FICIC 2023 (01): EN BUSCA DE LA IMAGEN CINEMATOGRÁFICA

FICIC 2023 (01): EN BUSCA DE LA IMAGEN CINEMATOGRÁFICA

por - Festivales
04 May, 2023 03:30 | Sin comentarios
Empieza otra edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín. Algunas palabras sobre el festival y dos textos sobre las películas de apertura y cierre. En síntesis: lo que buscamos, lo que proponemos.

Están por todos lados, como las hormigas del campo y las cucarachas de la ciudad. A la derecha, a la izquierda, arriba y abajo, el mundo no existe si no tiene su duplicación en imagen. Innumerables imágenes en movimiento, que se reproducen sin más, imágenes sustituidas por otras que son a su vez sustituidas en un sistema indetenible en el que todo lo que se ve se olvida porque viene otra imagen en su lugar. ¿Qué vida tiene una foto o un video de Instagram? La eternidad de cualquier imagen dura 24 horas. Demasiadas imágenes, quizás también demasiadas películas y acaso festivales. El joven crítico Tomás Guarnaccia conjeturó una epidemia, y tal vez tenga razón.

Toda imagen es una imagen de más. Quizás. Antes de afirmarlo o convencerse de que así es, dada la prueba empírica que emana de mirar alrededor, se podría hacer un esfuerzo por diferenciar entre tipos de imágenes. Las de las redes sociales, las de la televisión, las de las series, las de la ubicua publicidad, las del narcisismo universal que pueblan las redes sociales. Entre ese cúmulo de imágenes existe aún la imagen cinematográfica. ¿Qué la define? ¿Qué la singulariza? ¿Qué historia tiene?

La película de Darezhan Omirbayev que cierra el festival, La última proyección, insinúa alguna respuesta e incluso prodiga una hipótesis general sobre nuestro tiempo. Ese film hermoso glosa nuestra búsqueda, nuestra esperanza; expresa amablemente nuestra máxima preocupación: lo que sucede en la sensibilidad ante el régimen audiovisual en curso.

Dúo

Apenas una respuesta: la imagen cinematográfica no existe para ser reemplazada por otra. La imagen cinematográfica contiene tiempo en el espacio, reúne luz, objetos, personas, animales, paisajes, descubre o deja ver algo que no es igual a quien mira. Lo otro y los otros pueblan los planos.

En cada película elegida hay algo de todo esto; en todas las películas fulguran instantes en los que el cine es lo que es: el encuentro con lo otro a través de un lente.

Dicho esto, hay que pasar a otra inquietud. El cine se hace de muchas maneras.

Las competencias tienen como siempre el propósito de acopiar la diversidad cinematográfica que todavía puede advertirse en el cine que se hace en todo el mundo. Basta comparar Arturo a los 30 con Magdala para constatar dos poéticas inconmensurables pero no por eso excluyentes. El mismo criterio puede aplicarse a la selección de las películas cordobesas de la sección Planos de provincia.

Las retrospectivas son infaltables en nuestro concepto de programación; como es de público conocimiento, nuestra selección en este caso está dirigida a detectar cineastas emergentes con una obra en desarrollo que consideramos valiosa y no aún del todo vindicada por los letrados de las instituciones que deciden el éxito de los cineastas. Meritxell Colell Aparicio viene trabajando con discreción y seriedad en sus películas, todas hermosas y pletóricas de planos indelebles, en las que la experiencia de transición define la posición de sus personajes y la relación con los paisajes resulta constitutiva de sus subjetividades. 

Lo mismo podemos decir del espacio reservado a las proyecciones en fílmico, un privilegio que tenemos debido a la sapiencia del maestro Nogués y la generosidad de Fernando Martín Peña. El FICIC sin el 35 mm no es FICIC. En efecto, poder proyectar en 35 mm es cada vez menos frecuente, y más todavía cine argentino. Para esta ocasión, se han elegido películas clave del Grupo de los 5, lo que permitirá familiarizarse con una cara de la modernidad cinematográfica vernácula que poco se ha visto y menos todavía en la condición originaria en la que fueron concebidas.

Quiero agradecer a todo el equipo del FICIC, gente comprometida y entusiasta. Y quiero también expresar mi reconocimiento a Carla Briasco y Eduardo Leyrado por dejarme hacer, como diría el gran Ignacio Agüero, lo que se me dé la gana.

Roger Koza

PELÍCULA DE APERTURA

Akim / Poet, Dareshan Omirbayev, Kazajistán, 2021

Los poetas tienen mala fama desde tiempos inmemoriales. La indeterminación del sentido, la naturaleza improductiva del verso, la conciencia requerida para traducir en palabra una experiencia sensible va a contramano de nuestro mundo. Así lo entiende Omirbayev al elegir como protagonista a un poeta contemporáneo que sobrevive como periodista en Almaty y apenas puede ejercer su talento, y que razona lo intempestivo de su vocación evocando al poeta decimonónico Makhambet Otemisuly, cuyo destino aciago constituye una glosa del lugar de los poetas en el orden social vigente (y añade una historia secundaria a la principal). La habitual maestría de Omirbayev para yuxtaponer secuencias oníricas sin aviso y flashbacks heterodoxos, como si la memoria y la escena de los sueños fueran contiguos, tiñen poéticamente la evolución del relato, cuyo punto más alto es aquel en que el poeta viaja a dar una conferencia a una ciudad lejana. Lo que sucede con uno de los miembros de la audiencia es un pequeño milagro materialista, en el film y del film, cuya contraparte es una pesadilla lúcida que involucra una decena de pantallas, instante clarividente donde se devela la desgracia de una cultura audiovisual disociada de la escritura. 

PELÍCULA DE CLAUSURA

Last Screening, Darezhan Omirbayev, Kazajistán-Francia, 2022

La insatisfacción amorosa de un joven estudiante de matemáticas se aplaca momentáneamente cuando asiste a ver una película en una sala semivacía de Almaty. El argumento puede lucir menesteroso, no lo es la película, porque el maestro kazajo puede hacer de una subjetiva de un edificio en construcción o de un plano fijo de una ventana con una discreta plantita un fugaz acertijo para la imaginación, como también puede ofrecer mediante un viaje en colectivo una síntesis magistral de la experiencia cotidiana global, en la que los teléfonos y sus imágenes regulan la percepción y los intereses de la mayoría; esa escena nomás justifica la existencia de este mediometraje, aunque no es la única, porque la dadivosa sensibilidad del cineasta imagina otra secuencia no menos admirable que tiene lugar en un cine. Que se cite en algún momento una mítica conversación entre Godard y Lang para Cineastas de nuestro tiempo dista de ser una casualidad. Tampoco lo es el gesto del joven que invita a tres transeúntes a ver la película, que con solo dos espectadores en sala no puede comenzar.

Roger Koza / Copyleft 2023