LLEGARON LOS TURISTAS

LLEGARON LOS TURISTAS

por - Críticas
28 Abr, 2009 08:50 | comentarios
**** Obra maestra  ***hay que verla  ** Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

Por Roger Alan Koza

NO RECONCILIADOS

Llegaron los turistas / Am Ende kommen Touristen , Alemania, 2007.

Escrita y dirigida por Robert Thalheim.

** Válida de ver  

Es una película menor y no está exenta de pasajes malogrados, pero no deja de ser una película valiente y una excepción generacional, a la hora de abordar un tema que suele deslumbrar a la Academia; no será el caso, y eso habla muy bien de la película.

«Pretendemos que todo sucedió una sola vez, en cierto momento y lugar. Cerramos nuestros ojos a lo que nos rodea y ya no escuchamos el inacabable grito de la humanidad». Las últimas oraciones de Noche y niebla, de Alain Resnais, el primer filme sobre los campos de concentración, iban acompañadas de travellings sobrios y sórdidos sobre los escombros de las «ciudades» del horror, entre ellas, Auschwitz. Llegaron los turistas visita ese mismo territorio, hoy llamado Oswiecim, una pequeña ciudad y un rutinario museo de la memoria.

Sven, un joven alemán, elige el servicio social (y no militar) para cumplir con sus obligaciones con la patria, «prestación» que se puede efectivizar tanto en su país como en el extranjero. Su destino involuntario es trabajar en un hostel cerca del museo de Auschwitz, y su tarea particular consiste en cuidar a un sobreviviente, el octogenario señor Krzeminski, quien oficia de memoria viviente ante los visitantes, la mayoría estudiantes de Alemania.

Sven aprenderá a través de sus vínculos cómo el pasado persiste en el presente, ya no en forma de antisemitismo, sino a través de un impreciso resentimiento. «El ejército alemán ha regresado a Auschwitz», dice en polaco uno de los personajes (centrales), quien más tarde tendrá que dejar involuntariamente su cuarto para dárselo al joven Sven. Eso no impedirá que Sven pueda enamorarse de la hermana del desposeído, una guía del museo, pero eso no lo convertirá en un cretino, pues es evidente que Sven es un buen alemán.

Ocurre que Sven es una excepción generacional. Él entiende el hiato generacional, la brecha inconmensurable entre el que vivió el espanto y el que supo, décadas más tarde, de su existencia. Hay una escena clave en la que Krzeminski dialoga con un grupo de jóvenes en una cita en el museo. Éstos no saben qué preguntar. El horror se les presenta como un tópico exterior y lejano. La máxima curiosidad pasa por corroborar los números borrosos inscriptos en la piel de Krzeminski. Más tarde, éste le dirá a Sven: «Que les muestren La lista de Schindler. Eso es más impactante», aseveración lúcida que apunta hacia la hollywoodización del Holocasuto, es decir, la explotación de un espectáculo moral que propicia una cándida reconciliación histórica y el confort del espectador.

El joven realizador Thalheim apela a la discreción para mostrar las transformaciones físicas y edilicias de la región. Se ve, por ejemplo, cómo un viejo pabellón se ha transformado en un barrio simpático. Casi no hay panorámicas, y sólo se alcanza a divisar, mientras los enamorados pasean en bicicleta, hacia la derecha de un plano general, la vieja estructura de los campos. Pero lo más inquietante es ver cómo Llegaron los turistas, al igual que La cuestión humana, vincula al capitalismo corporativo con el pretérito nazismo. La naturalización del desprecio y la racionalidad que lo justifica es una bestia de mil caras.

Copyleft 2009 / Roger Alan Koza

Esta crítica fue publicada con otro título por el diario La Voz del Interior en el mes de abril de 2009