OFFSIDE

OFFSIDE

por - Críticas
16 Jun, 2008 12:48 | comentarios

**** Obra maestra  ***hay que verla  ** Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

Por Roger Alan Koza

HINCHADA HAY UNA SOLA

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Offside, Irán, 2006.

Dirigida por Jafar Panahi. Escrita por Shadmehr Rastin y J. Panahi.

*** Hay que verla

Una de las grandes películas del año, cuya recepción en nuestro país ha sido sorprendentemente indiferente, mientras se celebra el regreso de Indy y sus aventuras.

En una lúcida proposición que alcanza al espíritu de la comedia, Horace Walpole decía: «El mundo es una comedia para los que piensan y una tragedia para los que sienten». Quizás eso explique por qué es tan arduo hacer comedias, un género propenso a la imbecilidad, si no hay por detrás sensibilidad e inteligencia.

Género popular si lo hay, e impopular ante los clérigos cinematográficos que siempre ven en los dramas el cine que importa, he aquí la mejor refutación para los militantes de las lágrimas y su retórica sobre la presunta superioridad de lo grave y lo profundo. En efecto, Offside no solamente reivindica un género cinematográfico, sino también consolida el poder del supuesto género débil. La quinta película del realizador de El círculo, Jafar Panahi, vuelve a explorar, como en aquella oportunidad, la posición de la mujer en la sociedad iraní, siendo esta ocasión más accesible y divertida aunque no menos ambiciosa sociológica y estéticamente.

El contexto: un partido de fútbol entre Bahrain e Irán que define la clasificación de este último para el mundial de Alemania 2006. El nudo narrativo: el deseo de muchas mujeres por ver en la cancha tal evento deportivo, cuando el acceso a los estadios está prohibido a las mujeres. La estrategia: disfrazarse de hombres para acceder a la cancha y no ser detenidas. Con estos elementos, Panahi constituye un match alternativo entre guardias y prisioneras, un combate discursivo que por momentos parece un diálogo platónico, sin la misoginia del griego y sin un Sócrates como héroe intelectual,

Así Offside no tiene un protagonista definido, aunque cada personaje permanece en el recuerdo tras finalizar la película. En efecto, la maestría de Panahi, antiguo colaborador de Kiarostami, es utilizar un elenco de hombres y mujeres que, a través de diálogos precisos y situaciones verosímiles, materializan una idiosincrasia y una cultura atravesada por un conflicto pleno entre tradición y modernidad. En sus casi 90 minutos, lo que dura el partido  que prácticamente no vemos, se hace visible (e irrisible) un orden jurídico. Verle implica impugnarlo y desmontarlo en su propia insensatez.

Si bien Panahi toma prestado algunos mecanismos del cine documental, Offside está meticulosamente calculada, y no por ello se resiente en su ostensible naturalidad. Los planos secuencia son una marca registrada del director, pero aquí se ajustan perfectamente al relato, ofreciendo el mejor suspenso y una incuestionable veracidad, como en la escena magistral en la que una mujer necesita ir al baño y una concepción edilicia masculinizada se lo impide.

Offside es un ejemplo de cómo hacer crítica social y política a través de una comedia. Por eso no debe confundir el himno nacional que se escucha en el epílogo. Se trata de una versión muy popular previa a la revolución islámica de 1979, una que estimula más una identificación nacional que panislámica, algo así como entonar la marcha peronista en tiempos de dictadura.

El filme de Panahi es también la posibilidad de saber, sin la demonización mediante de los medios, algo sobre la vida en Irán. Un país en donde las mujeres no gozan de ciertas libertades, aunque no hace falta estar gobernados por mulás y ayatolás para constatar que se trata de una constante universal.

Copyleft 2000-2008 / Roger Alan Koza

Esta crítica fue publicada durante el mes de junio, con otro título, por el diario La Voz del Interior de la provincia de Córdoba.