EL CINEASTA INTEGRAL

EL CINEASTA INTEGRAL

por - Ensayos
01 Dic, 2021 11:43 | Sin comentarios
Histórica muestra en la ciudad de Córdoba dedicada al maestro Jorge Sanjinés.

El cine latinoamericano del período en curso participa sin más de lo que se puede denominar el internacional style, como alguna vez lo denominó el cineasta y crítico argentino Nicolás Prividera. En esa provocación que, como corresponde —para hacer sentir la anuencia con una cosmovisión específica—, se expresa en inglés, es posible identificar un conjunto de procedimientos poéticos y predilecciones temáticas que modelan el cine de un continente a expensas de un sistema general que ordena el cine global. En efecto, los cineastas latinoamericanos aprenden velozmente el falso esperanto estético con el cual representan dramas juveniles asépticos, historias mínimas con personajes que prescinden de tomar la palabra y retratos del malestar social en el que los protagonistas, condenados o rebeldes, se han entregado a la barbarie. Hay matices, pocos, algunas variaciones, pero muchos cineastas se sienten cómodos al asumirse como miembros imaginarios de un cine internacionalista que circula en escalas por diversos festivales como si estos fueran las capitales del cine. 

Jorge Sanjinés comenzó a filmar en 1961 y recién en 1966 estrenó su primer largometraje, Ukamau. Hizo desde entonces algunas películas con una razonable asiduidad, pero fue recién en 1989 cuando desplegó en La nación clandestina lo que fue primero una intuición, luego una conjetura y posteriormente una poética: el plano secuencia integral. Bajo ese concepto estético, Sanjinés estableció un nexo entre lo real y el lente estimando que la percepción de la duración del tiempo en Bolivia desestima la línea recta. Quien ha nacido en ese territorio recoge otra experiencia del tiempo en sintonía con una cosmovisión inconmensurable respecto a la de Occidente. ¿Una ontología estética? Es posible, pero antes de ser una caracterización del ser boliviano resulta antes que nada un desvío frente al imperativo estético de nuestro tiempo descripto más arriba.

En otras palabras, la poética de Sanjinés precisa una revisión y merece un redescubrimiento, y también un gesto de apropiación entre sus colegas más jóvenes que actualice lo que él empezó décadas atrás, acaso para entrever que en su concepto no solo se pone en juego otro tiempo, sino también una modalidad de ser y estar y a la vez de percibir el espacio y los conjuntos en un territorio. En verdad, es un muy buen momento para estudiar los once largometrajes y tres cortometrajes en su haber. Es un muy buen momento porque contrastar la vía de Sanjinés como expresión desmarcada del estilo internacional dominante tiene mayor vigencia que nunca. Y también lo es para prepararse y recibir con mayor conocimiento de su obra, la anunciada película decimoquinta, titulada por ahora Los viejos soldados.

*Fotograma de encabezado: La nación clandestina.

Roger Koza / Copyleft 2021

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