LAS PELÍCULAS SECRETAS (18)

LAS PELÍCULAS SECRETAS (18)

por - Críticas, Las películas secretas
28 Jul, 2013 11:56 | 1 comentario

Gunman_in_the_Streets-04505Acorralado / Gunman in the Streets, Frank Tuttle, Francia, 1950

Por Jorge García

Es un caso realmente curioso que una película con temática muy “americana” sea de producción francesa, se filme en Paris, cuente con mayoría de actores galos y no se haya estrenado en los Estados Unidos hasta principios de este siglo. Pues bien, es el caso de este film, dirigido por el modesto artesano Frank Tuttle, un director que desarrollara el grueso de su carrera entre 1923 y 1935, con escasos títulos relevantes a pesar de haber dirigido a varias de las figuras más importantes del cine mudo y comienzos del sonoro y con una ínfima porción de su obra estrenada en estas pampas. Tuttle fue afiliado al Partido Comunista y en los nefastos años del macartismo su obra fue mucho más espaciada y parece que terminó denunciando a varios de sus colegas. Personalmente tengo vagos recuerdos de un escueto puñado de películas suyas, La llave de cristal, exhibida hace siglos en la televisión, Escándalos romanos, un musical con el hoy olvidado Eddie Cantor, vista en mi infancia, Infierno en San Francisco, también pasada en  la TV y la que tengo más presente y entre las más recordables de su obra, Un alma torturada, film que lanzó al estrellato a Alan Ladd, interpretando a un gélido asesino a sueldo (la frase que utiliza Federico Luppi –quien cumplía un rol similar- en Ultimos días de la víctima “tengo un trabajo que hacer”, repite la que pronunciaba Ladd en aquel film). Pero pasemos brevemente a la película que nos ocupa, que traslada al Paris de posguerra los códigos y variables de las películas de gángsters de los años 30 incorporando elementos del film noir y el melodrama dentro de un esquema argumental conocido (un fugitivo acosado por la policía  busca refugio en una antigua amante que ahora está saliendo con otro hombre) que en este caso se ve potenciado por diversos elementos. El primero es el consistente pulso narrativo del director que le otorga al relato una creciente tensión con un adecuado uso de las locaciones parisinas; otro aspecto fundamental del film es el notable trabajo del iluminador alemán Eugene Schüffstan que acentúa su tono sombrío y oscuro. Pero hay otros méritos en la película, vg, la elección del poco conocido Dane Clark para el protagónico. Clark ofrece una interpretación neurótica, muy al estilo James Cagney, de ese desertor del ejército del que no se sabe muy bien de que crimen se lo acusa, pero el personaje fundamental del film es el femenino, cubierto por una joven y espléndida Simone Signoret, una mujer que escapa al encasillamiento de  femme fatal típica, mostrando aristas marcadamente ambiguas. Hay brillantes secuencias como la inicial, en la que el protagonista se fuga cuando la policía lo traslada al tribunal a declarar, la de su escape del supermercado al que entra la policía y el notable final,  de inusitada violencia para la época, en el que aparecen ecos de Alma negra,de Walsh (hay también en la película un fatalismo nihilista de cuño “langiano”). Y, por cierto, es recordable algún personaje secundario, como el delator de tintes homosexuales que denunció al protagonista. Frank Tuttle no ha hecho muchas películas memorables, pero la mencionada Un alma torturada y esta alcanzan para otorgarle un espacio en nuestro panteón cinéfilo.

Jorge García / Copyleft 2013