LAS PELÍCULAS SECRETAS (23)

LAS PELÍCULAS SECRETAS (23)

por - Críticas, Críticas breves, Las películas secretas
03 Ene, 2014 04:03 | Sin comentarios

Unknown-1El insaciableRuthless, de Edgar G. Ulmer, Estados Unidos, 1948

Por Jorge García

Si hay un director difícil de clasificar dentro del cine norteamericano clásico, este es Edgar G. Ulmer. Nacido en Viena en 1904, estudió arquitectura y filosofía y luego, ya en Berlín trabajó con el famoso director teatral Max Reinhardt. Fue también asistente de dirección y director de arte del gran Friedrich Murnau y su debut cinematográfico se produjo en 1929 en Gente de domingo, el documental que codirigiera en Alemania con Robert Siodmak y Billy Wilder. Se trasladó luego a Hollywood, donde en 1933 comenzó una de las carreras más bizarras del cine americano. Precursor de Roger Corman en el arte a rodar películas con ínfimos presupuestos para compañías insignificantes, muchas veces sobre guiones imposibles, también dirigió producciones hebreas y ucranianas que no vio casi nadie. Sin embargo, su innegable talento le permitió transitar los más diversos géneros, dejando en cada uno de ellos algún título valioso. Tal vez el film que mejor define su estilo de rodaje sea Detour, filmado en seis días con un presupuesto de 20.000 dólares que, con el tiempo, se transformó en una de las joyas indiscutidas del cine negro. Títulos igualmente recordables de su filmografía son el clásico de terror El gato negro (nada que ver con el relato de Edgar Allan Poe), Barba azul, aproximación al legendario asesino, que fue el mejor papel de su carrera de John Carradine, Extraña mujer, curioso melodrama de época con Hedi Lamarr, El hombre del planeta X, muy atractivo film de ciencia ficción en el que, con un mínimo presupuesto, lograba crear excelentes climas y La mujer del otro, un notable y subvalorado western que, según algunas malas lenguas, sirvió de inspiración a Francoise Truffaut para su Jules y Jim.

El insaciable, a diferencia de casi todos esos films, contó con un reparto y una producción importantes, a pesar de lo cual ha sido tan poco visto como el resto de ellos. La reciente visión de El lobo de Wall Street me motivó a escribir estas líneas, ya que esta película se podría ver como un lejano antecedente de la obra de Scorsese. Potente retrato de un ambicioso e inescrupuloso arribista que no tiene empacho en abandonar esposas y traicionar amigos en aras de construir una carrera en el mundo de las finanzas, el film está estructurado a través de diversos flashbacks, lo que llevó a algunos apresurados a compararlo con El ciudadano, la obra maestra de Welles. Dejando de lado las exageraciones, la película de Ulmer ofrece una lúcida mirada sobre cierto prototipo de self made man y las paradojas del “sueño americano”,  que la notable iluminación de  Bert Glennon le otorga un innegable aire de film noir, a la vez que ofrece una atractiva galería de personajes, entre los que destaca el magnate sureño que compone el glorioso gordo Sydney Greenstreet, quien se devora todas y cada una de las escenas en las que aparece. Film acusado de académico por Bertrand Tavernier (nada menos que él, paradigma de ese tipo de cine), es un descarnado y preciso relato que no propone soluciones morales y en el que la caída del protagonista no se da a partir de su decadencia, sino como consecuencia, en la excelente secuencia final, de la inesperada reacción emocional de un personaje.

Jorge García / Coypyleft 2014