas, Festivales
15 Oct, 2009 03:32 | Sin comentarios

ENTREVISTA A BARRY PURVES

por Roger Alan Koza

Singular, controversial, pedagogo, libre, Barry Purves es una de las grandes autoridades en materia de animación del mundo entero. Mientras que oficia de jurado de la competencia internacional de Anima 09, Purves dictará su curso sobre stop motion en el día de hoy. Probablemente allí desplegará su saber que le llevó a estar nominado para los Oscar y los premios BAFTA, conocimiento apoyado en películas extraordinarias como Aquiles, Rigoletto, Next, entre otras, y que se condensa en su reciente libro publicado Stop Motion, passion, process and performance (2008). Allí se puede leer: “Todos los animadores de stop motion son magos, o al menos pensamos como magos. Trabajamos sobre un gran truco: el truco imposible de animar a un ser inanimado, de desafiar leyes naturales”. Se trata de una noble ilusión, la obra de un demiurgo lúdico llamado Barry Purves que ha demostrado que el cine de animación es un verdadero arte, tan legítimo como la ópera y la literatura de Shakespeare.

Roger Koza: Desde los inicios, es decir, desde The Haunted Hotel y Fantasmagoria hasta llegar al Rotoscoping, ¿qué ha ocurrido en este género conocido como animación, género tan difícil de definir?

Barry Purves: Es una pregunta difícil, pero si leo la pregunta como si se tratara de la Animación que nos gusta, entonces pienso que el cine de animación todavía posee la habilidad de mostrarnos una perspectiva diferente sobre la vida y nuestras vidas, y mostrarla con una auténtica claridad. La animación nos permite librarnos del caos de la vida real y revelar los detalles pertinentes. La animación permite entonces hacer la pregunta, ¿qué pasaría sí?

RK: Llama la atención que cualquier intento de conceptualizar la animación no puede ignorar su genealogía lingüística que transmite la idea de “animar, dar vida”, y por lo tanto, a través del dibujo y el movimiento, este género sería el que da vida ¿Qué debemos, entonces,  entender por animación?

BP: En todas las grandes culturas existen obras de arte basadas en la idea de “darle vida a”: desde Frankestein a Petruska pasando por el Golem y Pinocho. Pareciera ser demasiado fácil, para nosotros como especie, infundir sobre los dibujos más básicos, o fotografías, o efigies, algo que resuene como una vida o una personalidad. Supongo que la animación se aprovecha de ese hecho, pero va un poco más allá, dándole movimiento a los personajes y a su existencia aparente.

RK: Se puede hablar de una evolución en el género desde la irrupción de la computadora tanto para componer imágenes como para editarlas?

BP: En efecto, las computadoras han liberado a la cámara de tal modo que ciertas cosas, para la técnica del stop motion, resultan imposibles. Asimismo, el refinamiento de escalas que se consigue con una computadora está más allá del alcance del stop motion, pero lo que nos atrae del stop motion reside en el hecho que los personajes existen en su propio mundo espacial y están limitados por su propia fisicalidad. Superar esto es un problema para el arte. Damos por sentando la habilidad del artista que trabaja con computadoras, pero hoy en día les implica mucho trabajo para poder sorprendernos, aunque una marioneta moviéndose por sí misma sigue siendo algo asombroso. De todos modos, las técnicas más sofisticadas y grandiosas no significan nada sin una historia interesante y sus personajes.

 

RK: La mayoría de la gente ve solamente películas de Hollywood y Disney. Para los realizadores de animación, ¿cuáles son las consecuencias de este hecho irrefutable?

BP: Es evidente que las películas que llegan al cine tienen que seducir a una gran audiencia y es así que algunas veces las películas quedan diluidas para gustar a la mayor cantidad de gente posible, pero algunas veces los estudios se arriesgan y producen animaciones provocativas. Es más que probable que el lugar para ver ese tipo de películas son los festivales. Es allí en donde es más factible ver películas abiertamente más personales, es decir, películas estampadas con una verdadera personalidad.

RK: Un reduccionismo propio del lenguaje del mercado es aquel que equipara el cine de animación con cine para niños, ¿qué piensa de esta supuesta verdad? ¿Cuáles son las posibilidades que tiene este género para que sea tomado como legítimo y vital?

BP: Jamás he creído ni por un segundo que la animación es tan sólo para los niños, y he trabajado muy duro haciendo películas que interesen a los adultos. Es cierto que utilizar la animación como fábula y como educación funciona muy bien con los niños, pero la animación también puede explorar lo oscuro, las zonas más sombrías de la mente. En la actualidad, me parece que el público está respondiendo a cierto tipo de animación más oscura.

 

RK: Usted ha trabajado casi siempre con marionetas, entidades que usted casi considera como gente, ¿por qué ha elegido este modo de expresión, este tipo de “sujetos”?

BP: Trabajar con marionetas es la forma de animación más íntima, personal y espontánea. Es uno y las marionetas, y algo viaja de un lado hacia el otro. A menudo con imágenes generadas por computadoras (CG) la interpretación de un personaje se reduce a la excelencia del director de animación, y a un equipo enorme de animadores que contribuyen en muchos sentidos, y como resultado de una larga discusión, pero con el Stop motion, la marioneta está en tus manos, y no hay nada que esté mediando para dirigir la interpretación. Es lo más cercano a la experiencia de actuar. Es un gran placer. Pero en ciertas ocasiones, por supuesto, cuando la técnica no es la apropiada y se insiste en utilizar marionetas, se trata de mero egoísmo. Sin embargo, es un modo de trabajar que todavía da un gran placer.

RK: En Screen Play usted adaptó o más bien recreó una obra japanoesa del teatro Noh. ¿Por qué? ¿Existe alguna conexión entre su obra y el Bunraku, el teatro de marionetas japonés?

BP: Screen Play fue una película sobre cómo se podía contar visualmente una historia de modos diversos, y yo amo la celebración del artificio, lo que está presente en el teatro Noh y el teatro Bunraku. Lo que realmente me seduce del Bunraku es que se puede ver a los ejecutores, ver el truco. En Londres están dando una obra que se llama War Horse (Caballo de guerra) en donde 10 marionetas altísimas y magníficas de unos caballos son operadas por intérpretes visibles, y sin embargo, la audiencia se emociona hasta las lágrimas todas las noches. El teatro y la animación son especialmente buenos para crear ilusiones.

RK: En las reglas que modulan el mundo animado de Disney, la sexualidad de las películas animadas permanecen indefinidas, borradas, pero usted ha explorado la sexualidad en sus películas, principalmente en Aquiles. ¿Por qué?  

BP: Bien, Aquiles fue el resultado de haber visto la programación de un festival. Me parece que ninguno de los filmes era erótico o sensual, y ciertamente no se exploraba el sexo como una cuestión seria. Quería ver si podía lograr con las marionetas momentos de una sexualidad verdaderamente creíble. No debería existir ningún límite para la animación.

RK: ¿Por qué le interesa la opera e hizo un filme como Rigoletto?      

Amo la ópera por sus grados de sutileza y por reunir muchos elementos diferentes, pero también por su gloriosa artificialidad que si funciona, no obstante, es completamente creíble. Me gustan los clásicos, pero amo el drama y las elevas emociones que produce Rigoletto. Me encantaría dirigirla en teatro. Estoy orgulloso del filme, pero su media hora la diluyó demasiado, y debido a que estaba dirigido a toda la familia tuve que controlar mi sombría imaginación.

RK: Es importante que algunas películas como A room and half (una parte), Vals con Bashir, Persepolis, Una Mirada a la oscuridad, por mencionar algunas, han demostrado una nueva posibilidad para el cine de animación dirigidos a los adultos?

BP: Agregaría a esa lista Sita canta blues, de a Nina Paley y Ángeles e idiotas, de Bill Plymptons. Estas son películas que me emocionaron mucho al verlas, pero no sé si tienen la distribución que merecen.

RK: ¿Quiénes son hoy los grandes maestros de la animación?

BP: Pienso que un nombre a tener en cuenta, sin duda, es el de Adam Elliot. Su cortometraje Harvey Krumpet es una obra maestra. Una película que dice mucho con muy poco y que se mete con cuestiones importantes con una gran profundidad. Y ahora su película Mary and Max lleva a que la audiencia se reduzca a lágrimas como sólo la animación puede hacerlo. Su obra tiene mucho más corazón que muchas de las películas consagradas.

Fotos: 1) B. Purves;2) Gilbert and Sullivan, 3) Screen play; 4) .Rigoletto

Esta entrevista fue publicada en otra versión por el matutino La voz del interior en el mes de octubre.

Copyleft 2009 / Roger Alan Koza