GOMORRA

GOMORRA

por - Críticas
09 Abr, 2009 01:38 | 1 comentario

**** Obra maestra  ***hay que verla  ** Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

Por Roger Alan Koza

EL ÚNICO VALOR EN LA TIERRA 

Gomorra, Italia, 2008

Dirigida por Matteo Garrone. Escrita por Maurizio Braucci, Ugo Chiti, Gianni Di Gregorio, Massimo Gaudioso, Roberto Saviano y M. Garrone.

***hay que verla  

Una película necesaria  y lúcida que excede al sistema mafioso  italiano, pues en su particularidad es universal; un film político de los que faltan.

¡Forza Italia! Tras dos o tres décadas de decadencia, excepto por los filmes de Nanni Moretti y Marco Bellocchio, el cine italiano se había convertido en un muerto viviente. Pero fue en el último festival de Cannes cuando dos películas italianas, Il divo y Gomorra, obtuvieron premios importantes, lo que confirmaba el renacimiento de una cinematografía históricamente esencial.

Es de público conocimiento que el autor del libro de título homónimo en el que está basada la película, Roberto Saviano, está amenazado de muerte y vive bajo custodia, un nuevo Rushdie. Su libro, como la película, gira alrededor de la Camorra, la mafia napolitana, y constituye una radiografía sociológica y popular sobre la vida dentro del Sistema, un término que denota la filosofía de vida que gobierna a unos 100 clanes con casi 7000 miembros: todo es mercancía.

El inicio parece otra película más de gángsters: un mafioso se tuesta en un baño de sol artificial. Parece un astronauta, disfruta. Otros lo acompañan. Y de la nada, tiros secos interrumpen el placer efímero de quien sabe que se vive en guerra. No se sabe por qué, ni se explicará. De ese prólogo, Matteo Garrone habrá de enhebrar una red de historias interconectadas que comprenden a un sastre, un cobrador, un preadolescente de 13 años, dos jóvenes, un capo y su sobrino. El Sistema lo atraviesa todo: alta costura, desperdicios tóxicos, venta de drogas, inmuebles, incluso el cine.

Gomorra se limita a mostrar un funcionamiento estructural; jamás lo juzga, pero en su inteligente puesta en escena devela aprendizajes, prácticas y consecuencias de un mundo no muy distinto al orden social concebido como legal. La pedagogía empieza por desterrar el temor: niños con chalecos antibala reciben un disparo a pocos metros. El sueño: devenir en señor de un territorio, como esos dos jóvenes que, inspirados por Scarface de Brian De Palma, se afanan una docena de armas para luego festejar en calzones tirando tiros en un río. El dogma es preciso y apodíctico: el dinero es lo primero, y Garrone, como Bresson en su última película, transforma el pasaje de dinero de mano en mano en una iconografía de un mundo devenido en infierno.

Esto no es El Padrino. Nada de glamour, nada de seducción: la vida mafiosa no es ni épica ni romántica, aunque eso no impide que las recientes camadas de mafiosos fantaseen con protagonizar un filme de Scorsese, Tarantino o Coppola, lo que se sugiere en el filme y se comprueba en un capítulo completo del libro. Por eso, las elecciones formales desnaturalizan la recepción habitual de este tipo de películas: sin música, privilegiando extensos planos secuencia que transmiten realidad, con primeros planos de rostros humanizados pero no glorificados, Garrone retrata la mafia sin hacer un filme mafioso.

Garrone ha dicho que no se trata solamente de un filme sobre la mafia napolitana, sino más bien de una metáfora sobre nuestro mundo. Al final, Gomorra ofrece algunos datos, incluyendo cómo el dinero de la Camorra financia la reconstrucción de las Torres Gemelas, aunque la sugerencia más perspicaz involucra a Scarlett Johansson. Gomorra, sagazmente, desnuda el inconsciente del Sistema, el nuestro.

Copyleft 2009 / Roger Alan Koza

Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La Voz del Interior en el mes de marzo de 2009