MONSTERS UNIVERSITY + GUERRA MUNDIAL Z / WAR WORLD Z

MONSTERS UNIVERSITY + GUERRA MUNDIAL Z / WAR WORLD Z

por - Críticas
02 Jul, 2013 08:24 | comentarios

LOS MONSTRUOS Y LA BUENA EDUCACIÓN

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Monsters Univeristy

Por Santiago González Cragnolino 

Una de las grandes apuestas de la cartelera invernal es la última película del estudio Pixar: Monster University. En MU vemos a los protagonistas de Monster Inc. (2001), los queridos Sully y Wazowski, cómo dos jóvenes estudiantes. Son aspirantes a “asustadores” profesionales, un trabajo de élite en el mundo de los monstruos. El relato comienza ahí y como en las mejores películas de Pixar se trata de la puesta en pantalla de un mundo infinitamente imaginativo y de una historia de reconocimiento de un Otro. Alguien (u otra cosa: el universo de Pixar está compuesto de bichos, juguetes, robots, autos) irrumpe en la vida de un personaje para enfrentarlo con lo ajeno, lo diferente. El desenlace siempre muestra un aprendizaje de la diferencia, la aceptación de esa diversidad y la amistad como síntesis-lazo creado entre los protagonistas (sean de la especie que sean) luego de su enfrentamiento-convivencia.

Hasta este punto está claro que las películas del Estudio son en parte inevitablemente pedagógicas: la educación sentimental es algo así como una condición ineludible para los creativos detrás de los films de Pixar y las historias que cuentan. Pero hay que estar atentos: las películas que llevan este sello no son “películas de mensaje”, o por lo menos es lo que menos importa.

La verdadera lección que da la Universidad de los monstruos es la de las recompensas que tiene observar. Un plano cualquiera de Monster University está tan plagado de detalles y de chistes ocultos que impresiona: lo que se puede sacar en limpio es cómo explorar con la mirada tiene su retribución. El diseño siempre desborda imaginación y la pantalla está poblada de colores y gags listos para ser descubiertos, sumado a los que se ponen en primer término. La paleta de colores chillona de Monster University, el constante movimiento de personajes y objetos genera una suerte de caleidoscopio figurativo. Un hermoso ejercicio en el acto de mirar, MU sobresale entre las propuestas Made in Hollywood para esta temporada.

Monsters University, Dan Scanion, EE.UU., 2013

Guerra Mundial Z / War World Z, Marc Foster, EE.UU., 2013

Para los escépticos que descreen que Monster University es una cosa seria, basta comparar con otro megatanque que viene a ocupar cines: Guerra Mundial Z o la aventura semi mesiánica de Brad Pitt. La película dirigida por Marc Foster, en la que tuvo gran incidencia Pitt en su papel de productor, es una entretenida película de género con algunas escenas logradas, pero no es precisamente un dechado de virtudes; es más, es un juego fácil hacer un listado de sus fallidos.

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Guerra mundial Z

Los problemas graves no pasan por los yerros argumentales o la dificultad que tiene Foster para filmar escenas de acción inteligibles. Para empezar Guerra Mundial Z sí es una “película de mensaje”. Los zombis son una metáfora, claro, y se usan imágenes reales de catástrofes para reforzar la idea de que el mundo está mal. El mundo está mal pero la voz en off de Brad nos tranquiliza y nos alienta a seguir luchando: “Esto recién empieza, pero mientras haya esperanza todo es posible”. Lo raro, lo realmente curioso es que nunca se indaga en ese malestar. Brad Pitt invierte millones y millones para traernos su mensaje, pero en ningún momento se para a pensar las causas de esos males. Por su puesto no se le exige una respuesta definitiva, pero no existe ni siquiera la sombra de una inquietud por plantearse porque las cosas son como son. ¿Es un gesto puramente cínico? De otro modo, la inocencia del bueno de Brad linda con la estupidez.

Pero vayamos más allá: no sabemos bien qué es el cine, no lo hemos podido dilucidar todavía por suerte, pero seguro que no es un dispositivo creado para transmitir mensajes. Se puede dejar esa tarea a quienes confeccionan tarjetas conmemorativas o a los creadores de aforismos profesionales. El cine tiene más que ver con ponerse en una situación en la que la exposición a imágenes y sonidos se transforma en experiencia, en sentimiento, en un conocimiento particular del mundo que no se puede traducir con precisión en un puñado de palabras. La experiencia cinematográfica es específica, necesaria tal vez.

Y en este punto aparece el problema más grave de Guerra Mundial Z: la relación con la imagen es casi opuesta a la que propone Monster University. Si la película de Pixar está hecha para ser explorada, la de Foster/Pitt está hecha para ser admirada: la imagen en GMZ es monumental. Son bloques, impresionantes en su severidad, impactantes en su pericia técnica, pero desprovistos de detalles que estimulen todo lo que pone en juego un espectador a la hora de ver una película.

Algo que puede ser leído como sintomático es que en las escenas intimistas del film no existe la profundidad de campo: lo único que está en foco son los personajes que dialogan. Nuestra atención sólo puede estar puesta ahí y no se ofrece ninguna alternativa más que seguir esos diálogos y esa historia que finalmente nos explicará que pasan cosas feas y graves en el planeta.

Sin tantas pretensiones y con un manejo infinitamente superior del lenguaje cinematográfico, Pixar como contrapropuesta involuntaria (o no) nos ofrece una película que trabaja conjuntamente con el espectador, que estimula la mirada y pone en juego su inteligencia para poner en práctica el ejercicio liberador que muchas veces puede ser ver cine.

Copyleft 2013 / Santiago González Cragnolino