SEMANA DEL 19/5 al 25/5 EN CINECLUBES

SEMANA DEL 19/5 al 25/5 EN CINECLUBES

por - Cineclubes
19 May, 2008 11:23 | comentarios

LA CUMBRE: SALA LUIS BERTI, BELGRANO 470

21 de abril, a las 20.30hs:

El iceberg,  de Fiona Gordon, Bruno Romy y Dominique Abel, Bélgica, 2005

84 minutos / No recomendada para menores de 13 años

Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Mamíferos, de Roman Polanski, Polonia, 1963.

Extraña comedia física (y casi muda), aunque también un retrato melancólico sobre el amor, la opera prima de Gordon, Romy y Abel, los tres protagonistas del film, podrá o no producir (son)risas, pero sin dudas habrá de sorprender por su lenguaje cinematográfico , más cerca del cine mudo y de la comicidad de Jacques Tati. Tras un prólogo exótico, una mujer esquimal advierte que su mundo nada tiene que ver con los osos polares y las focas, y menos aun con la paz natural. Quizás su mundo esté en extinción, al menos su lenguaje, el Inuktitut, está en riesgo de marchitarse. Pero dice que un posible hijo e incluso su marido, podrán aprender su lengua, pues detrás de esta inquietud de supervivencia lingüística, hay una historia de amor. Y así larga una película imprevisible, sobre una mujer que tras quedar atrapada en una cámara de frío de un fastfood abandonará su vida mecánica, su familia y su trabajo, en un viaje que la llevará de Bruselas al Ártico. Caricaturesco, medidamente circense, El iceberg está compuesta de unos 150 planos, medios y panorámicos fundamentalmente, y hace gala de la profundidad de campo, demostrando además cómo el sonido (y no la música) puede suministrar información relevante sin subrayados. Una escena secundaria, políticamente esencial, que transcurre en un camión de reparto, justifica por sí sola los 84 minutos de este film proveniente del país de los hermanos Dardenne. (RK)

LA FALDA: RESTAURANTE UGOLINO, 9 DE JULIO 470

Una vez, de John Carney, Irlanda, 2007

85 minutos / Apta para todo público

Antes de la película se proyectará el cortometraje La Jetée, de Chris Marker, Francia, 1962

El título en inglés de este pequeño y grandioso film de John Carney es Once, y bien podría titularse Once again, «Una vez más», porque es sin duda el deseo que surge del espectador cuando descubre esta pieza de cámara, acaso un musical propenso, paradójicamente, a un difuso realismo social. En Dublín, un músico (callejero) y también empleado de una ferretería (paterna) conoce a una mujer en la calle mientras interpreta una de sus canciones. Luego harán música, quizás se amen. Esta versión proletaria de Letra y música transmite la misma felicidad de esa película, pero se desmarca de esa quimera mercantil en donde hacer música se asocia al éxito y a la fama. Aquí, la música es una labor cultivada para cuidar la propia dignidad y una expresión catártica para conjurar el propio desencanto. Una vez hace visible la mentada comunicación entre músicos, pues permite en varios pasajes ver cómo se compone grupalmente, dejando asentado que la música es una actividad colectiva (y también ofrece un retrato del músico que nada tiene que ver con las drogas y la vagancia, aunque sí, discretamente, con la rebeldía). Como film musical está en las antípodas de productos miserables como High School Musical, la artificialidad sofisticada de Chicago o el sadismo cool de Sweeney Todd. Los planos secuencia extensos y un registro directo del sonido en varias ocasiones producen un efecto de extrañamiento sobre las reglas del género, operación estética que compensa el glamour del musical canónico y le otorga un profundo sentido humano. (RK)

VILLA GIARDINO: SALA TEATRO-CINE ALEJANDRO GIARDINO

25 de mayo, a las 20.00hs:

Primer plano, de Abbas Kiarostami, Irán, 1990

94 minutos / Apta para todo público

Antes de la película principal se proyectarán los cortometrajes ¿Dónde está mi Romeo? (3), de Abbas Kiarostami, Irán, 2007 y El día de estreno de Primer plano (7), de Nanni Moretti, Italia, 1996

Si se trata de magia del cine no hay película más perfecta que Primer plano. Allí un pobre tipo llamado Hossein Sabzian, un trabajador desocupado (y cinéfilo) decide, repentinamente, convertirse en Mohsen Makhmalbaf, el otro gran cineasta de Irán. Mientras viaja en colectivo una mujer lo confunde con el realizador de Kandahar. En su desesperanza, Sabzian intuye que vivir la vida de otro puede ser, al menos por un tiempo, un modo de conjurar su amargura. La conversación con la mujer termina en un agasajo en su casa. Sus hijos y su esposo lo reciben como un artista consagrado. De pronto, los invita a participar de su próxima película. Y así empiezan a ensayar escenas posibles de un supuesto film. Tras un tiempo la familia sospecha de él. ¿Es Makhmalbaf? Sabzian acaba procesado, hasta que la justicia iraní lo absuelve. Así las cosas, la trama puede resultar interesante, pero en verdad es fantástica, mágica, pues toda la película está basada en un caso real. En efecto, cuando Kiarostami decidió hacer este film, el proceso judicial todavía se estaba llevando a cabo, de tal modo que llegó a registrar situaciones de una emotividad poco frecuente. Pero más desconcertante aún es saber que no sólo Sabzian se interpreta a sí mismo, sino que todos los actores del film son los mismos involucrados en el caso: la propia familia en cuestión y hasta el verdadero Makhmalbaf, cuya aparición en la película trastoca el límite en donde la pantalla es el linde entre el mundo y el cine. (RK)