SEMANA DEL 14 AL 21/04 EN CINECLUBES

SEMANA DEL 14 AL 21/04 EN CINECLUBES

por - Cineclubes
15 Abr, 2008 02:50 | Sin comentarios

LA CUMBRE: CINE LUIS BERTI, BELGRANO 470

16 de abril, a las 20.30hs:

Primavera en un lugar pequeño, de Tian Zhuangzhuang, China, 2002

116 minutos / Apta para todo público

Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Viajé 9000 kilómetros para dártelo, de Wong Kar Wai, China, 2007

Tian Zhuangzhuang, uno de los grandes maestros del cine chino, ha tenido una carrera difícil debido a su abierta franqueza política, y esta película de 2002 fue su primera película tras su largometraje El cometa azul de 1993. Se trata de una remake de Primavera en una pequeña ciudad, una obra maestra de Fei Mu, realizada en 1948 y considerada como la mejor película nacional por quienes hablan mandarín pero desestimada por casi todo el resto. Un joven doctor visita a un aristócrata enfermo, quien es un viejo amigo, y a su mujer alienada, quien fuera muchos años atrás el primer amor del médico. Los otros dos personajes son la hermana del aristócrata y un envejecido sirviente, y esta concentración le da a la puesta en escena una fuerza enorme. Este drama cargado de erotismo podrá ser menos excelso que el original, pero es, de todos modos, una obra asombrosa y hermosa. (Jonathan Rosenbaum, Chicago Reader)

LA FALDA: RESTAURANT UGOLINO, BUENOS AIRES 470

17 de abril, a las 20.30hs: Película de apertura

Diez canoas, de Rolf de Heer, Australia, 2006

92 minutos / No recomendada para menores de 13 años

Antes de la película principal se proyectará el cortometraje El ejemplo del Airón (13′), de Lluis Galter, España, 2007

Una de las películas más fascinantes de los últimos años y sin duda un ejercicio hermenéutico excepcional en donde un director “Balanda” (el hombre blanco) intenta aproximarse sin la imposición de su cosmovisión a una cultura ancestral para realizar un film comunitario. Como advierte el gran actor aborigen David Gulpilil, el narrador en off de este mítico e inteligente relato, previamente a ironizar respecto de la celebrada inscripción narrativa de la trilogía de La guerra de las galaxias, “es una gran historia, aunque no es la de ustedes”. Y, en efecto, el universo de los Yolngu, sus prácticas, sus costumbres, sus creencias constituyen un contexto formidable para ser abordado en el cine, y aunque se trate de un verdadero Otro cultural no deja de confrontar con aquellos rasgos más universales de los hombres. Que este gran cuento esté centrado en el deseo amoroso de un joven por una de las tres mujeres de su hermano mayor es una excusa. La anécdota es la introducción a todo un mundo. Si hay un tema ubicuo en el film es el misterio de la vida y la muerte, pues del relato cosmogónico inicial Diez canoas concluye con una ceremonia sepulcral, más parecida a un trance visual que a una escena lúgubre, en la que se explicita una tesis metafísica: la unión entre los individuos y un magma existencial, el charco inicial como se llama aquí, destino de todo ser viviente particular una vez concluida su vida. Los planos generales ofrecen una composición de lugar. La dialéctica entre los planos fijos y en blanco y negro respecto de los planos secuencia móviles y un vivaz color sirve para dinamizar y separar dos relatos yuxtapuestos, aunque en un tiempo muy lejano, incluso mítico. Es un viaje a la Era del sueño, pero también un ejemplo excelso de narración, uno que bien puede definir una de las características singulares de nuestra especie: su voluntad de narrar. (Roger Koza, programador)

 VILLA GIARDINO: SALA TEATRO-CINE ALEJANDRO GIARDINO

20 de abril, a las 20.00hs:

Una vez, de John Carney, Irlanda, 2007

85 minutos / Apta para todo público

Antes de la película se proyectará el cortometraje No se necesita traducción, de Michael Cimino, EE.UU., 2007

El título en inglés de este pequeño y grandioso film de John Carney es Once, y bien podría titularse Once again, «Una vez más», porque es sin duda el deseo que surge del espectador cuando descubre esta pieza de cámara, acaso un musical propenso, paradójicamente, a un difuso realismo social. En Dublín, un músico (callejero) y también empleado de una ferretería (paterna) conoce a una mujer en la calle mientras interpreta una de sus canciones. Luego harán música, quizás se amen. Esta versión proletaria de Letra y música transmite la misma felicidad de esa película, pero se desmarca de esa quimera mercantil en donde hacer música se asocia al éxito y a la fama. Aquí, la música es una labor cultivada para cuidar la propia dignidad y una expresión catártica para conjurar el propio desencanto. Una vez hace visible la mentada comunicación entre músicos, pues permite en varios pasajes ver cómo se compone grupalmente, dejando asentado que la música es una actividad colectiva (y también ofrece un retrato del músico que nada tiene que ver con las drogas y la vagancia, aunque sí, discretamente, con la rebeldía). Como film musical está en las antípodas de productos miserables como High School Musical, la artificialidad sofisticada de Chicago o el sadismo cool de Sweeney Todd. Los planos secuencia extensos y un registro directo del sonido en varias ocasiones producen un efecto de extrañamiento sobre las reglas del género, operación estética que compensa el glamour del musical canónico y le otorga un profundo sentido humano. (Roger Koza, programador)