HARUN FAROCKI (1944-2014)

HARUN FAROCKI (1944-2014)

por - Varios
31 Jul, 2014 08:03 | Sin comentarios
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Harun Farocki

Por Roger Koza

La primera vez que vi un film de Harun Farocki fue en el BAFICI, unos años atrás. Se decía que sus películas eran duras, filosóficas, políticas, pero siempre me decían que a mí me iban a gustar. Debo haber visto más de la mitad de su obra y, efectivamente, sus películas fueron importantes para mí. Algunos intereses filosóficos que tuve en el pasado aparecían en sus películas. Dos mundos amados se volvían a cruzar.

Como hicimos una retrospectiva de Farocki en FICUNAM 2014, quise volver a ver todas sus películas. No pude hacerlo en su momento. Quedó como deuda para el resto del año, y todavía no he podido cumplir con ese deseo.

También quedé en deuda con un libro de Farocki publicado recientemente en Argentina: Desconfiar de las imágenes. Iba a escribir la reseña para Ciudad X y por cuestiones que no vienen al caso no lo hice. Por cierto, me parece un libro extraordinario; todavía recuerdo la sonrisa que me provocó su afirmación sobre el plano contra –plano como un recurso fascista; en ese libro, además, hay un bellísimo ensayo sobre Fassbinder. Conmovedor.

Farocki pensó muy bien los usos perversos de las imágenes. Su ontología política de las imágenes tenía un correlato preciso en su práctica como cineasta. Él hacía hablar a una imagen y descubría de ese modo el discurso que la sustentaba. Es que si no se piensa en la imagen ésta se impone como concepto vacío.

En síntesis: Farocki es un director fundamental y un teórico al que se le deberá visitar cada tanto. Dado que la imagen como entidad existente entre nosotros sigue experimentado derivas inesperadas se necesitará de un análisis crítico que interpele las transformaciones de la misma. Volver a Farocki será un deber epistémico y estético.

Una anécdota: cuando FICUNAM 2014 ya estaba llegando a su final tuvimos una cena organizada por la Cátedra Bergman. Estaban todos los invitados internacionales, entre ellos, Farocki. Por timidez y por un sentido de horror frente al cholulismo sofisticado, yo no había hablado ni una palabra con Farocki. Alguien de la Cátedra supo de mi timidez y abiertamente nos presentó. Fue entonces cuando Farocki se levantó del sillón en el que estaba recostado y me dio la mano con una sonrisa que recordé en el día de hoy cuando supe de su muerte. En esa misma noche, me pidieron que dijera algunas palabras sobre el festival que ya entraba en su fase final. Se me ocurrió agradecer especialmente a los “obreros” del festival, a todos aquellos que justamente no estaban en la cena, quienes son el fuera de campo del plantel. En cualquier festival de cine, incluso uno como FICUNAM en el que existe una misteriosa democracia real en su funcionamiento, no deja de ponerse en práctica una división general del trabajo. Lo mínimo que se puede hacer es poner en palabras esa diferencia y distinción, reconocerla, nombrarla, problematizarla, en cierta medida. Recuerdo que Farocki hizo un discreto gesto de aprobación respecto de mi discurso. Luego, mi querido amigo Robert Koehler me lo confirmó.

Me hubiera gustado haber hablado un poco más con Farocki. Me lo perdí. Ahora solamente me quedan sus películas y sus escritos. Y un recuerdo volátil pero hermoso.

Roger Koza / Copyleft 2014