MAREA BAJA

MAREA BAJA

por - Críticas
30 Ago, 2014 10:19 | comentarios

**** Obra maestra  ***Hay que verla  **Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

Por Roger Koza

PLACER Y MARTIRIO

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Marea baja, Argentina, 2013

Escrita y dirigida por Paulo Pécora

** Válida de ver

La voluntad narrativa se impone sobre el costado experimental del realizador Paulo Pécora en esta pequeña película con algunas secuencias notables y un trabajo sólido de Germán de Silva. 

Un hombre llega a un mundo alejado de la civilización. Ese hombre, de unos cincuenta años, camina con cierta dificultad, pone atención a su entorno y se encamina hacia un lugar que parece conocer. Una casa que luce abandonada en el medio del bosque es en realidad una suerte de hostería. Una mujer lo recibe: “Veinte pesos el cuarto, veinte pesos la comida”. Es un universo austero, material y simbólicamente. Ya en su habitación, el hombre esconde un fajo de dinero, revisa una herida en su hombro derecho y limpia su revólver. Entre sus pertenencias hay también un kit con una jeringa, una goma elástica y alguna sustancia. Es un hombre misterioso, tal vez peligroso.

El escenario es el Delta del Paraná, y si bien el filme cuenta con Germán de Silva en el protagónico, y dos mujeres al inicio y dos hombres al final que se suman a la trama, el ecosistema es el otro gran protagonista constante del filme. El sonido de los insectos es tan ubicuo como el rostro adusto de de Silva, y Paulo Pécora, el director de Marea baja, lo sabe perfectamente. La dimensión atmosférica de la película es tan relevante como su voluntad narrativa. ¿Cómo conjurar el minimalismo de un relato? Maximizando la propuesta formal. En efecto, una película es siempre mucho más que sus diálogos, los conflictos entre los personajes y las posibles resoluciones del nudo que empujan el relato. Se trata de resaltar la materialidad sonora y visual, y hacer entonces de la materia un suplemento del argumento.

Pécora tiene una extensa obra en el cine experimental, y a excepción de El sueño del perro, su ópera prima, la mayoría de sus películas son cortometrajes. En Marea baja el director aprovecha muy bien su locación, en especial cuando el lugar entra en sintonía con la percepción y el estado de ánimo de su personaje principal cuando éste consume heroína, lo que provoca en él una intensificación visual del microcosmos que habita en el Delta. Las hormigas y los gusanos vistos en primerísimos planos se desnaturalizan y adquieren un semblante demoníaco, una cualidad tenebrosa que el filme replica indirectamente a propósito de la superstición, aquí aludida a través de una tirada de tarot. Algunas pesadillas sirven para transformar el paisaje en un escenario onírico de inestabilidad y malestar que aflige al personaje. Lamentablemente, Pécora decide musicalizar con música ambiental y efectos sonoros electrónicos sus mejores secuencias sensoriales. Un subrayado innecesario.

Habrá quienes esperen más acción de un filme que pinta para thriller o western, y aunque habrá disparos certeros es posible que no resulten suficientes. Las virtudes de Marea baja son otras, quizás discretas pero reales: en el contexto oscuro de su trama se divisan instantes de placer, como el que surge de mojarse los pies en el río. La mayor sorpresa es de otro orden: un plano subjetivo anuncia apaciblemente el fin de un mundo.

Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La voz del interior en el mes de agosto 2014

Roger Koza / Copyleft 2014