LA PULCRITUD

LA PULCRITUD

por - Ensayos
30 Dic, 2018 06:36 | comentarios
Un problema a considerar de la celebrada nueva capital del cine

Un poderoso coro mundial ha declarado que Roma es la última maravilla del cine. Frente al estruendo de convencidos, no tardó en llegar una respuesta minoritaria pero no menos convincente que afirma lo contrario. Todos coinciden en algo: Roma es para ver y escuchar en un cine, pues la desmesura formal de su propuesta lo requiere. El avión reflejado en el agua vertida en el patio mientras Cleo baldea en la mañana es una hormiga en el televisor; en un cine luce como una arcana meganeura.

La acción inicial de Roma abre una lectura crítica: el tiempo dedicado a la limpieza de las baldosas es también su principio estético y político. Respecto de lo segundo, la visión de clases que erige Cuarón entre las sirvientas y los patrones se torna algo confusa, porque a la inexistencia de cualquier conflicto entre unos y otros se añade una solidaridad implícita debido al lugar que ocupa la mujer en el relato. Ser mujer en este universo fálico es un anatema, y el guion se encarga de duplicar, en los respectivos abandonos que sufren Cleo y la dueña de casa, una (endeble) igualdad, porque ser mujer de clase media no es lo mismo que serlo y asimismo ser indígena.

La limpieza rige lo estético, no solamente las acciones de la protagonista. La escena de lavado de ropa en la terraza expresa la perspectiva física del film. El meticuloso plano en movimiento para seguir lo que sucede en él, que ostenta un virtuoso uso de la profundidad de campo, deja entrever un problema formal y conceptual: a la imagen se le impone un régimen de pulcritud. El fulgor del blanco y negro opera sobre el ojo; una extorsión hecha de luz, pero, curiosamente, sin pensarla cinematográficamente. La obsesión compositiva de los encuadres y los lentos pero ampulosos movimientos de cámara están por encima de una meditación en acción sobre la luz en el cine digital. Es que la excesiva nitidez de Roma glosa un inconveniente del cine de hoy: la técnología sustituye a la estética.

*Este texto fue comisionado y publicado por el diario La voz del interior en el mes de diciembre 2018. 

Roger Koza / Copyleft 2018