FICIC 2023 (05): PLANOS DE PROVINCIA

FICIC 2023 (05): PLANOS DE PROVINCIA

por - Festivales
11 May, 2023 05:19 | Sin comentarios
Sobre las películas cordobesas del último FICIC

Amigas en un camino de campo, Santiago Loza, Argentina, 2022

El encuentro entre dos amigas plasma literalmente el título de la película: es suficiente para reconocer una forma de existir intempestiva pero posible. Las amigas caminan un rato, visitan un cementerio para recordar a una amiga en común, conversan, incluso discuten. Ambas tienen hijas y estas también son amigas entre sí. Disfrutan de sus respectivas compañías, como lo hacen sus madres. Loza administra el orden sensible con la precisión de un relojero suizo. Emplea tres poemas de Roberta Iannamico, economiza los gestos de sus actrices –y así resplandecen mejor en una mueca o en el movimiento de una mano–, consigue interpretaciones notables de perros, caballos y vacas y jamás abusa del paisaje elegido; ni siquiera se aprovecha de las esculturas incrustadas en el ladrillo en un cementerio construido por Francisco Salamone en uno de los parajes de la provincia de Buenos Aires donde está rodada la película. En Loza, moderación es abundancia.

El siervo útil, Fernando Lacolla, Argentina, 2023

El siervo inútil

Debe haber tantos casos como aquel al que Lacolla apunta su lente, pero no hay muchas películas que se empeñen en enseñar los mecanismos de la corrupción sistémica y los operadores detrás de los negocios espurios. El elegido acá es un sujeto moralmente bastardo; su servil inutilidad, no obstante, es la que precipita el triunfo económico de los canallas sin rostro. Un negocio inmobiliario en las cercanías del centro de la ciudad de Córdoba, al lado del ferrocarril, se detiene por falta de un permiso municipal. El encargado de destrabar los impedimentos termina ligado a un hombre en connivencia con el poder político, quien tiene otros intereses al momento de prestarle ayuda a Luca, el “siervo” en cuestión. La resolución de la trama es casi secundaria, porque Lacolla no se circunscribe solamente a explorar los tenues reflejos morales de su protagonista, más bien está interesado en abarcar las consecuencias de sus actos, que alcanzan deletéreamente a cercanos y desconocidos. La claridad política del guionista-cineasta tiene buenos socios estéticos: la luz de la película, el ritmo en el plano y entre los planos (registro y montaje), las interpretaciones y el sonido indican responsables en dichos rubros que enaltecen cualquier propuesta. Esa es otra diferencia respecto con películas de esta índole que suelen mimetizarse dócilmente con la retórica de Hollywood apostando al color local como complemento. No es el caso de El siervo inútil.

Los inoportunos, Ismael Zgaib, Argentina, 2022

Una auténtica rareza es Los inoportunos, comedia deliberadamente anacrónica, en la que un exitoso joven bancario decide en plena fiesta menemista dejar el banco en el que trabaja con el difuso objetivo de volver a empezar de nuevo con su vida sin saber muy bien qué quiere hacer. Lo que sí sabe es que le gusta una compañera de trabajo a la que invita a salir en la noche. La cita es encontrarse en su departamento y el plan es ir juntos al teatro; lo que sucede es otra cosa porque hermanos, vecinas, exnovia, amigos y madre, e incluso el fantasma de su padre, visitarán el lujoso piso ubicado en el centro de Córdoba precipitando los enredos propios de las comedias clásicas. El laborioso diseño de arte y las decisiones cromáticas ostensibles certifican la voluntad de Zgaib de inscribirse en una tradición pretérita de la comedia sin prescindir de ciertos signos ineludibles de época y lugar: Córdoba de los 90 y un idioma determinado por el acento. Esa intersección entre el Hollywood del siglo pasado y la cultura cordobesa de clase media conspira para bien, porque impide que la película sea un remedo de aquel cine estadounidense y mantiene el deseo estético del cineasta en una zona híbrida y desconcertante, con el liderazgo dramático de un actor como Santiago Zapata, que podría hablar tanto en inglés como en cordobés de los 90.

Te amo tanto que escribí una película para nunca enojarme con vos, Rosario González Leaniz y Alba Cravero, Argentina, 2023

El título es hermoso, su sentido, un enigma, el relato, un crucigrama. Lo indesmentible: un amigo de Alba muere inesperadamente. La noticia llega en la noche y llueve a cántaros. Salir de la quinta en la que está con su futura ex y otros amigos es imposible. El padecimiento de Ana pasa casi inadvertido por todos, y todo sigue como si nada hubiera pasado. Al duelo del amigo, Alba también comenzará a transitar otro duelo de menos gravedad: el de dejar de estar con su novia. El relato avanza así: desayuno, un rato de pileta, una fiesta, el amanecer del día después. La elipsis y la sugerencia rigen un relato que glosa una generación de principio a fin, evolución dramática que no se resuelve en un punto final, sino que se sostienen en un punto suspensivo permanente en el que la dispersión de cualquier progresión narrativa alcanza para esbozar los vínculos afectivos, tan leales como distantes entre los personajes, y para observar una forma de existir en el tiempo de toda una generación.

Río abajo, Facundo Alcalde, Argentina, 2022

Los protagonistas: una mujer, un bebé, un caballo, un hombre desconocido. El lugar: un páramo. El río está cerca de la casa en la que el personaje interpretado por Guadalupe Docampo espera a su marido. La película de Alcalde tiene su anclaje central en la restricción de información que presuponen los actos de los personajes y en la tensión ascendente entre la mujer y el hombre, todo apoyado por un registro en penumbras que se impone en los últimos minutos. Docampo, como siempre, cumple a la perfección, y aquí el suspenso depende esencialmente de sus gestos y del lenguaje corporal con el que puede expresar temor y bravura por igual.

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