LA TIGRA, CHACO

LA TIGRA, CHACO

por - Cineclubes, Críticas
18 Feb, 2010 06:56 | 1 comentario

RUGIR DEL CHACO

Por Nicolás Prividera

De vez en cuando, el cine argentino (pródigo en óperas primas y en hijos pródigos) ofrece lo que la crítica (siempre ávida de novedades) suele llamar “un debut promisorio”. La mayoría, claro, quedan en el camino, muchas veces por no haber recibido la debida atención de esa crítica (reservada, en la escuela de las privadas a las privadas escuelas, y en los festivales al realismo sórdido o al modernismo canchero). Afortunadamente, no es el caso de La Tigra, Chaco (premiada con el  premio FIPRESCI en el penúltimo Festival de Mar del Plata), aun cuando no  cultive la anomia o el  snobismo (dos caras de la misma moneda en el mundo contemporáneo).   

Mérito doble, porque La Tigra, Chaco contiene todos los tópicos de una típica película del NCA, y logra superarlos a todos con infinita sutileza: trocando indiferencia por calidez, afectación por espontaneidad y observacionalismo por indagación. En La Tigra, Chaco, los jóvenes no son lánguidos, las voces no tienen un tono impersonal, la quietud no es bucólica, y el movimiento no es falso…

Por el contrario (a lo que pasa con esas laboriosas obras llamadas a sorprender un verano, y luego se estrellan contra la Nada), La Tigra, Chaco es una película de la que uno sale con ganas de ver lo que viene: de ver la siguiente obra de Godfrid y Sasiaín, del mismo en que uno se quedaría espiando a sus personajes (¿qué pasa después del último beso?), aunque los directores –inteligentes hasta el final- eligen sugerir una resolución feliz que no es tal (y dejan así abierta la puerta para el retorno…).

Y es que La Tigra, Chaco puede ser vista como una película sobre el “volver a ver”: el personaje que vuelve es el espectador mismo, que redescubre ese espacio mil veces revisitado por el cine (el hombre que regresa a su pueblo y reencuentra un amor que dejó atrás), como si lo viera por primera vez. Un film modesto que hace de la mirada su centro, y que con nobles recursos la libera –eso es La Tigra, Chaco-: frente a tanto film esclavo que nos condena a ver lo mismo bajo inútiles alardes (retóricos o digitales), es un inmejorable comienzo.  

Copyleft 2010/ Nicolás Prividera