FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE ROMA 2013 (03): SALIR(SE) DEL PASADO

FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE ROMA 2013 (03): SALIR(SE) DEL PASADO

por - Críticas, Festivales
12 Nov, 2013 11:47 | Sin comentarios
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Por Fernando Pujato

No es ninguna novedad contar la historia de un estadounidense de clase media entre los treinta y los cuarenta, imposibilitado de comprometerse en una nueva relación afectiva porque aún no ha elaborado el duelo de su separación. Entonces, ¿por dónde pasaría la novedad? Podría estar en la forma o en la narrativa, en el tipo de registro o en el mismo guión, o en las dos cosas al mismo tiempo si se desea asumir algún tipo de riesgo o si, sencillamente, se tiene la capacidad de amalgamarlas.

En un futuro que podría ser ahora, Theodore es empleado de una compañía que “fabrica” cartas de diversa índole para los familiares y personas queridas de todos aquellos que no pueden o no quieren o no tienen la capacidad de escribir.

La metáfora incomunicacional se completa cuando nos enteramos que el sensible de Theodore, quien se dedica a escribir sólo cartas de amor, se comunica por la noche con mujeres tan solas como él a través de un mecanismo muy parecido a un chat pero bastante más sofisticado. La metáfora se perfecciona aún mas cuando Theodore adquiere un nuevo sistema operativo súper inteligente, capaz de incorporar emociones humanas con el cual se pone en marcha una relación amorosa. Es decir, él se enamora, poco a poco, de la voz de la máquina en cuestión autodenominada Samantha, y ella se enamora, casi súbitamente, del cuerpo que no posee pese a conocer nuestra finitud. Es decir, él no se enamora nunca o utiliza este enamoramiento para desamorarse de su ex esposa o escapar de algo tan terrible como enamorarse, o de todo esto a la vez. Ella, por otra parte, se enamora de muchas personas a la vez (creo que de seiscientos o algo parecido) porque como no es humana posee la capacidad de enamorarse de más de una o dos personas simultáneamente sin sentir celos y todas esas cuestiones que sentimos los pobres organismos dotados de una inteligencia y una vida limitadas. Y no es necesario hablar más de esto porque no se habla más que de esto y de la sensual voz de la OS, que es la voz de Scarlett Johansson y de que no es necesario un cuerpo para amar.

Si alguien encuentra alguna similitud con Hal 9000, la computadora de 2001 Odisea del espacio, o cualquiera de los ciborgs de Terminator o cualquier film de ciencia ficción, cuya tesis indica que en un tiempo lejano los seres humanos habremos perdido la capacidad de comunicarnos mutua y efectivamente es probable que así sea, pero por suerte para la humanidad entera (esto es como casi siempre: la ciudad de Los Ángeles) los OS, los sistemas operativos de los cuales mucha gente ha comenzado a enamorarse, de tan inteligentes que son deciden retirarse de este mundo, vaya a saber dónde, sin intentar conquistarlo y dejar a nuestro libre albedrío en paz para que resuelva como pueda este pequeño problema.

Afortunadamente, Spike Jonze, por el momento, no tiene la solución para nuestra especie y el film. Más de 100 minutos con el repertorio gestual en primeros planos y planos medios de Joaquin Phoenix. Más de una hora y media en el que se nos muestra los últimos juguetes tecnológicos dispuestos por nuestro escritor para pasar sus noches de ocio, además de pasearnos por la soledad de su protagonista con algún que otro plano secuencia abierto de la límpida L.A y algunos planos muy bellos de un bosque nevado. Un tiempo total de relato suficiente en el que se ve el nacimiento de un idilio que incluye paseos por la playa, parques y demás lugares comunes de las historias de amor, pero con una sola figura y un dispositivo de bolsillo que lo acompaña. Más de 100 minutos que culminan con la figura de Theodore y su más íntima amiga, enamorada también de un OS, sentados de espaldas a nosotros pero de frente a un enjambre de edificios. Ella inclinará su cabeza sobre el hombro del amigo que minutos antes se ha despedido de su ex esposa a través de una carta de amor.

Más de diez minutos de aplausos en la sala cuando aparece el nombre del director de ¿Quieres ser John Malkovich?; otros tantos para el protagonista de The Master pero también de este film. El consenso de los medios es preciso y directo: Her, de Spike Jonze, es la película más importante que se ha visto y se verá en el festival de Roma. Sucede que las metáforas continúan funcionando, y el star-system también.

Fernando Pujato / Copyleft 2013