LA LEÓN

LA LEÓN

por - Críticas
22 Jul, 2008 04:44 | comentarios

**** Obra maestra  ***hay que verla  ** Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

Por Roger Alan Koza

LA VIDA DE LOS OTROS

La león, Argentina, Francia, 2007.

Escrita y dirigida por Santiago Otheguy

**Válida de ver

Una puesta en escena notable no alcanza para superar cierta puerilidad sociológica, en esta fallida pero interesante opera prima de Santiago Otheguy.

En nuestra sociedad banal del espectáculo todas las imágenes se parecen, y el cine no está exento de parecerse cada vez más a un comercial y a una feria grotesca en la que se pavonean especies exóticas propias de un orden social que ha hecho de la transgresión una ley y un modelo de consumo. ¿No han regresado los superagentes, ahora más liberales, menos misóginos y más tolerantes?

Todos los planos de La león, sin excepción,  se desmarcan del régimen publicitario, cuya lógica es siempre la misma: velocidad y repetición, y su secreta política concomitante: quien ve sólo debe retener la dignidad de un producto, jamás pensarlo. La lentitud es así una propuesta de soberanía, una invitación a mirar con el tiempo a nuestro favor. Los bellos travellings sobre el Delta del Paraná, los planos generales sobre un ecosistema, el planeamiento obsesivo sobre los encuadres destilan una estética cinematográfica.

Pero el filme de Santiago Otheguy pretende explorar un estilo de vida, el de los isleños, en ese Tigre que aquí se muestra arcaico y salvaje, detenido en el tiempo y sin atisbos de progreso alguno. Es un mundo feroz y opresivo, una sociedad organizada por tareas impuestas por la propia naturaleza, también amenazada por la llegada de los otros del Norte, los misioneros, que vienen a robar maderas mientras los originarios apilan juncos y cada tanto festejan las proezas de su propio equipo de fútbol.

Es éste el escenario elegido por Otheguy para explorar también una experiencia sobre la homosexualidad que nada tiene que ver con lo gay, figura naturalizada en nuestro imaginario colectivo. Así, la vida del junquero Álvaro y uno de los líderes de esta comunidad, el Turu, quien maneja una lancha de pasajeros, El león, serán los protagonistas casi excluyentes de un drama erótico.

Formalmente ambiciosa y conceptualmente difusa, La león no siempre consigue equilibrar su voluntad poética con su voluntad narrativa. Hay pasajes logrados. Otheguy, por ejemplo, constituye un único plano en profundidad de campo, en el que se ve el cuerpo desnudo de Álvaro duchándose tras un partido de fútbol mientras el Turu espía sutilmente por el espejo. Sin decir nada, establece el deseo de un personaje por otro, y también indica el estado civil de uno de ellos. Otra escena muestra poéticamente la muerte de un viejo, y evidencia el ostensible talento del realizador.

El problema de La león es cómo aproximarse al otro inconmensurable. No se trata de la dificultad de un director argentino que vive en Francia, sino la de una generación de cineastas, pertenecientes a una clase específica, cuyo conocimiento sobre la clase trabajadora y la vida en los márgenes no supera el sentido común. Es que para ahondar en las raíces de la xenofobia, la homofobia y el racismo hace falta una clarividencia sociológica que no se zanja con buenas intenciones. Será por eso que el plano general predomina en la película. La distancia revela tanto respeto como lejanía. Probablemente, el síntoma de una impotencia para imaginar la vida de los otros.

Copyleft 2000-2008 / Roger Alan Koza

Esta crítica fue publicada con algunas modificaciones durante el mes de julio por el diario La Voz del Interior de la provincia de Córdoba.