ESTRENOS ETERNOS (02): SALESMAN

ESTRENOS ETERNOS (02): SALESMAN

por - Críticas, Estrenos eternos
20 Jul, 2016 08:18 | Sin comentarios

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Por Roger Koza

Salesman, la décima película de Albert y David Maysles es definitivamente un clásico del “cine directo”, una vía del cine documental que supo instituirse una vez que la evolución de las cámaras y equipos de sonido adquirieron una materialidad menos intrusiva y más portátil, a mediados de la década de 1950. La destitución de la espectacularidad propia de los elementos técnicos del cine habilitaba así una relación más franca y espontánea con lo real. El ideal consistía en invisibilizar la interferencia del registro y que la realidad hablara y se mostrara sin más, un mítico fin que el cine desmintió desde la primera película existente. La mirada es siempre desde y de alguien.

La imprevista humildad técnica abrió nuevos caminos para los curiosos, y los hermanos Maysles supieron demostrar con sus películas que de allí en adelante tópicos insignificantes o presuntamente ordinarios servían como un legítimo campo simbólico poblado de misterios y revelaciones. El hombre común y sus previsibles tareas podían ser entonces protagonistas de un film.

Salesman, Albert y David Maysles, EE.UU., 1968

En Salesman, un conjunto de vendedores de biblias viajan del norte al sur de Estados Unidos ofreciendo un bestseller celestial cuyos arcanos escritores solamente transcribieron los párrafos susurrados por el Altísimo. En esas páginas se lee la Historia de la Historia, o la gran crónica del Espíritu Santo y su relación con los hombres, una aventura vertical de la que todo hombre no puede prescindir si quiere dar sentido a su paso por el degradado mundo de la materia. “La Biblia es la única herencia de por vida”, sentencia Paul, uno de los vendedores más cautivantes del film, capaz de imitar a sus compradores y de apelar a insólitos argumentos para persuadir su voluntad. Estos suelen pertenecer, como es de suponer, a las clases menos acomodadas del país.

Los Maysles jamás interactúan con los vendedores ni con los compradores; tampoco entrevistan a sus protagonistas. El método impone anonimato. Eso conlleva que los cineastas reúnan evidencias de una práctica que tiene la peculiaridad dialéctica de contraponer intereses monetarios a fines espirituales. Las charlas motivacionales organizadas por la editorial, la convivencia de los vendedores en el trabajo y el tiempo de ocio compartido, y la relación con la institución religiosa alcanzan para entender una forma de vida desconocida. Los hermanos nos venden una “enciclopedia católica con las 43.000 respuestas para la fe”, pero los 90 minutos de su film son suficientes para enseñar con rigor y amabilidad un camino de interacción entre el cine y la realidad.

* EL Jueves 21, a las 20.30 h, se proyectará en La Quimera, Pasaje Escutti y Fructuoso Rivera

Esta crítica fue publicada en el diario La voz del Interior 2016

Roger Koza / Copyleft 2016