EL FUERA DE CAMPO DE BARILOCHE

EL FUERA DE CAMPO DE BARILOCHE

por - Entrevistas
04 Jul, 2018 11:45 | 1 comentario
José Celestino Campusano habla de El azote, su segunda película que transcurre en Bariloche, una ciudad que no se parece en nada a la ciudad del esquí y de los viajes de egresados.

Un exmúsico de heavy metal trabaja como asistente social. Su labor en el centro de menores judicializados en el que se desempeña no es nada amable. Para el Murciélago, el trato con los jóvenes marginales de Bariloche, famosa ciudad turística de la Patagonia, se vuelve todavía más enrevesado debido a otros problemas de índole familiar y amorosa, sin perder por eso la visión de justicia que lo guía.

Campusano advierte el oscuro contracampo social de la pulcra y onerosa ciudad reconocida por sus centros de ski y oferta turística, a la que no le dispensa prácticamente un plano, centrándose solamente en ese fuera de campo en el que nadie suele detener su mirada. En efecto, en El azote se constata la precariedad edilicia, la corrupción familiar, el desamparo juvenil y el estéril voluntarismo de su héroe, cuya real “impotencia” es saber que nada habrá de cambiar.

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Roger Koza: Como le gusta decir a usted acerca de todas sus películas, El azote está basada en hechos reales. Las películas hollywoodenses suelen abusar bastante de esta indicación inicial. ¿Por qué para usted es tan importante el origen de sus relatos?

José Celestino Campusano: En realidad, el concepto es bastante mas abarcativo y se relaciona con integrar a los a veces invisibles sectores sociales a los cuales felizmente accedemos, en materia de contenidos, producción, personificación y posterior difusión, o sea que la fuerza e incondicionalidad de las anécdotas reales son solo el primer paso en nuestra productora, por ello nunca ponemos al comienzo del film la frase «basado en hechos reales»; sería muy obvio destacarlo en forma constante, siendo que nuestra mayor obsesión claramente es utilizar recursos del área documental en el marco de ficciones explorando por ello diversos grados de verosimilitud, pero dejando como contrapartida recursos en la comunidad.

RK: Con El azote se confirma completamente una nueva etapa de su cine. De Vil romance a Fantasmas de la ruta, usted eligió filmar un territorio conocido y contar historias que le eran muy cercanas. De ahí en más abandonó el impulso antropológico por dejar constancia de una de una forma de vida y se empeñó en recorrer nuevos lugares y a su vez en detectar casos de injusticia que no suelen estar en el cine. ¿Cómo ve usted este período en el que filma en otros países o en otras ciudades del país, alejado de Berazategui y Quilmes?

JCC: Creo que hay un pequeño error: jamás hemos abandonado el impulso antropológico. Los films actuales rodados en Brasil, Bolivia, EE. UU. o en diferentes zonas de nuestro país mantienen como nunca la vigencia de las convicciones fundacionales de CINEBRUTO; por otro lado, el espectro internacional es perfectamente generoso e inabarcable y cada realización nos facilita asumir nuevos riesgos en ese sentido. Respecto de las injusticias, yo creo que nuestros personajes en todo caso quedan retenidos en un universo trágico al no resolver o al proyectar su cuota de oscuridad, y por ello son presas fáciles de instituciones corrompidas.

RK: El caso elegido aquí es el de los menores judicializados. A usted parece interesarle poner atención sobre la relación tensa entre la institución y la voluntad de su protagonista, el Murciélago. ¿Por qué eligió ese modo de retrato?

JCC: Experimentamos una fuerte predilección por historias que escapen a la chatura y repetición de los clisés; esta película fue posible gracias al aporte autobiográfico (manifestado en unos 15 audios) de un asistente social de Bariloche, quien a su vez estuvo presente durante todo el rodaje desempeñándose en áreas técnicas. Por otro lado, el tono autocrítico está presente en todos nuestros films.

RK: ¿Cómo ideó al personaje del Murciélago? Es bastante compleja la caracterización elegida. En su trabajo es magnífico, mientras que su vida amorosa y familiar va por otros carriles.

JCC: En el marco de militancia social en barrios los referentes como el Murciélago son un tanto comunes; se trata de seres que arrastran mucho dolor y por ende ponen la mayor parte de su energía en el afuera, intentando mejorar al entorno inmediato y evitando sobremanera trabajar en su interior, donde generalmente permanecen estancados y heridos.

RK: ¿Cómo trabajó con los actores jóvenes? La lectura que hace de los jóvenes es desgarradora.

JCC: Hay varios adolescentes de los barrios de El alto en el film, quienes resultaron siempre dóciles y aportativos. Hubo escenas (los jóvenes en el auto, el irse de gira con su madre) que se sumaron a último momento y fueron provistas por personas cercanas a experiencias de esta naturaleza. Por otro lado, es sorprendente el nivel de precocidad delictiva y sexual de muchos adolescentes, existen factores sumamente acuciantes como el desprecio por el origen y por la raza, y el maltrato secular de ciertas instituciones, temperaturas con varios grados bajo cero, la mala alimentacion y el escaso abrigo, sumado por supuesto a las fricciones y los enfrentamientos entre familias, lo que genera un marco de constante ultraviolencia.

RK: ¿El personaje de la joven religiosa es una invención suya? De todos modos, es un doble trágico del Murciélago. Cuéntenos un poco del lugar que usted le da.

JCC: Existió verdaderamente y fue parte y testigo de varios de los conflictos que narra el film. En mi opinión, creo que resultó clave al momento de quebrar la lineanidad que acecha todo relato, ya que se maneja con parámetros no compartidos por el resto de los personajes.

RK: La interacción de clase es otro eje secundario, una preocupación reiterada en las últimas películas. Aquí, como en otras, el erotismo es una zona de confluencia de clases. ¿Por qué elige ese nexo?

JCC: El erotismo es una confluencia de clases que elijo porque allí los límites se diluyen y priman los deseos más instintivos e ingobernables, lo que colabora siempre con la dramatización.

RK: Es muy interesante la forma en que registra Bariloche. Si no supiéramos que el relato está situado en esa ciudad onerosa, nadie se daría cuenta. ¿Por qué eligió dejar en fuera de campo los típicos espacios que suelen asociarse a la ciudad?

JCC: Por darle visibilidad a lo que realmente nos importa, que son en definitiva los padeceres del ciudadano de a pie, de los más afectados, quitando todo vestigio de lo que podría definirse como cine turístico.

RK: En su anterior film en Bariloche, El sacrificio de Nehuen Puyelli, usted incorporaba al inicio, como aquí, prácticas ligadas a una difusa espiritualidad. La madre del Murciélago percibe cosas. ¿Qué interés le despiertan estos temas o a qué se debe la inclusión?

JCC: Yo diría que si esas prácticas de alguna forma afectan el presente de los seres humanos en realidad son difusas solo para el que intenta percibirlas desde un cierto afuera. El interés que me despierta está íntimamente ligado al haber comprobado que existen procesos que escapan por completo al mundo racional que tanto nos influencia y determina.

RK: Recientemente usted se lanzó a la realidad virtual en el cine, en cuanto posibilidad técnica que le permite intensificar la ficción y no solamente la percepción. Brooklyn Experience ya fue estrenada, pero usted tiene otros films sin estrenar. ¿Qué le interesa de todo esto?

JCC: Las tecnologías inmersivas son un espacio audiovisual con reglas propias y por descubrir, es un advenimiento que no sucedió en todo un siglo de explotación del encuadre; me fascina que sea una herramienta que ni siquiera está instalada y aun así podamos conmover con ella al prójimo.

RK: Usted no deja de filmar. ¿Cuántas películas tiene por estrenar?

JCC: Estamos en plan de concluir la posproducción de Hombres de piel dura, film que aborda la sexualidad de púberes y adultos en zonas rurales de la provincia de Buenos Aires; también estamos negociando fondos para concluir la posproducción de Bolivia profunda, un documental 360 rodado en el país homónimo, y por último estamos rodando en breve las escenas finales de La secta del gatillo, una resignificación del libro escrito por Ricardo Ragendorfer sobre la mafia policial de la policía bonaerense, también en video 360 y con la actuación del propio Ricardo.

* Esta entrevista fue publicada en Revista Ñ en el mes de junio 2018.

Roger Koza / Copyleft 2018