LAS ESTACIONES DE BOB (02): EL TERCER AMIGO Y CÓMO GANÓ –Y CÓMO “TAL VEZ” PIERDA

LAS ESTACIONES DE BOB (02): EL TERCER AMIGO Y CÓMO GANÓ –Y CÓMO “TAL VEZ” PIERDA

por - Columnas
12 Mar, 2018 12:43 | 1 comentario
En la segunda entrega de su columna Bob Koehler analiza el contexto del Óscar por el cual se consagró a La forma del agua. No es justamente una lectura apologética.

En México están festejando: primero, Cuarón, después Iñárritu (dos veces), y ahora, Del Toro. Cabe aclarar que los “Tres amigos”, o como se los llama en Estados Unidos, “The Three Amigos”, sólo van de visita a México y ya no viven ahí; aunque de los tres, Cuaron es el que más ha conservado su vínculo con el país, donde filmó su work-in-progress, Roma, en el famoso barrio de la Ciudad de México que lleva ese nombre.

De los tres, Del Toro es el que mejor se ha insertado en el sistema de Hollywood (realizó las plantillas para dos franquicias, Hellboy y Pacific Rim, como así también algunos episodios de Los Simpsons y The Strain), sin haber hecho ninguna película estrictamente mexicana desde Chronos. (Iñárritu, que comparte con Del Toro el panteón de la popularidad de Hollywood, ahora ha recibido más estatuillas, incluyendo un premio especial por su espantosa excentricidad en realidad virtual, Carne y arena, y hace una aparición como director estrella en uno de los clips promocionales de los premios Óscar.)

Una de las razones por las cuales la Academia estadounidense premió La forma del agua como mejor película y mejor dirección es la adoración que Hollywood siente desde hace mucho tiempo por Del Toro como un adorable aficionado del cine, un gran fan boy en la era de los fan boy. Con una habilidad bien entrenada para decir las palabras perfectas a los periodistas de entretenimiento, grandes aduladores, que en su mayoría no han visto Chronos.

Del Toro se refiere a sí mismo como “un inmigrante,” una expresión calculada e ingeniosa: él es bastante consciente de la agitada controversia que tiene lugar en los Estados Unidos respecto de los “Soñadores” inmigrantes, miles de jóvenes nacidos en los Estados Unidos de padres inmigrantes que entraron de manera ilegal al país, y ahora están en vilo mientras el gobierno de Trump y el Congreso estadounidense manipulan y dilatan la legislación que puede otorgarles y consolidar su estatuto de legalidad. Del Toro se alinea de un modo superficial con Los Otros, y se presenta así no sólo como el realizador de entretenimientos populares, sino que además como alguien con una posición política, incluso anti Trump, pero sin un costado polémico, lo que en Hollywood garantiza las buenas intenciones.

Del Toro es el osito de peluche que la industria de cine estadounidense ama abrazar. Después de su triunfo en los premios Óscar, el Times titulaba: “Lo que reconforta a un niño,” y él vende el corazón de esta película de ese modo, del modo que los productores y agentes de Hollywood adoran: “Es una película apasionante sobre el cine porque yo soy un apasionado del cine. El cine me ha dado la vida. El cine me ha salvado la vida.”

Con palabras como esas, ¿cómo no amarlo? Y sigue: No amar a Del Toro es ser un ingrato, un tarado, peor aún, es ser alguien que odia el cine. Es una estrategia inteligente y funcionó. Mientras veía cómo la prensa de entretenimiento adulaba al Tercer amigo, fue Nate Silver (que no escribe sobre entretenimientos), el gran analista de encuestas y estadísticas que hay que leer en su sitio web 538.com, el que comentó que La forma del agua iba a ser probablemente olvidada en quince años: será apenas una película oscura. El Chester A. Arthur de los premios Óscar. Silver, que no se deja seducir por la máquina de producir palabras de Del Toro, no se anda con vueltas, y seguramente sus predicciones son acertadas. Una vez más, los votantes de la Academia han elegido algo irrelevante.

Pero hay algo aún más oscuro, que tal vez empiece a avanzar pronto, posiblemente en los tribunales de Estados Unidos. David Zindel, el hijo del guionista Paul Zindel, demandó a la productora de La forma del agua, Fox Searchlight (la división especial de 21st Century Fox) por violación de derechos de autor. Zindel y su familia sostienen que La forma del agua es esencialmente producto de un plagio. Citaron cerca de setenta puntos en común entre la película y la obra de teatro de un solo acto de 1969 de Zindel, “Let Me Hear You Whisper,” producida dos veces en Estados Unidos para televisión (hoy se puede ver en YouTube). Una de las mejores síntesis del caso y las demandas se puede encontrar acá (link a la revista Time)

Es fundamental señalar que si bien muchos nominados y ganadores de los Óscar recibieron demandas similares, pocas o ninguna tienen la consistencia de la de Zindel. Un estudio minucioso de la película y la obra de teatro genera, inevitablemente, preguntas sobre la originalidad de la película, incluso la idea extremadamente problemática de que el guion de Del Toro y Vanessa Taylor, basado en una “idea” de Daniel Kraus, es simplemente una copia astuta de “Let Me Hear You Whisper” –con algunas diferencias claves para despistar a los rastreadores–

Esto es algo serio. El plagio es, según dicen, un delito grave. He visto cómo han echado a estudiantes de la universidad y cómo grandes carreras han quedado truncas por ese motivo. En el arte, el arte de robar es parte de la prestidigitación de la creatividad, y Del Toro ha declarado abiertamente sus fuentes de inspiración desde los comienzos de su filmografía de fan boy. En este caso, él dice que se inspiró en Creature From the Black Lagoon; claramente, la criatura acuática de la que se enamora la dama muda interpretada por Sally Hawkins es un primo cercano de esa criatura. Pero la demanda de Zindel cita innumerables aspectos de la historia, detalles del argumento y cientos de curiosidades (asesinatos de gatos); hay otras “pistas,” como dicen en el póker, como el hecho de que la obra de Zindel incluye la melodía, “Let Me Call You Sweetheart” (directamente referenciada en el título de la obra).

En el cine hay una tradición de inspiraciones y citas afectuosas amada por la cinefilia; La forma del agua pertenece, en cambio, a otra categoría: la del robo. Aunque gran parte de la prensa norteamericana de entretenimientos ha elegido ignorar esta historia bastante extraordinaria –y ahora, importante–, es posible que el sistema legal de Estados Unidos no lo haga.

Roger Koza / Copyleft 2018