MATRIX: RESURRECCIONES / THE MATRIX RESURRECTIONS

MATRIX: RESURRECCIONES / THE MATRIX RESURRECTIONS

por - Críticas
26 Dic, 2021 12:28 | Sin comentarios
Un remedo de las precedentes con algunas variaciones y un par de buenas secuencias.

NOSTALGIA DE LO REAL

A un año del cambio de milenio, con el devenir digital del mundo en plena intensificación y consolidación, los entonces hermanos Wachoski (y ahora hermanas) plasmaron en la primera Matrix una conjetura evolucionista con distintas especulaciones filosóficas que matizaban la distopía del relato al que dieron imágenes y sonidos. Entrevieron entonces un futuro sombrío en la mutación de la inteligencia como fenómeno: la inteligencia de las máquinas inauguraría otro capítulo en la lucha de las especies. Matrix se convirtió en un hito para el género de la ciencia ficción, selló una estética del movimiento y la luz y suscitó ensayos académicos por doquier. ¿Qué se puede hacer después de un éxito acabado, pero ya lejano?

El primer acto de Matrix: Resurrecciones es el mejor. Neo es Thomas Anderson y vive en un universo muy parecido al actual, en el que es un gran programador de videojuegos. Su mayor logro ha sido Matrix, un juego cuya narrativa remite directamente a la vida del programador (y a las tres películas precedentes), cita lúdica con la que la propia película reconoce los límites de todas las franquicias y el uso vil de las corporaciones de entretenimiento, que instan a lanzar una y otra vez relatos impuestos como clásicos. “Originalidad y frescura” es lo que se necesita, como alude un personaje en una reunión de creativos, explicitación del dilema de la propia película financiada por una empresa que legisla con sus productos el ocio de las poblaciones.

El segmento narrativo inicial es poderoso porque la experiencia existencial exangüe de Neo transmite una sospecha generalizada, aunque no necesariamente consciente: la vida virtual, el Yo como diseño e imagen y la interconectividad permanente como simulacro de un lazo afectivo con los otros y lo circundante es tan inevitable como estéril. La crisis psicótica de Neo en el comienzo es apenas un matiz hiperbólico del relato en sintonía con una sensación de vacío e irrealidad que se vive a través de la pantalla y la excede. Que el malvado mayor de esta resurrección sea un psicólogo llamado “el analista” es un toque de genialidad. El nombre genérico puede remitir al diván y al hombre de barba con pipa que ideó el psicoanálisis, pero acá es no es otra cosa que un analista de sistemas, los auténticos moduladores de la vida anímica contemporánea. 

La nostalgia de lo real tiene acá su cifra amorosa. Todo el film pasa por el reencuentro en lo real entre Neo y Trinity, personajes míticos para los miembros de nuestra especie que han sobrevivido y conseguido burlar el poder de las máquinas construyendo una especie de ciudad secreta. En esa comunidad futura algunas máquinas han conquistado el azaroso entrelazamiento que define al Homo sapiens: sentir y pensar. En la ciega trama la materia adquirió consciencia en los seres humanos. Las máquinas en este universo de ficción también, y algunas, además, ya son seres sintientes. La secuencia en la que personas y máquinas trabajan en un laboratorio es un pasaje visualmente hermoso y discretamente utópico.

El gran problema de Matrix: Resurrecciones es que muchas de sus mejores ideas son más lúcidas que el guion y las resoluciones formales para representarlas. Algunos fragmentos narrativos están resueltos en el apuro (todo lo que sucede después del rescate de Neo es de una pereza ostensible). Casi todas las escenas de lucha lucen mecánicas y sin brío (excepto en el epílogo, donde la relación entre velocidad, cuerpo, lucha y pensamiento encuentran un equilibrio preciso en la puesta en escena). Pero aun así la película se sostiene por su prepotencia filosófica y por un valor ontológico ajeno a la planificación: el envejecimiento de Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss es la gran plusvalía. Es que lo más real, aquello que no se puede disimular, es el paso del tiempo en el cuerpo de los intérpretes. En la evidencia empírica de la finitud de Neo y Trinity Matrix Resurreciones conjura la nostalgia y redime el espíritu en la materia. 

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Matrix: Resurrecciones (The Matrix Resurrections, Estados Unidos, 2021.

Dirigida por Lana Wachowski. Escrita por Aleksandar Hemon, David Mitchell y Lana Wachowski. 

*Publicado en el diario La Voz del Interior en el mes de diciembre 2021.

Roger Koza / Copyleft 2021