LA NOTABLE EXCEPCIÓN

LA NOTABLE EXCEPCIÓN

por - Ensayos
02 Feb, 2023 09:07 | Sin comentarios
¿Qué pasaría si los festivales adoptaran una práctica de deliberación pública?

Los fallos literarios, como los cinematográficos, ya se trate de concursos, fondos, competencias con premios económicos en festivales, suelen provenir de una deliberación a puertas cerradas. Los miembros del jurado se reúnen y discuten según criterios siempre disímiles quién debe ser el ganador. En el mejor de los casos, algo de lo que se ha debatido se llegar a saber si la institución que organiza tiene como requerimiento una justificación del premio. Dichos textos suelen repetirse en su retórica, delinean un presunto valor estético y concluyen señalando algún mérito que excede el dominio del arte. 

En la Muestra de Cine de Lanzarote, que suele tener lugar a fines de noviembre y principios de diciembre, la deliberación del jurado es abierta al público. Tras una semana en la que se exhiben cinco películas, las que se discuten a fondo con la audiencia y ante la presencia de los cineastas (pero no del jurado), el sábado por la mañana el público puede escuchar e incluso participar de la discusión de los tres miembros del jurado (no así sus directores, que no pueden estar presentes). No se trata de un debate típico en el que se eligen las que sí para algunos y las que no para todos. Todas las películas tienen un tiempo obligado de discusión, a todas se les dispensa una atención laboriosa. El pedido no es otro que el hecho de razonar una estética e intentar comprender el funcionamiento de una película, lo que puede decir del cine y del mundo. 

El sistema ideado por el director artístico Javier Fuentes y su equipo consiste en un primer voto secreto ante el público que deja como resultado un escalonamiento de menor a mayor de los cinco títulos que serán analizados uno por uno por los tres miembros del jurado. Cada película recibe entonces unos 45 a 50 minutos de estudio en el que se cotejan ideas y posiciones de los jurados. Al finalizar la extensa ronda, se invita al público a formular preguntas o comentarios. Minutos después, los jurados vuelven a votar y, si es necesario, a discutir. Puede cambiar o no el resultado de esa nueva votación, y en ese momento se vuelve a elegir en secreto si están de acuerdo de que el primer puesto corresponda con la película ganadora. Si no se llega a un fallo por unanimidad, el sistema prevé seguir con la discusión bajo un procedimiento similar y de no haber acuerdo se instrumenta un voto por mayoría. 

La experiencia es notable porque conjura la displicencia de los participantes, obliga a trabajar sobre el juicio estético, destituye cualquier sospecha de corrupción e instituye un espacio esclarecedor sobre cómo pensar el cine contemporáneo. Lo que sucede en Lanzarote es una prueba indesmentible de que la transparencia democrática puede ser ejercida sin inhibición alguna, una práctica que podría extenderse en otras esferas de la vida pública. 

*Publicado en Revista Cero en diciembre 2022.

Roger Koza / Copyleft 2023