EL BAFICI DESPUÉS DEL BAFICI 2014 (01): LA LOCURA DE LOS SOLITARIOS

EL BAFICI DESPUÉS DEL BAFICI 2014 (01): LA LOCURA DE LOS SOLITARIOS

por - Ensayos, Festivales
16 Abr, 2014 10:31 | comentarios

Momento Bazin de Despertando a la vida

Por Roger Koza

En una vieja entrevista, Jean-Pierre Rehm, crítico y programador (y actual director artístico de FidMarseille), decía que “los festivales de cine permiten que los cineastas y las películas estén menos solos”.  Una declaración enigmática que él se encargaba de explicar. Dicho de otro modo: ¿donde se podrían ver películas como Two Meters of This Land, The Joycean Society, incluso el mejor film de este BAFICI, Dialogue d’ ombres si no fuera en un festival? Sin audiencia, estas películas como tantas otras estarían destinadas a la invisibilidad. Lo mismo pasaría con los cineastas: estarían condenados al ostracismo.

Hay otra soledad que Rehm no enunció y que con seguridad conoce muy bien. La soledad de los críticos y de los programadores. Se trata de una experiencia íntima que todo crítico y programador debe incluso buscar y desear. Si él o ella no se entrega en cierto momento a esta experiencia no podrá cumplir una misión específica de su trabajo: conjurar la soledad de las películas y de quienes ponen sus vidas en hacerlas.

¿Por qué debe un crítico y un programador entregarse a este confinamiento voluntario? En principio, para desoír por un rato el murmullo seductor del consenso repiqueteando en su cerebro. Cada vez más los festivales apuestan acríticamente por lo que se ha probado como radical y diferente. Los críticos, por otra parte, parecen dóciles secretarios que confirman las maravillas que provienen de Venecia, Cannes, Berlín.

Pero lo más difícil pasa por otro lado. Entregarse a esa experiencia extrema de soledad conlleva a confrontar el impreciso lugar desde donde surgen los juicios y se construye una mirada. Es el momento en el que se debe entender qué se quiere decir cuando alguien hablando de un film dice de él: “está bien”. La ausencia de un coro de expertos coloca al crítico y al programador frente a frente con una película. ¿Qué pasa entonces? Hay que pensar una película, y con ella pensar el cine, y si es necesario pensar contra uno mismo a favor de pensar algo nuevo, si es que uno se encuentra ante una rareza estimulante, una película desconcertante para nuestro sistema de juicios.

No nos hemos dado cuenta. Nuestros criterios para escribir y seleccionar películas están en crisis. Títulos aberrantes se transforman en genialidades; títulos secretos e imprescindibles quedan afuera de nuestra perspectiva y grilla de programación.

Recuerdo ahora una hermosa frase de un danés que no se abandonó al rebaño, ni jugó para el bando de los poderosos: “El instante de la decisión es una locura”.

Este texto fue publicado por Sin aliento en el mes de abril 2014

Roger Koza / Copyleft 2014