HISTORIAS EXTRAORDINARIAS

HISTORIAS EXTRAORDINARIAS

por - Críticas
10 Jul, 2009 12:41 | comentarios

**** Obra maestra  ***hay que verla  ** Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

Por Roger Alan Koza

LA AVENTURA COMO ESTILO DE VIDA

Historias extraordinarias, Argentina, 2008.

Escrita y dirigida por Mariano Llinás.

*** Hay que verla

El estreno tardío de Historias extraordinarias en Córdoba permite revisar y evaluar una película fuera de lo común en la reciente y breve historia del Nuevo Cine Argentino.

Consagrada en festivales como la Viennale, Hamburgo, BAFICI, Miami, Cinequest, la segunda y notable película de Mariano Llinás ha sido objeto de culto. Su estreno en la ciudad de Córdoba es una oportunidad para verificar cómo es posible un cine de aventuras más allá de Hollywood y sus códigos narrativos y presupuestos obscenos. ¿Quién puede hacer un filme con 34.000 dólares capaz de disputarle un lugar a Indiana Jones, arquetipo del cine de aventuras?

El segundo plano de Historias extraordinarias es magnífico: un extenso plano general permite divisar un tractor, una camioneta, cuatro hombres, un asesinato y un portafolio. Una voz en off acompaña las imágenes (Historias extraordinarias prácticamente carece de diálogos y sus tres personajes principales no dicen casi nada, aunque la palabra es una constante). Es un plano secuencia que introduce una estética y una de las tres historias del filme: X (el propio Llinás), partícipe involuntario de un crimen mafioso, se refugiará en un hotel de la provincia de Buenos Aires y se convertirá en un observador del mundo.

Las otras dos historias también transcurren en Buenos Aires. Un tal Z asume un cargo directivo en una institución llamada La Federación. Cree que va por unos meses. Parece una tarea anodina y mecánica, hasta que empieza a obsesionarse con la doble vida de su fallecido antecesor, un tal Cuevas, que lo llevará hasta África. La tercera historia es la de H: un joven contratado para buscar y fotografiar unos monolitos de un viejo proyecto fluvial en las costas del río Salado. Las tres historias jamás se cruzan.

Como todo gran cineasta, Llinás propone un universo. No lo inventa, más bien lo descubre. Los pueblos de la provincia de Buenos Aires, sus instituciones y sus criaturas adquieren otra visibilidad y un potencial narrativo. La discreta belleza del río Salado deviene en escenario onírico y las construcciones de Francisco Salamone reviven como reliquias de una civilización perdida. En ese contexto, el rizomático texto de Llinás (que remite en parte a los procedimientos narrativos de Tristram Shandy, de Sterne), una suerte de épica pop con reminiscencias de las aventuras de Tintín y la literatura de Stevenson, modifica la monotonía provincial y les impone un clandestino fulgor a esas vidas anónimas. Cuando X espía desde su ventana a los transeúntes y vecinos se explicita un método. En algún sentido, Llinás es un curioso antropólogo cultural.

Historias extraordinarias es además un prodigio formal. Llinás puede valerse de fotografías como Marker en La jetée, dividir la pantalla, probar movimientos de cámara heterodoxos o elegir planos fijos, jugar con la profundidad de campo (X siguiendo a su vecina por la persiana) y rendir homenaje al concepto de “montaje prohibido” de Bazin, en ese soberbio pasaje melancólico y humorístico en el que Z comparte un cuarto con un león.

Historias extraordinarias tiene una sola divisa: la aventura como estilo de vida, o el viaje que libera a la imaginación frente al triste espectáculo del conformismo en todas sus expresiones.

Copyleft 2009 / Roger Alan Koza

Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La Voz del Interior en el mes de julio de 2009