OSCAR 2014 (01): PLACER Y REALIDAD

OSCAR 2014 (01): PLACER Y REALIDAD

por - Varios
28 Feb, 2014 04:27 | comentarios
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La imagen ausente

Por Roger Koza

Como todos los años, llega febrero y hablamos del Oscar, la fiesta del espectáculo asociado al cine que se celebra en Los Angeles. ¿Repetirá Scorsese? ¿La esquemática lucha contra la esclavitud en clave sádica de 12 años de esclavitud se llevará todos los premios? ¿Un filme noble como Nebraska tendrá alguna chance? ¿Qué pasará con Ella, la película más contemporánea de todas las elegidas? ¿Ganará Gravedad?

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Si hay un rubro que suele garantizar más cine que espectáculo es la categoría Mejor Película Extranjera. Que esté nominado un filme como The Missing Image, del gran Rithy Panh, es una buena noticia. El director camboyano quedará en la historia del cine por una de las películas fundamentales del siglo XX sobre uno de los horrores que lo caracterizó: el genocidio camboyano. Su S-21: La máquina de matar de los jemeres rojos, altamente superior a este filme que ahora podría ganar un Oscar, tiene una relevancia equivalente a la de Noche y niebla de Resnais y Shoah de Claude Lanzmann. Son películas que retienen el delirio del siglo pasado y lo exponen en todas sus dimensiones.

The Missing Image es un filme tan personal como histórico y político. A los 50 años, Panh retoma su propia experiencia. “A la mitad de la vida, la niñez regresa”. El realizador tenía 13 años cuando los seguidores de Pol Pot tomaron el poder e impusieron un presunto sistema comunista. La familia de Panh, como tantas otras, fue llevada a un campo de concentración. De eso no hay imágenes, y el director elige representar lo que no tiene imagen a través de un conjunto de dioramas construidos con hombres y mujeres de arcilla con los que reconstruye sus memorias infantiles y preadolescentes. La poética elegida remite a la imaginación de un niño, lo que no impide que una voz en off contextualice sus recuerdos mientras el relato incorpora algunas imágenes de archivo tomadas por los propios jemeres rojos.

El filme de Panh es el más poderoso de todos, y su perspectiva política, no del todo precisa (a diferencia de lo que sucede con S-21 y con su libro La eliminación) ya que habilita la tesis de que todo proyecto progresista radical conlleva un plan de exterminio, puede despertar simpatías en los miembros más conservadores de la academia.

El dolor de lo real está silenciado en La gran belleza, la otra gran candidata extranjera. Si hay algo ostensible en el nuevo filme de Paolo Sorrentino  es el gran placer que pruducen sus dos horas veinte. En el filme Roma luce bellísima y el placer como tal articula el relato de principio a fin. Al comienzo, un turista japonés se desmaya frente a la hermosura de la ciudad y sus monumentos.

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La gran belleza

Pero La gran belleza no es un filme postal como A Roma con amor de Woody Allen. Las características coreografías visuales de Sorrentino, siempre imponiendo una velocidad vertiginosa a las imágenes, si bien atraviesan el espacio público romano, pletórico de figuras hermosas, están relacionadas con la secreta clarividencia de su personaje, que ha entrado en una edad en la que el tiempo vuela y se siente visceralmente como irreversible. El protagonista rutilante de La gran belleza es Jep Gambardella, un escritor (interpretado magistralmente por Toni Servillo) que hace 40 años escribió una novela clave y desde entonces se ha entregado a los placeres efímeros del pudiente, dedicándose cínicamente al periodismo.

Así descripto parece menor, pero La gran belleza es un filme ambicioso con ciertas connotaciones metafísicas que no deja de retratar la fatuidad de la cultura italiana de las últimas décadas. Es la gran candidata.

The Broken Circle Breakdown, Omar y La cacería tienen menos posibilidades de obtener algún reconocimiento. El primero, dirigido por Van Groenigen, es un filme belga en el que un matrimonio feliz conoce la desdicha cuando se enferma su hija de 6 años. Es la película más simpática de todas, formalmente menos exigente y universalmente conmovedora.

Omar y La cacería son películas incómodas y en cierto sentido antipáticas. El filme de Hany Abu-Assad está en consonancia con un tema común en la gran competencia (El lobo de Wall Street y Escándalo americano). Un joven palestino que pelea por la liberación de su pueblo es atrapado por la policía israelí y termina delatando a sus compañeros. La película es menos “reconfortante” y ambigua que Paradise Now, pero transmite muy bien el horror y la violencia cotidiana que implica ser palestino en el Estado de Israel. Demasiado política para los votantes. La cacería, ya estrenada en nuestro país, tiene como protagonista a un profesor solitario acusado de abuso de menores. Un potencial pedófilo, aun cuando eventualmente sea inocente, no suele ser un modelo preferencial a la hora de elegir un ganador.

Gane quien gane, Thierry Frémaux, el director artístico del festival de Cannes, debe sentir una satisfacción particular: excepto el filme de Van Groeningen, el resto de las nominadas se estrenaron en Cannes. O Cannes está cada vez más cerca del cine espectáculo o en Hollywood existe una brecha para que no todo sea un festín donde las estrellas se felicitan mutuamente.

Roger Koza / Copyleft 2014