EL MULTIVERSO DEL MOMENTO

EL MULTIVERSO DEL MOMENTO

por - Ensayos
31 May, 2022 11:10 | Sin comentarios
Tal vez el cine fue siempre un multiverso, más allá de que la curiosidad por las formas de hacer cine sea tímida o inexistente.

Una virtud de casi todas las películas que toman como matriz de sus relatos las historietas de Marvel es la relación lúdica que propone el modelo literario original con las ciencias. Muchos de los superhéroes de la cultura del espectáculo global, quizás remedos de los ancestrales héroes de la mitología griega, se definen por su relación con el conocimiento. El caso más notable es el del excéntrico millonario Iron Man, no muy distinto del menesteroso doctor Bruce Banner, el científico devenido en monstruo verde de la melancólica El increíble Hulk. No son los únicos.

El concepto que sobrevuela ahora es el del multiverso. La multiplicidad de universos paralelos en los que la línea del tiempo comenzó igualmente para todos los entres, pero en los que la dirección en cada caso es absolutamente inconmensurable respecto de otro, constituye una fantasía metafísica que remite a los Vedas en sus primeros esbozos y que un filósofo como William James, dos milenios y medio después, retomó con otra perspectiva en su hermoso libro El universo plural (1909). Un poco después la misma idea fue retomada esporádicamente en la física del siglo XX, y en la última década hubo novedades en la materia porque dos científicos creyeron reunir evidencia de lo que hasta ahora era una posibilidad lógica.

Doctor Strange en el multiverso de la locura

En la fallida y farragosa Doctor Strange en el multiverso de la locura, uno de los riesgos entrevistos por el superhéroe y sus compadres es el de la interferencia. El paralelismo de cada universo sería lo infranqueable porque la simultaneidad define la coexistencia y su límite ontológico. Infligir el límite en términos especulativos, y por ende narrativos, es una licencia poética magnífica para poder conjeturar posibilidades en el destino y asimismo volver a dilemas que jamás dejan de inquietar.

Los múltiples Yo del personaje de Benedict Cumberbatch presuponen que no hay ningún Yo del Doctor Strange más verdadero que otro en todos los universos; también revela algo todavía más desgarrador: la contingencia absoluta del Yo en el propio mundo. (Desde que se empieza a existir, las variables cercanas son las que comienzan a delimitar la personalidad, una visión de mundo y los gustos. Cuando se está en condiciones de elegir ya existe un núcleo fuerte que solo el trabajo meticuloso y constante de la conciencia puede llegar a reconstruir en su diseño y tal vez a modificarlo). 

Resulta dudoso pensar que por estas películas los espectadores vayan masivamente a consultar The Number of the Heavens (Tom Siegfried), por citar un título extraordinario sobre el multiverso. También resulta impensable que esos mismos espectadores acostumbrados a un sistema narrativo rígidamente definido puedan permitirse experimentar el auténtico multiverso del cine. Es decir: comprobar las mil y una formas de hacer cine entrando en una sala imaginaria a las 11 de la mañana para ver El hombre hormiga, tres horas más tarde sorprenderse con un pequeño drama turco de Nuri B. Ceylan, en la tarde reírse del ingenio de Ignacio Agüero y en la noche asombrarse con Sherlock Jr. de Buster Keaton, que en 1924 hizo la mejor secuencia hasta el momento de un personaje que pasa por múltiples universos en dos minutos.

*Publicado en Revista Número Cero en el mes de mayo 2022.

Roger Koza / Copyleft 2022