SEMANA DEL 04 /08 al 10/08 EN CINECLUBES

SEMANA DEL 04 /08 al 10/08 EN CINECLUBES

por - Cineclubes
04 Ago, 2008 01:25 | comentarios

SEMANA DEL 28 /07 al 02/08 EN CINECLUBES

6 de agosto, a las 19.00hs: Ciclo de cine mudo:

Tabú, de F.W. Murnau, EE.UU., 1931

83 minutos / No recomendada para menores de 18 años

La última película de F.W. Murnau, probablemente el mejor director de cine mudo (no vivió lo suficiente para poder realizar películas sonoras: murió en un accidente de auto pocos días después de trabajar y finalizar la banda musical sincronizada de esta obra maestra). Rodada enteramente en los Mares del Sur en 1929 con actores no profesionales y la extraordinaria fotografía de Floyd Crosby, empezó como una colaboración con el documentalista Robert Flaherty, que todavía comparte los créditos por el origen de la historia, aunque el romanticismo alemán de Murnau predomina, sobre todo en las poses heroicas de los isleños y las concluyentes diagonales en las composiciones. El simple argumento consiste en una historia de amor erótico que involucra a una joven mujer que llega a ser sexualmente un tabú cuando es elegida por un viejo para reemplazar a una doncella sagrada que acaba de morir; un tema adicional es el poder corruptor de la «civilización». El final trágico y exquisito -concebido musical y rítmicamente como un gradual y desacelerado diminuendo– es una de las cimas del cine mudo. (JR)

A las 20.30hs: Película principal:

El romance de Astrea y Celadón, de Eric Rohmer, Francia, 2007

109 minutos / ATP

Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Jean Taris, el campeón de natación, de Jean Vigo, Francia, 1931

Posiblemente la última película de uno de los maestros indiscutibles de la Nouvelle Vague francesa. Eric Rohmer, a los 87 años, inspirado en una novela de más de 5.000 páginas del siglo XVII de Honoré d’Urfe, sobre una historia de amor que transcurre en el siglo V y cuyos personajes son ninfas, druidas y pastores, demuestra cuán original y provocativo puede ser su cine. Una advertencia en el inicio sobre la imposibilidad de rodar la película en los escenarios naturales e históricos debido a que hoy son espacios urbanizados y modernos indica una preocupación misteriosa: ¿no es acaso el procedimiento normal y característico de cualquier película de época? Ocurre que Rohmer intenta hacer una película sobre el amor y la fidelidad como si todo su equipo estuviera transportado al siglo XVII. Si el cine de Hollywood reconstruye los decorados pero sus personajes se comportan como sujetos de nuestro tiempo, aquí Rohmer, austero y brillante, intenta reconstruir la experiencia total del mundo como si efectivamente la película transcurriera en el siglo V. ¿Cómo sonaría la naturaleza en ese siglo? ¿Cómo habría de ser la juventud en tiempos tan pretéritos? La sensualidad domina pero se ajusta también a un discurso sobre los orígenes de la civilización occidental, a menudo introducido por una exégesis de pinturas de la época, aunque la universalidad de su tópico, un romance puesto en peligro por un conjunto de malentendidos, puede ser tan contemporáneo y ser leído, por consiguiente, como una objeción a ese lugar común que concibe el presente como un tiempo menos prejuicioso que cualquier época remota. Una película que no envejecerá nunca, una película intempestiva. (RK)

LA FALDA: RESTAURANTE UGOLINO, 9 DE JULIO 470

7 de agosto, a las 20.30hs:

Shara, de Naomi Kawase, Japón, 2003

100 minutos / ATP

Antes de la película principal se proyectará el cortometraje El pan y el callejón, de Abbas Kiarostami, Irán, 1970

Extraordinario y conmovedor, este film de Naomi Kawase, no muy conocido, es una de las grandes películas de la primera década del nuevo siglo. Un drama familiar, a propósito de la pérdida de un hijo, se yuxtapone con una meditación cósmica sobre la vida en los meandros de la bella ciudad de Nara, Japón. Si bien el esplendor vitalista alcanza su apoteosis en una secuencia memorable de siete minutos, en plena celebración del festival Basara, evento en el que los hombres comunes pueden brillar porque tienen su oportunidad, el secreto de Shara consiste en compaginar el fluir de los hechos cotidianos en discretos ensambles poéticos en los que se hace visible lo extraordinario en lo ordinario. El film en su conjunto es una impugnación a la fealdad naturalizada con la que muchas veces se habita el mundo. Además, la estética elegida también funciona como antídoto ante un cine dominante que desprecia los tiempos de los planos: los extensos travellings en ralentí, las «persecuciones» en planos secuencia elegantes y una concepción del sonido que arremete desde un uso magistral del fuera de campo para significar la totalidad de lo que se ve muestran cómo la forma constituye y delimita una historia. A través de palabras justas y medidas, la interacción entre los personajes refleja una mentalidad y un sistema cultural específico de cómo se procesan las emociones, como se puede constatar en un pasaje en el que una madre revela a su hija algo esencial para esta última. Finalmente, una misteriosa panorámica de la ciudad de Nara, que sigue a un nacimiento, otra secuencia admirable, induce a concebir la vida humana como perteneciente a un orden vital que excede la crónica ciudadana. (Roger Koza, programador)

VILLA GIARDINO: SALA TEATRO-CINE ALEJANDRO GIARDINO

10 de agosto, a las 20.00hs:

Más allá del espejo, de Joaquín Jordá, España, 2006

105 minutos / ATP

Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Jabberwocky, de Jan Svankmajer, República Checa, 1973

La última película del recientemente fallecido Joaquín Jordá, un referente ineludible del documental español, es un estudio existencial, médico y cómico sobre el aparato perceptivo de nuestra especie, una evaluación sobre cómo se interactúa respecto del mundo que nos rodea, aquí examinado a partir de un caso inicial de agnosis vivido por una joven de 18 años, Esther Chumillas, seguido por otros ejemplos, incluida la alexia del propio realizador. La lucidez de Jordá sobrepasa la curiosidad científica y la valorización del funcionamiento normal de las condiciones fisiológicas que permiten experimentar el mundo, un primer espejo para el espectador, pues Más allá del espejo es también una discreta pero poderosa exploración sobre el origen del humor y el sentido de pertenencia. Si el título remite a Lewis Carroll y sus geniales libros sobre Alicia, parte de la puesta en escena lo confirma: una misteriosa partida de ajedrez a escala gigante cuyas piezas llevan inscripto el rostro de los protagonistas mientras suena un motivo musical que remite a la música de Satie. Filosóficamente fenomenológico, pues se trata de dilucidar la esencia de la percepción a través de lo que se repite en experiencias disímiles (ceguera, alexia, agnosis), el film de Jordá expone la contingencia de la identidad, lo que está más allá del espejo, pero también demuestra el poder del cine para mostrar lo intangible y hacerlo patente. (RK)