EL BAFICI DESPUÉS DEL BAFICI 2015 (01): LOS PRIMEROS PASOS. DIÁLOGO CON FERNANDO SARQUÍS, DIRECTOR DE MIRAMAR

EL BAFICI DESPUÉS DEL BAFICI 2015 (01): LOS PRIMEROS PASOS. DIÁLOGO CON FERNANDO SARQUÍS, DIRECTOR DE MIRAMAR

por - Entrevistas, Festivales
26 Abr, 2015 06:59 | Sin comentarios
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Miramar

Por Roger Koza

Fernando Sarquís sigue los pasos de una joven que ha ganado una beca y tiene que decidir si deja o no a sus padres en la ciudad turística a la que se refiere el título. Es un dilema vocacional y familiar. La dúctil y fotogénica Florencia Decall y el intenso Maximiliano Gallo, a pesar de las diferencias de edad, tienen química y sostienen el peso dramático de Miramar. La inmensa laguna de Miramar es el otro personaje clave, incorporado con astucia por Sarquís, como se puede verificar en el plano que cierra la película.

Como muchas de las películas cordobesas recientes, el territorio simbólico elegido por Sarquís coincide con un universo circunscripto a su conocimiento: un lugar cercano, una generación a la que pertenece. Es un debut atendible, porque a pesar de trabajar en una zona narrativa sin riesgos mayores, el joven cineasta tiene sensibilidad para combinar elementos espaciales con otros dramáticos, lo que se puede verificar en la puesta en escena.

De él se puede esperar más, como de tantos otros realizadores cordobeses de su generación. Miramar es una película tentativa y discreta, un film no adolescente sobre una adolescente.

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Fernando Sarquís en las locaciones de Miramar

Roger Koza: Es su primera película, y a juzgar por el mediometraje no estrenado Amar, temer, partir, sus películas suelen trabajar en un doble registro: la intimidad y su relación física con el espacio. En este film, la laguna de Mar Chiquita es un protagonista tan importante como los dos personajes centrales. ¿Cómo percibe este vínculo en sus películas?

Fernando Sarquís: Siempre me pareció interesante la imagen que uno tiene de su hogar de infancia, el tamaño de las puertas, las distancias entre las habitaciones. Cómo un mismo espacio físico es recordado de diversas maneras por las personas que lo han transitado. Creo que tenemos una especie de filtro emocional con respecto a cómo percibimos los lugares, mucho más aún cuando los estamos recordando.

Siento que entre los dos proyectos mencionados existe un vínculo en su forma de ser narrados, ambos tienen un gusto a recuerdo, los personajes se ven afectados por su entorno y el entorno afectado por la percepción de ellos. Si los sucesos de nuestras vidas son la melodía de la obra, los lugares son necesariamente la armonía que le da sentido a la pieza, somos ambos conviviendo.

En el caso de Miramar la presencia de la laguna es muy fuerte, ella estuvo ahí antes que el conflicto existiese, y seguirá ahí pase lo que pase, observando. En esa localidad la presencia de la laguna es brutal, de alguna forma amenazante, aunque serena y hermosa, siempre sabiendo que en dos oportunidades se tragó a gran parte del pueblo. Desde su lugar nos mira por ahora en silencio y nosotros no podemos saber que está pensando.

RK: La película gira en torno a una acción precisa: la toma de una decisión. ¿Por qué le interesó centrarse en ese acto subjetivo en particular?

FS: Creo que, en general, el decir que sí a algo en la vida implica necesariamente decirle que no a muchas otras opciones, siendo estas decisiones las que van forjando un camino. La protagonista del film está transitando, como usted señala, por el proceso de una toma de decisión, la más importante que ha tenido que tomar hasta el momento y de la cual depende la realidad que ella conoce. Considero que ante esto hay una inevitable muerte simbólica, ya sea del deseo de partir y cumplir con las expectativas que tiene para su vida o la muerte de la realidad como la conoce. Creo que estos duelos internos donde uno se enfrenta a uno mismo intervienen en nuestra formación como personas, son batallas diarias, silentes, determinantes, que no deben ser minimizadas, que nos atraviesan constantemente. Es algo que siento muy real, es por eso que me interesa contarlo.

RK: Usted ya había trabajado con algunos de sus actores. Los miembros de la pareja protagónica cumplen muy bien sus respectivos roles. ¿Cómo trabaja con sus actores?

FS: Los actores son los seres más importantes en una película, extremadamente sensibles y con la capacidad de narrar a través de ellos mismos. En general intento no ser muy invasivo, busco respetarlos, ver cómo ven ellos las cosas, buscar juntos un lenguaje, que por ejemplo ambos entendamos lo mismo con “tristeza”, así a la hora de representarla tengamos herramientas en común para trabajarla. Buscar una clave, un clima para el personaje en esa escena particular. No soy de respetar demasiado el texto del guión, buscamos juntos la forma de llevarlo adelante, sin perder la esencia, los puntos claves. En el caso de esta película los cuatro actores han propuesto en la mayoría de las situaciones cosas tan ricas desde su lugar que amplificaron muchísimo la potencia inicial de la búsqueda.

Con Maxi ya había tenido la suerte de trabajar antes y de él es, quizás, de quien aprendí más hasta ahora sobre lo que compete a la actuación. Gallo es también un gran director de teatro y tiene una visión muy amplia de lo que se está haciendo cuando estamos filmando, entiende lo que él proyecta y cómo esto funciona en la pantalla, es un fuerte pilar donde apoyarse en la realización de un film.

Con Flor fue la primera vez que trabajé, es impresionantemente humilde, sobre todo teniendo en cuenta su próspero presente y futuro como actriz, tiene la capacidad de entregarse a uno, de confiar. Es una gran actriz y estoy seguro de que lo que hemos visto hasta ahora de ella es solamente la punta del iceberg de lo que tiene para dar.

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Miramar

RK: Usted escribe, edita y dirige sus películas. ¿A qué se debe esta decisión?

En el caso de Miramar el montaje lo trabajé junto con Lucía Torres y José Benassi, ellos fueron fundamentales para la concreción del film. Respondiendo a la pregunta, creo que, en la forma en la que he encarado mis producciones, las instancias de guión, dirección y montaje están estrechamente vinculadas, teniendo una especie de guión nuevo en cada etapa, construyendo de nuevo la película, como reescribiéndola, y es por esto que me interesa participar activamente en las tres etapas, las siento fundamentales para la totalidad narrativa del film y, si bien disfruto compartirlas cuando lo siento necesario, no siento interés aún en delegarlas.

RK: Hay una decisión formal ostensible a lo largo de toda la película: evitar el plano-contraplano y sustituirlo a menudo por un enfoque-desenfoque en tanto que forma de seguir la interacción verbal y gestual entre los personajes. ¿Por qué ha elegido esa forma de registro? No es justamente la manera más elegida por sus colegas.

FS: Me acuerdo de que mis primeras aproximaciones a filmar fueron con cámaras digitales, de éstas que tienen todo en automático, las sentía frías, plásticas, les faltaba una cuota de humanidad, carecían de la posibilidad del enfoque selectivo, de la elección de la profundidad de campo. En algún práctico de fotografía de la Escuela de Cine de la UNC nos hicieron narrar una historia en tres fotos, encuadradas de la misma manera pero cambiando los puntos focales, develando así nueva información del mismo cuadro, ahí me di cuenta de que era un recurso hermoso, que podías manejar la información de lo que estaba en pantalla sin la necesidad de tener que cortar o reencuadrar, sentí que le sacaba lo frío al encuadre, lo hacía más humano, trabajando como lo hacen nuestros ojos, que tienen el poder de centrar la atención a un objeto con solamente hacer un cambio de foco, sin necesidad de aproximarnos a éste.


Trabajando con los actores entendí que el plano secuencia y las tomas de larga duración les daban más lugar para poder explayarse, moverse en el espacio, llegar a un clima o estado. Sumado a esto, pienso que el encuadre como elemento pictórico nos permite componer y distribuir la información, dirigir la atención según la disposición de los objetos, de los puntos de interés. 
Teniendo estos factores en cuenta me pareció la forma más “humana” de narrar dentro del cuadro, trabajar el montaje interno, buscar dentro del mismo qué es lo que está pasando. No tengo una postura en contra del uso del plano-contraplano, simplemente no le encuentro aún lugar en la forma en que a mí me interesa narrar; sin embargo, a veces siento que se hace un abuso de este recurso.

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Miramar

RK: Miramar es también un film sobre la vida de los pueblos, en el que la repetición obliga a sus pobladores a una intrascendencia involuntaria. El dilema de Sofía pasa por ir en búsqueda de otra posibilidad en su vida y alejarse de sus padres. ¿Qué opinión tiene sobre esta dinámica cotidiana que usted sigue muy bien?

FS: Me cuesta verlo como una generalidad, creo que el dilema de Sofía, si bien puede empatizar con mucha gente joven en su misma situación, no es un sentir obligado en las personas que viven en lugares pequeños. Creo que siempre hay peceras más grandes y depende de uno qué lo hará feliz. En comparación con Miramar, Córdoba es una ciudad inmensa llena de opciones y oportunidades, pero así mismo Córdoba no se compara en oferta con lugares como Berlín o Buenos Aires. Creo que la intrascendencia es relativa, no sé bien con qué regla se mide, imagino que la determina el campo de acción donde se desempeña el sujeto o el campo donde desea desempeñarse, dando paradójicamente mayor posibilidad de trascendencia mientras menor es la esfera donde uno se mueve.

Con respecto a la dinámica cotidiana planteada no pretendo un juicio de valor generalizado, siento que en el caso de Sofía, si su realidad no le está haciendo bien es “correcto” tener en vista otras opciones, así mismo las consecuencias que éstas implican, su mundo es parte de ella como ella es parte de muchos mundos, todos éstos se verían colapsados en mayor o menor medida con su ausencia, con su toma de decisión.

RK: Tengo la impresión de que el horizonte de la laguna funciona como una fuga metafórica y concreta. En el plano final del film el propio horizonte parece mirar a Sofía. ¿Cómo ve usted este contraplano final tan sugestivo?

Éste es casi el único contraplano de la película, es el momento en que Sofía es observada por la laguna, y es abandonada por ella, alejándose lentamente. Si Sofía se va del pueblo en ese momento o no, creo que resulta casi anecdótico, ya que el sentir del personaje está claro, su visión sobre el lugar, todo elemento externo que altera su deseo eventualmente desaparecerá, ya sea la culpa, la situación en la que quedarían sus padres; es en este plano en el que nos retiramos de su forma de ver el pueblo. Mientras nos alejamos la vemos cada vez más pequeña, volviéndose insignificante en comparación con la gran orilla, vemos un par de motos que pasan, palmeras en la costa, elementos que no estaban presentes a lo largo del film en la subjetividad del personaje, donde solamente existía su microuniverso y las personas que lo habitan; Miramar a través de sus ojos.

RK: ¿Qué expectativas tiene del BAFICI y cómo entiende usted su participación en ese festival?

FS: Siento que el BAFICI es un gran festival, me pone muy contento poder ser parte de él. La primera expectativa es la de que la película pueda ser vista por la gente, si bien puede resultar una obviedad ésta es mi primer película, por lo que ésta es la primera vez que voy a exhibir un film ante un público ajeno a mí. Si bien Miramar fue realizada desde una urgencia personal, ahora me encuentro en un lugar donde me interesa la reacción de la gente y así poder cerrar el ciclo de la comunicación.

Nuestra participación en el festival es algo que nos ha generado inmensa alegría; de todas formas, soy consciente de que los elementos que determinan que una película esté en un festival de cine son en un alto porcentaje subjetivos, no reniego de que así lo sea, no hay otra forma de “catalogar” el arte sino a través de una visión, que es siempre subjetiva. Pero, si bien es un reconocimiento por el cual nos sentimos muy agradecidos, más allá del posible prestigio que le pueda dar o no a una película un festival, el film en la pantalla sería el mismo, con o sin laureles de por medio.

RK: Una vez más hay presencia de cine hecho en Córdoba. ¿Cómo ve usted el surgimiento del cine en nuestra provincia? ¿Se siente parte de una historia colectiva protagonizada por cineastas de su generación?

FS: El cine en Córdoba es un hecho, se está haciendo cada vez más, cada vez mejor. Hay una búsqueda de industria, ya hay referentes del cine hecho en Córdoba, películas como El grillo o Atlántida, que en mi opinión no tienen nada que envidiarle a otros cines producidos en polos más hegemónicos de producción cinematográfica. Creo que hay un gran compañerismo a la hora de hacer cine en Córdoba, se hacen sociedades entre pequeñas productoras, se abren muchas más puertas de las que se cierran, creo que somos muchos trabajando en películas, desde nuestro lugar, desde nuestra necesidad de hacer. Lo que nos queda es trabajar cada vez más, unirnos cada vez más, hacer mucho más cine.

Esta entrevista fue publicada en otra versión y con otro título por el diario La voz del interior en el mes de abril de 2015

Roger Koza / Copyleft 2015