LAS PELÍCULAS SECRETAS (40)

LAS PELÍCULAS SECRETAS (40)

por - Críticas, Críticas breves, Las películas secretas
22 Jul, 2014 08:16 | Sin comentarios

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 La pandilla de los malditos / Day of the Outlaw, Andre de Toth, E.E.U.U., 1959

Por Jorge García

Uno de los cinco tuertos de Hollywood aunque, sin duda, el menos famoso (los otros son nada menos que John Ford, Raoul Walsh, Nicholas Ray y Fritz Lang), Andre de Toth tiene menos fama de la que merece. Nacido en Hungría, país en el rodó unos pocos y olvidados films, desde los 40 trabajó en Hollywood, donde consiguió sus mejores logros en los terrenos del cine de acción, ya sean estos westerns, films noirs o películas bélicas. Títulos comoA un paso de la muerte, La senda tentadora, La escoria del desierto o este que reseñamos bastarían para darle un lugar de importancia dentro del cine norteamericano clásico.

La pandilla de los malditos, rodado en blanco y negro con un muy buen trabajo de iluminación de Russell Harlan, ofrece las características más significativas de su trabajo, esto es el tono oscuro y sombrío, la ambigüedad en la conducta de sus personajes, y el fracaso al que están destinadas muchas de sus acciones. Ambientado en un pequeño poblado en medio de la nieve, el film está centrado en un principio en el enfrentamiento entre un ranchero de turbio pasado y un ganadero que ha comenzado a alambrar las tierras, con el agravante de que la mujer de este último ha tenido una historia amorosa con el primero. El rápido y previsible duelo entre ambos se ve interrumpido -en una escena notable- por la llegada de un grupo de forajidos, comandados por un ex militar que le impone al grupo, a partir de su ascendiente, una férrea disciplina. Como ocurre en muchos films de Anthony Mann o Budd Boetticher, el villano (una formidable interpretación de Burl Ives) termina convirtiéndose en el principal protagonista del film. Herido gravemente de bala, su vida desde su llegada apunta a la búsqueda de una muerte digna. Hay secuencias notables, como la del baile de los forajidos con las muchachas del pueblo, aunque el film alcanza su clímax con la partida del grupo, guiado por el ranchero a través de un camino que no conduce a ninguna parte, salvo a la progresiva desintegración de la banda. El retorno del protagonista como único sobreviviente al pueblo, supone un retorno a la situación inicial, en un final marcadamente abierto.

Jorge García / Copyleft 2014