EL BAFICI ANTES DEL BAFICI 2013 (12): DEL TRABAJO A CASA Y DE CASA AL TRABAJO

EL BAFICI ANTES DEL BAFICI 2013 (12): DEL TRABAJO A CASA Y DE CASA AL TRABAJO

por - Críticas, Festivales
08 Abr, 2013 12:32 | 1 comentario

Acerca de Parapalos (02)

parapalosMarcela Gamberini

Ana Poliak la directora de Parápalos es coherente y consistente. Sus películas anteriores- lamentablemente todas han sufrido años de atraso en sus estrenos- se mantienen firme en la idea de mostrar un mundo íntimo, sensible. El mundo del trabajo es el que lentamente se acerca y se mezcla con el mundo de lo privado. Aquello que se despliega en el mundo público, el del trabajo, Poliak lo resignifica en los actos privados, íntimos, sensibles. Sus películas anteriores Qué vivan los crotos (1990) y La fé del volcán (2001), extienden una línea sutil con Parápalos, una cierta manera de percibir el mundo, una natural sensibilidad y sobre todo una mirada digna sobre sus personajes y sus historias. En Parápalos, el personaje, una jovencito que llega a la capital y se aloja en la casa de su prima para trabajar en un bowling, uno que aún resiste el armado manual de los bolos, experimenta su primer contacto con el mundo exterior: el trabajo, sus compañeros, su prima. No mucho más cuenta la película, pero tampoco mucho menos. Y esa es la estrategia de Poliak, nada es poco importante a la hora de narrar una historia, todo estalla de sentidos, de manera callada y se deja ver en una mirada, en un gesto, en unas voces. Toda experiencia es sensible y el mundo palpita allí donde menos se lo espera, por ejemplo en el trasfondo de espacio acotado, donde se acomodan los bolos; donde apenas entran los cuerpos haciendo piruetas pero a la vez ese lugar que los contiene apenas, estalla de voces que cuentan, a veces en off, historias de vidas, de trabajo, de íntimos placeres, de gustos privados.  Y el protagonista es el que calla, el que escucha, el que absorbe como una esponja, las experiencias de vida de sus compañeros. Pura transmisión de lo empírico, la palabra como transmisora, la palabra como tradición, siguiendo la línea de la dignidad y la libertad de sus personajes que rápidamente devienen en personas, dejando de lado el registro artificial de construcción para quedarnos con la naturalidad de esas voces. Esa topología un poco claustrofóbico, asfixiante, opresiva es el lugar que elige Poliak para narrar y encuadrar a los personajes que contrariamente rebozan de libertad y buen ánimo. Una contradicción interesante que interroga acerca de la relación entre los personajes y sus espacios; en esta película se demuestra que a veces, los espacios no definen a sus personajes, no los caracterizan; sólo los contienen, son sólo escenarios de los discursos, que sí los definen. Tal vez esta sea uno de los modos en lo se expone el comentario social, sin remarcarlo, sin burdos subrayados, sin violencia. El valor de la palabra, de la dignidad, del trabajo es lo que se respira en Parápalos. Un entramado interesante y cuestionador, para una película íntima e inteligente.

Este texto fue publicado en la versión online de El amante en 2012

Marcela Gamberini / Copyleft 2013

Parapalos, Ana Poliak, Argentina, 2004

SA 13, 18.05, V. Recoleta 9

MI 17, 14.40, V. Recoleta 9