MEMORIA DE UNA PELÍCULA POR VENIR (2): TRAILER

MEMORIA DE UNA PELÍCULA POR VENIR (2): TRAILER

por - Ensayos
31 Ago, 2014 07:55 | comentarios
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Pauline Frederick

Por Nicolás Prividera

Bajo el notorio influjo de Henry James (discurridor de elegantes misterios), he imaginado este argumento, que de algún modo me justifica en las tardes inútiles. Faltan pormenores, ajustes: hay zonas de la historia que no me fueron reveladas aún. Hoy, 1 de agosto de 2014, la vislumbro así: un notorio director de cine va espaciando sus películas (como Kubrick u otro famoso misántropo) hasta que al cabo de un largo silencio anuncia un proyecto que coronará su obra, y del que cada cierta cantidad de años va viendo la luz un nuevo trailer. A través de esos fragmentos los críticos y fanáticos adivinan una obra maestra, y ruegan al maestro que la termine de una vez para verla por fin completa.

Más luego, según pasan los lustros, todos se acostumbran a recibir esos destelllos de genio, e incluso algunos empiezan a sospechar que la película es interminable, simplemente porque acaso es imposible ponerle fin, o incluso porque desde el inicio nunca lo tuvo. Con el paso de las décadas el público deja de esperar los adelantos que recibe ya sin asombro, como postales de un pariente lejano alguna vez extrañado y ahora incómodo recuerdo. Casi nadie se extraña o apena cuando finalmente no se tienen más noticias del cineasta: algunos lo dan por muerto, mientras que otros lo imaginan perdido en alguna oscura región en la que suele ir a buscar sus imágenes como un peregrino. La obra parece quedar inconclusa, y es solo entonces cuando alguien descubre que viendo todos los trailers juntos en cierto orden…

Hasta aquí llega mi imaginación (pero no creo que los trailers juntos sean la película esperada, sino apenas otro juego de espejos…). Después de todo, soy más heredero de Lumiere que de Méliès. Y aunque a veces lamento la restricción del mandato documental, luego recuerdo que no hay nada más extraordinario que el mundo y sus infinitas variedades, aunque uno solo lo vea desde su pequeña ventana (“una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo”, como demuestra Kossakovsky en Tishé). Y me contento con filmar, como ahora, la odisea de un hombre encerrado en su casa y en su memoria desfalleciente. No puedo dejar de pensar que tal vez ese proyecto, aparentemente opuesto, es apenas la contracara del otro, como los teólogos de Borges (como dos versiones de Funes, el memorioso).

Nicolás Prividera / Copyleft 2014