FOXCATCHER (01)

FOXCATCHER (01)

por - Críticas
09 Ene, 2015 08:01 | comentarios

LA CIRCULACIÓN DEL DINERO

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Por Marcela Gamberini

Bennet Miller es un director de películas que retratan más que hechos, personajes; más que relatos concretos, alegorías sobre el estado de una Nación, sobre sus valores, sus preferencias, sus gustos. Ya lo había hecho con Capote y con Moneyball. Sus tramas son sencillas, con lecturas entre líneas convencionales que apuntan a la perversión, al capitalismo salvaje y al peinar a contrapelo el famoso sueño americano. Foxcatcher es una película modesta, que se deja ver con cierto goce, sobre todo por la fluidez del relato, por sus elipsis certeras y por algunas escenas interesantes. Pero carece de sutileza en todos los sentidos: sus simbolismos extremos son demasiado cristalizados como la suelta de caballos a la muerte de la madre, las sesiones de fotografías del rico con el pobre, la marcada diferencia de clases, el servilismo de los dominados frente a los poderosos, el rico aristócrata que corrompe versus el pobre, un poco ignorante y bastante inocente que cree y admira. Todo aquello que es políticamente correcto marcar y denunciar es lo que hace Miller.

Quizá, lo único interesante de Foxcatcher sea el secreto que guarda, aquello que no dice, ni muestra, ni expone. Aquello que tiene que ver con esa solapada sexualidad –en todos los sentidos posibles- de los protagonistas. La relación del ricachón con su madre y con sus dominados esconde algo más que la película se empeña en escamotear: la perversión del aristócrata tiene que ver obviamente con la circulación del dinero, con la “compra” de los luchadores, con las “donaciones” a las asociaciones de catch; pero también esta perversión económica es moral y sobre todo sexual. Todo puede adquirirse con dinero, como moneda de cambio, el fetichismo de la plata y su consecuente adoración. John Dupont, ese personaje encarnado por Steve Carrell, con su puntiaguda nariz, oliendo el horizonte y su frente en alto queriendo alcanzar los centímetros que le faltan de estatura (real y moral) está vacío de afectos, de sensaciones, de emociones, de sexualidad y lleno de dinero. Caza hombres así como sus antepasados cazaban zorros, para luego destrozarlos (como con el hermano, el lindo de Mark Ruffalo) bajo la palma de su poderosa mano. Es, indudablemente, una película que habla sobre el dinero y su circulación, sobre sus resortes, sobre su dinámica y sobre el poder.

Foxcatcher, Bennett Miller, Estados Unidos, 2014

Foxcatcher de tan prolija resulta forzada a veces, como su protagonista que posa para la cámara, al tiempo que posa para la película sin respirar, manteniendo el aire en el pecho y la frente en alto. Dupont, el “Aguila dorada”, el “entrenador” que tiene varios nombres, es un personaje aparentemente chato y oscuro, como chata es la película también, ya que no apuesta nada en el terreno formal, siendo más bien conservadora en su montaje prolijo y previsible, en su presentación con fotos de archivo que desnudan el linaje de su protagonista y el de la misma película y que cada tanto hace un paneo a algún retrato de alta alcurnia para que el espectador no se olvide de qué estamos hablando. Una película demasiado masculina y no sólo porque el catch sea un deporte de machos, peleas homoeróticas muchas veces ,sino por la manera en que las mujeres aparecen en escena: son malvadas y autoritarias como la madre, o sumisas y medio bobas como la mujer de uno de los hermanos. Tal vez, por este exceso de testosterona (músculos por doquier, fuerza extrema, patologías anabólicas) y la falta de progesterona la película sea tan rígida, tan poco sutil, tan marcadamente dialéctica en su contraposición de clases sociales.

Una película que está hecha a espaldas de la contemporaneidad, que se maneja con demasiadas certezas, como la del dinero y su poderío, aquello que en su circulación se lleva todo, hasta la tragedia, hasta la muerte, hasta la sangre; una película sin tensiones, sin riesgos, sin texturas.

Marcela Gamberini / Copyleft 2015