EL CINE Y LOS DÍAS: EL 2007 EN PELÍCULAS

EL CINE Y LOS DÍAS: EL 2007 EN PELÍCULAS

por - Top 10 anual
06 Ene, 2008 09:46 | 1 comentario

Opera Jawa

Por Roger Koza

A mediados de diciembre, viajando por la autopista que va de Rosario a Buenos Aires, observo una publicidad en la ruta que me resultó intrigante y reveladora. Decía: «Coming soon». No se trataba de un letrero sobre algún film manufacturado en Los Angeles y protagonizado por Tom Hanks. No. El anuncio, empotrado en una pared que delimitaba dos territorios, no muy lejos de la estética que se utiliza para separar a palestinos e israelíes, prometía vivir dentro de un lugar de película, es decir, habitar un set simbólico llamado barrio privado en el que uno vive feliz como las estrellas. O al menos esa es la fantasía.

Al llegar a Buenos Aires, unas dos horas después, participo de una ceremonia de colación escolar. Una vez más, cierta noción del cine sobrevuela el ambiente: los chicos reciben su título mientras se escucha una musiquita de alguna película reciente. La música de películas ha llegado a ser un suplemento necesario para tener emociones en la vida fuera del cine.

Dos semanas más tarde leo un diálogo entre Jean-Luc Nancy y Abbas Kiarostami. El realizador de Primer plano sostiene: «El poema nunca cuenta una historia, ofrece una serie de imágenes… Muy raramente escuché a alguien decir, a propósito de un poema: no entiendo… Pienso que si el cine debe ser considerado un arte mayor hay que acordarle esta posibilidad de no ser comprendido».

Aunque durante el 2007 se han estrenado muchas películas importantes, los llamados tanques de Hollywood siguen prevaleciendo no sólo en la taquilla sino en el imaginario colectivo. Se ha constituido una gramática y una pragmática del cine. El cine se escribe (y se entiende) de una manera. El cine se recibe también de un determinado modo. Al decir se escribe quiero expresar: hay una convención no escrita pero altamente acatada en la que el cine es una máquina narrativa. La esencia del cine, se postula, es contar historias.

Es decir, hay que organizar los acontecimientos de modo tal que un instante esté concatenado a otro, de lo que se predica una razón oculta y suficiente en la lógica de nuestros actos. Todo lo que hacemos es parte de una historia. Nuestra vida es una película. Hay personajes, problemas y resoluciones, el cine viene a confirmar una antropología, a garantizar coherencia allí donde está el acecho de la vacuidad de cada acto y una repetición infinita del instante desprovisto de un fin que le dé sentido.

Entre los dos ejemplos citados más arriba y la cita de Kiarostami se puede advertir una brecha de índole filosófica entre dos posicionamientos respecto de cómo entender nuestra participación en el mundo, pero que tiene sin dudas una implicancia en la relación que tenemos con el cine.

Por eso, cuando se estrena un film como Café Lumiére, Honor de caballería, El cielo gira, Los últimos días (en video), incluso películas como Imperio y Una mirada en la oscuridad, en el que hay una tensión entre cierta voluntad narrativa y otra sensorial y poética, el espectador  (y muchos críticos) experimenta perplejidad y  tedio, pues no sabe muy bien qué mirar, o cómo hilvanar los planos que no ofrecen y se resisten a un desciframiento orientado al relato. En verdad, son películas que no sólo cuestionan la norma del gusto hegemónico; son películas que cuestionan una metafísica de la vida cotidiana. Ello no significa que en el conjunto de actos que conforman la experiencia humana no se pueda distinguir intensidades y situaciones que poseen una fuerza simbólica que vitalizan la vida de un grupo o un individuo. De allí que un film como Juventud em marcha, de Pedro Costa, a mi juicio, una de las mejores películas de la primera década del siglo XXI, sea un objeto casi inescrutable, pues su perfección metodológica consigue filmar el acontecimiento con su propia prestancia, y hay allí un alumbramiento de un mundo vivo sin la imposición de un capricho narrativo, ese gesto de pensar que cualquier vida tiene un guión único, sesgado pero efectivo. La vida no es un argumento, decía Nietzsche. Tampoco es un guión pensado como historia.

He confeccionado dos listas. La primera supone, de acuerdo a mi criterio, lo mejor que se estrenó en Argentina durante el 2007. Sin embargo, habría que discutir que se entiende por Argentina, pues películas como Honor de Caballería y The Host no se estrenaron en ninguna sala de la provincia de Córdoba. Tampoco Café Lumiére. Y films como Reyes y reina, La noche del Sr. Lazarescu, Mooladee, El cielo gira, estuvieron en cartelera gracias al empecinamiento de ciertas instituciones alternativas que suelen programar estas películas aunque están en exhibición por 4 días. Es poco tiempo para que estos films sean descubiertos.

En verdad, hay otra discusión que pasa por dónde se puede ver otro cine, incluso discutir sobre él. A grandes rasgos, el cine y los discursos en torno a él, se ve y se producen en Buenos Aires. Hay una distancia casi inconmensurable entre quienes viven en Capital y el resto del país. Ni siquiera una ciudad como Rosario, en donde puede observarse un difuso movimiento en torno al cine puede equipararse a lo que ocurre en Buenos Aires. Esto invita a que cualquier cinéfilo encuentre en Internet una suerte de salvación a la mano. Pero tal experiencia queda privatizada y no llegar a constituirse en una experiencia colectiva. En efecto, el cinéfilo queda aislado, aún cuando puede creer estar participando de cierta intersubjetividad virtual, insuficiente para crear una cultura fuera de la red en la que se pueda hacer, ver, discutir otro tipo de cine. En ese sentido, la proliferación de cineclubes en provincias como Catamarca, Chubut, Tierra del fuego indica una respuesta más orgánica, pues además de contrarrestar la selección no natural del mercado se desmarcan  de una tendencia en alza: la privatización de la experiencia de ver cine.

La segunda lista está confeccionada a partir de las películas que pude ver en festivales diversos (Cannes, Guadalajara, BAFICI, Hamburgo, Mar del Plata). He dejado afuera algunos films que he programado para clases y cineclubes que no han tenido estreno en el país y que tampoco he visto en festivales. En ciertos casos, films como Hamburg lectures, Juventud em marcha, Day night, day night, Offside que los he visto por vez primera en el 2006 y que durante el 2007 los volví a ver, aunque me cuesta los dejaé afuera. Corresponde que los excluya, pese a que considero que el de Costa y el de Kormakar son extraordinarios. También, si films como Una mirada en la oscuridad, Los últimos días, Cuando el dique se rompió se hubiesen estrenado en vez de pasar directamente a DVD, otra hubiera sido mi elección y mis prioridades en la lista que sigue a continuación (Linklater, Van Sant y Lee han hecho películas mucho más relevantes que una cantidad de bodrios que se han estrenado, y suponen ser películas que llevarían su público). Un criterio casi antojadizo, pues muchos de los films elegidos han sido estrenados en DVD ampliado, modalidad que se va naturalizando y que nos acostumbra a ver algunas obras maestras en un formato inadecuado.

Fue un buen año. Y si bien murieron Bergman, Yang, Antonioni y Sembene, ni la cinefilia ni el cine han muerto. Todavía hay autores, cineastas y maestros. Todavía hay cine. Y ello incluye al cine argentino, a pesar de que se ha constituido una mirada uniforme sobre él que lo condena por su narcisismo generacional y un realismo de conveniencia. Aunque los cánticos crepusculares estén de moda y tenga la palabra los medios que forman la opinión y le gusto, el cine no ha muerto. Si así parece es porque las películas están ocultas y no circulan. No se puede desear aquello que no «existe».

PELÍCULAS ESTRENADAS COMERCIALMENTE EN ARGENTINA DURANTE EL 2007

Café Lumiére

 1. Café Lumiére, de Hou Hsiao Hsien, Taiwán-Japón, 2004.

2. Honor de caballería, de Albert Serra, España, 2006.

3. La muerte del Sr. Lazarescu, Cristi Piui, Rumania, 2005

4. Reyes y reina, de Armand Desplechin, Francia, 2004.

5. Cartas desde Iwo Jima, de Clint Eastwood, EE.UU-Japón, 2006.

6. Imperio, de David Lynch, EE.UU., 2006.

7. Moolaadé, de Ousmane Sembene, Senegál, 2004.

8. El cielo gira, de Mercedes Álvarez, España, 2004.

9. The Host, de Bong Joon-ho, Corea del sur, 2006.

10. M, de Nicolás Prividera, Argentina, 2007.

11. Corazones, de Alain Resnais, Francia, 2006.

12. Blackbook, de Paul Verhoeven, Holanda, 2006.

13. El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, de Andrew Dominik, EE.UU., 2007.

14. El árbol, de Gustavo Fontán, Argentina, 2006.

15. Juegos de amor esquivo, de Abdellatif Kechiche, Francia, 2004.

16. Inocencia salvaje, Phillipe Garrel, Francia, 2001.

17. Luces del atardecer, Aki Kaurismaki, Finlandia, 2006.

18. Bucarest 12.08, de Corneliu Porumboiu, Rumania, 2006.

19. Deja vu, Tony Scott, EE.UU., 2007.

20. Ratatouille, de Brad Bird, EE.UU., 2007.

PELÍCULAS VISTAS EN FESTIVALES DURANTE EL 2007.

1. Opera Jawa, de Garin Nugroho, Indonesia, 2006.

2. Syndromes and a century, de Apichatong Weerasethakul, Tailandia, 2006.

3. The Rebirth, de Masahiro Kobayashi, Japón, 2007.

4. Paranoid Park, de Gus van Sant, EE.UU., 2007

5. The flight of the red balloon, Hou Hsiao Hsien, Francia, 2007.

6. Alexandria, de Alexander Sokurov, Rusia, 2007.

7. Bamako, de Abderrahmane Sissako, Mali, 2006.

8. Princess Raccoon, de Siejun Suzuki, Japón, 2005.

9. Dong, de Jia Zhangke, China, 2006.

10. Promesas del Este, de David Cronenberg, Canadá, 2007.

11. Daqui pra frente, de Catarina Ruivo, Portugal, 2007.

12. Ten canoes, de Rolf de Heer, Australia, 2006.

13. Women on the beach, de Hong Sang-soo, Corea del sur, 2006.

14. Secret sunshine, de Lee Chang Dong, Corea del sur, 2007.

15. Stuck, de Stuart Gordon, EE.UU., 2007.

16. Fabricando a Tom Zé, de Decio Matos Jr., Brasil, 2007.

17. Jardins en autumme, de Otra Iosseliani, Francia, 2006.

18. Copacabana, de Martín Rejtman, Argentina, 2007.

19. El hombre robado, de Matías Piñeiro, Argentina, 2007.

20. Lo que sé de Lola, de Javier Rebollo, España, 2006.

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