En la película precedente el director australiano Justin Kurzel (Macbeth) había hecho un buen film con el sustento literario de Shakespeare; en esta ocasión la genealogía no es literaria; el film se inspira en un videojuego. Pero el problena de esta mecánica película oscurantista no está en su origen sino en su perezosa traducción cinematográfia y escasa eficiencia narrativa (Roger Koza)